NUEVA YORK – Quizás se lo pensó así Roger Federer cuando venció a Rafael Nadal en Wimbledon 2019 y pasó a la final que terminó en tragedia suiza. No hay dudas que el propio Nadal, consciente de la lucha permanente que lleva con su cuerpo, haya creído que posiblemente la de Roland Garros 2022 es la última vez que estuvo en la final de un torneo grande.
La era del Big Three terminó. Con el suizo retirado y un Nadal incógnito, por ahora Djokovic es lo único que queda de ese tridente. Y es cierto que el serbio, pase lo que pase en Nueva York, habrá firmado una de sus mejores temporadas desde que es profesional. Pero tiene 36 años. Con un estado físico que cualquiera lo quisiera, sí, pero que ya no es el mismo que tenía a los 26.
Es septiembre de 2023 y Novak Djokovic se plantea ese escenario. Que la final que lo medirá ante Daniil Medvedev este domingo 10 sea la última de las 36 veces que salga a la pista a pelear por uno de los torneos que realmente le importan.
Un dato que ha llegado a ser material para los memes: Medvedev sólo ha derrotado a Djokovic cuando el serbio es número uno del mundo. El ruso se ríe. Seguro ha visto las bromas que circulan por internet: «Es gracioso. Novak no es aún número uno (pase lo que pase en la final, lo será a partir del lunes), pero bueno, si queremos bromear al respecto, voy a pensar que el lunes será número uno. No sé por qué la estadística sea así, no creo que tenga nada que ver con los partidos. El domingo no me importará su ranking. Es Novak Djokovic y voy a tratar de ganar».
El serbio es hoy el mejor tenista del mundo y domina sin problemas a la gran mayoría del circuito, aunque las cuatro décadas se le acercan rápido. «A esta edad, cualquier final de Grand Slam puede ser la última. Por eso valoro mucho más la ocasión de pelear por estos títulos, más de lo que lo hacía antes, quizás 10 años atrás, porque hace 10 años sí que sentía que tenía muchas más oportunidades por delante. Hoy no sé cuántas me queden. No sé por cuántas temporadas jugaré los cuatro torneos completos», dijo Djokovic después de vencer al estadounidense Ben Shelton en sets corridos.
El tricampeón en Flushing Meadows ha demostrado en su carrera que es un jugador que sabe sacarle el mejor provecho de sus errores y que no tropieza con la misma piedra. Así, el serbio piensa en aquel partido que, metafóricamente, no jugó: en 2021 perdió en la final en tres sets contra el ruso, puesto que lo de este domingo será la revancha que una pequeña porción del serbio particularmente añora. Porque dos años atrás se le acortó el brazo. No pudo ser Djokovic a causa de los nervios y le dio al ruso su primer y último título de Grand Slam.
La leyenda que rondaba en el recuerdo de esa tarde era Steffi Graf, la última persona en haber conseguido los cuatro grandes en una misma temporada (1988). El objetivo que perseguía Djokovic luego de haber ganado en Melbourne, París y Londres. En definitiva, el serbio enfrentó al ruso luego de 27 triunfos seguidos en Grand Slams. El vigésimo octavo fue demasiado pesado.
El domingo reflotará el recuerdo de otra mujer que marcó el deporte. Ya fue así en Wimbledon con Margaret Court. Djokovic dice que la marca de los 24 títulos de Grand Slam de la australiana no le interesan, sin embargo también es cierto que en caso de alcanzarlos, ya le van quedando cada vez menos argumentos a quienes señalan que Djokovic no es todavía el mejor de la historia. Ese debate sí que le importa.
«No pienso mucho en la historia, porque la vez que lo hice, como en las finales del 2021, me abrumé por la ocasión, por la oportunidad que tenía, y rendí por debajo de mis posibilidades», dice antes de enfrentar el déjà vu de la última vez que su cabeza lo borró de la pista.