HAMBURGO – Río de Janeiro y Santiago de Chile insisten: si los torneos de la gira sudamericana de tenis quieren ganar relevancia, deben abandonar la arcilla y saltar al cemento. Pero Buenos Aires mantiene su postura. El cambio no es una buena idea, sostiene el dueño del Argentina Open.
«Es que eso no tiene nada que ver, la tierra batida es muy importante para el tour», dijo Kristoff Puelinckx a CLAY durante una entrevista en el torneo de Hamburgo, del que es propietario.
Aunque esté detrás de este y otros torneos con su empresa Tennium, Puelinckx habla con tranquilidad y mirada estratégica. No sólo observa el ATP 500 alemán: desde su rol como CEO y fundador de la compañía, tiene el mapa mundial del tenis en la cabeza.
En pocos años, su “agencia boutique” se convirtió en un actor de relevancia en el circuito profesional. Con torneos en Buenos Aires, Amberes, Niza, Hamburgo y Barcelona, y acuerdos tanto con la ATP como con la WTA y la ITF, Tennium ocupa un lugar singular: dialoga con todos los jugadores del tablero, incluso cuando estos no suelen hablar entre sí.
La charla mano a mano con el belga transcurre a pocos metros del estadio central, pero se centra más en los pasillos de poder que en lo que pasa dentro de una cancha. Con el respaldo de su experiencia empresarial en Dubái, Puelinckx traza un escenario futuro donde Asia y, sobre todo, Medio Oriente ganarán cada vez más peso en un calendario profesional en vías de achicarse.
El empresario también alerta sobre la necesidad de proteger espacios históricos como Sudamérica, donde –más allá de los números– hay cultura, talento y tradición. Defiende la innovación que introdujo Kosmos en la Copa Davis, aunque reconoce sus limitaciones. Y, en el camino, desliza algunas críticas hacia la prensa.
Entrevista a Kristoff Puelinckx
– ¿Cómo se imagina el calendario ATP de acá a 10 años? ¿Con más eventos en Asia y en Medio Oriente?
– Sí. Y con menos torneos. Los jugadores quieren jugar menos, les quieren proteger más, así que creo que se van a recortar ATP 250 y a lo mejor algún 500. A nivel de geografía, es una muy buena pregunta, porque ahí se mezclan diferentes intereses. Está el poder del dinero, que en Oriente Medio es mucho y hay interés por invertirlo en el deporte. Se ve lo mismo en Asia. Esto es un reto importante para Europa, donde hay mucho tenis, y también dinero pero no a estos niveles. Hay preocupación, pero por lo menos un área donde ponemos mucho esfuerzo y mucho lobby es Sudamérica, donde, desde el punto de vista puramente financiero, es difícil pero, desde el deportivo, es muy bueno por la cantidad de tenistas que tiene. Y ahora está Fonseca en Brasil. Todas esas cosas ayudan. Por otro lado, que entre al tenis gente con ambición e inversión es positivo porque nos pone presión para subir todos el listón, y eso es una cosa buena.
– ¿Cuál cree que es el objetivo de los saudíes en su fuerte incursión en el tenis?
– Están transformando su economía, puramente basada en el petróleo, en una que invierte en varios otros sectores, como el deporte. Quieren fomentar el desarrollo en su propio país, lo cual también es admirable, porque a fin de cuentas están invirtiendo en lo propio. En fútbol han hecho ya grandes inversiones y su liga es cada vez más potente, entonces ahora salen a mirar otros deportes.
– La otra incógnita es Estados Unidos. ¿Qué pasará ahí?
– Es una buena pregunta porque el número de torneos ha ido bajando. Pero todo esto en un contexto en el que va a haber menos torneos en general. Creo que habrá mucha competencia de ciudades y países para atraer los eventos. Es una buena noticia para nosotros como operadores, porque tendremos más oportunidades de llevar nuestros torneos a un lado o a otro. Pero habrá que ver dónde termina.
– ¿Es verdad que Buenos Aires se niega a jugar en cemento, tal como dijo Catalina Fillol, directora de Santiago de Chile, a CLAY? ¿Y que por eso no atrae tanto como podría atraer?
– Es que eso no tiene nada que ver. La tierra batida es muy importante para el tour. Si no, ya la hubieran quitado o reducido, pero también son tendencias que van y vienen. Hay jugadores a los que les gusta más el cemento, otros más el clay. Lo que quiere el tour es tener un calendario balanceado. No creo que sigan reduciendo más los torneos en tierra batida, porque los van a terminar matando. Y, de nuevo, una gran parte del tenis se juega en esa superficie.
– Si tuviera que imaginar un quinto Grand Slam, ¿dónde lo ubicaría?
– Dudo seriamente que haya un quinto, porque los cuatro que hay protegerían bastante su posicionamiento, pero si lo hubiera creo que tendría que ser en una ciudad donde se viva el tenis. En Oriente Medio no lo veo, creo que recién están empezando. Todo el mundo dice que Indian Wells sería el quinto Slam ideal por las facilities que tiene, su tradición tenística, la calidad del evento. Pero Roma también sería un gran sitio para un Grand Slam. Madrid tampoco está mal, aunque no sé si tendría la infraestructura. Pero no creo que sea una discusión realmente relevante hoy en día.
– ¿Qué opinión le merece el liderazgo de Andrea Gaudenzi en la ATP?
– Votamos a favor suyo y somos fans de Andrea. Ha hecho una gran gestión y tiene una visión muy clara: quiere unificar más el mundo del tenis, subir la calidad del producto y crear una experiencia más premium para el fan y los clientes. También es un hombre comunicativo que escucha tanto a los torneos como a los jugadores. La compensación del jugador ha subido muchísimo en estos años, lo cual nos pone presión a los torneos, pero al final también nos va bien, porque nos obliga a todos a subir la calidad del producto, mejorar los eventos y trabajar más los financials. Este ATP en Hamburgo es un buen ejemplo: lo tomamos el año pasado y le dimos una vuelta entera. Ofrecía una experiencia mucho más básica, tanto en la fan zone como en el área VIP, de hospitality, que antes era sólo el bar del club.
– ¿Qué lecciones se pueden aprender del affaire Copa Davis y Kosmos, la empresa de Piqué?
– La visión de Piqué no fue mala. El formato antiguo de la Copa Davis no funcionaba. Está bien para el país que está en la final, pero el resto del mundo del tenis perdía el interés. Y para los jugadores era muy complicado el home and away [local y visitante], aunque la gente tiene melancolía y le gustaría volver a ver una final de la Davis en Argentina, por ejemplo. Pero creo que la innovación que trajo Kosmos fue buena: el Final 8 es un formato que funciona muy bien y los jugadores del Top Ten lo están jugando. Luego la ejecución y la relación con la ITF tuvieron problemas, pero en esa parte ya no entro.
– Pero podría haber sido mejor, ¿no? A veces se veía muy poca gente en los estadios.
– A los periodistas les encanta decir esto, pero eso fue hace años. Nosotros hicimos la Davis en los últimos dos años, con la final en Málaga, y estaba lleno cada día. El año pasado, un periodista belga publicó una foto de un estadio vacío, cuando el torneo ni había empezado. Entonces, a veces también hay un poco de mala leche de la prensa. La gente se acuerda de lo malo pero, si miras los últimos dos o tres años, fue un gran éxito. Y Málaga estaba llenísimo.

– ¿Qué planes tiene Tennium para este año y el próximo?
– Hay un plan de crecimiento en Europa, Sudamérica y Oriente Medio. Podría ser en Dubái, donde tuve una empresa, o en otros países. En estas tres regiones el plan es seguir comprando licencias, operando torneos y tomando nuevos management contracts.
– ¿Hubo algún proyecto que emprendiera en el mundo del tenis y finalmente no viera la luz?
– Sí. Llevamos tiempo trabajando en varias oportunidades en África, que todavía no se han concretado, pero que confío que antes o después saldrán. Pero es complicado porque algunos países africanos son más adecuados para este tipo de eventos y otros no, y son procesos largos. Es un ejemplo de algo en lo que no sé si hemos fallado, pero al menos está tardando más de lo que nos hubiera gustado.
– ¿Hay lugar para la innovación en un deporte tan tradicional como el tenis?
– Depende de cómo lo veas. Es como en el fútbol, que se puede innovar, pero a fin de cuentas un partido son 90 minutos. En el tenis se ha introducido tecnología para el line calling y se ha mejorado muchísimo el apoyo a los jugadores, con un mayor seguimiento a nivel médico, y también con tools analíticos. Pero para mí la innovación también está fuera de la cancha. La experiencia del fan es muy diferente: antes la gente venía a ver tenis y se iba a su casa. Ahora se pasa casi igual cantidad de tiempo en el fan zone y en el hospitality que dentro de la pista. Hay mucha oportunidad para innovar en la experiencia general del deporte. Pero el deporte en sí, bueno, es que no vamos a cambiar y ahora jugar con una pala de ping-pong al tenis, ¿no?
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