NUEVA YORK – La pregunta para Ben Shelton intentaba también ser una broma en alusión a lo joven que es (y a lo rápido que avanzan las tecnologías).
«¿Has alguna vez usado un teléfono?»
Los teléfonos de casa, los que literalmente se cuelgan y descuelgan, y que son ya para muchos ya un elemento retro. También para el zurdo. «Sí, en mi casa en la que crecí en Atlanta tenía de esos. Lo usaba para llamar a mis amigos y salir a jugar al fútbol (americano)».
El dialogo que a tantos hace sentir muy viejos, se da para averiguar por qué el tenista de 19 años celebra sus partidos con el gesto de contestar (y luego colgar) un teléfono de los antiguos. «Digo que estoy dialed in», explica Shelton. Está conectado. Está enfocado.
Shelton es una de las sensaciones de este Abierto de los Estados Unidos. Con un servicio potente (hizo el más rápido del torneo a 234 km/h) ganó partidos importantes en la Arthur Ashe y se ganó el derecho a enfrentar a Novak Djokovic en las semifinales. No solo tiene un tenis agresivo y punzante: el zurdo es carismático y conecta muy bien con el público.
«Tiene grandes oportunidades por ser como es. Va a seguir siendo él mismo, tiene una gran personalidad y le encanta la gente. De cara al futuro, creo que le hará muy bien al tenis y él lo entiende. ¿Patrocinadores, marcas…? Él no está centrado en esa parte, dejemos que los agentes se centren un poco más», dice a CLAY Bryan Shelton, su padre y entrenador.
Roger Federer se fijó en el joven cuando todavía no explotaba y lo fichó en su agencia de representación Team8. Predijo bien el futuro el suizo: un año después Shelton ya es uno de los 20 mejores del mundo. En agosto, Shelton se convirtió en embajador de ON, la marca suiza de la que el pentacampeón del US Open posee un 3%.
Shelton padre, ex tenista que hizo octavos de final en Wimbledon y rozó el top 50 en los noventa cree que la mezcla de buen tenis y una personalidad atractiva lo llevará lejos: «Quiero que se centre en seguir desarrollando su juego. La personalidad no va a cambiar. Pero sí puede seguir mejorando con su tenis, porque la combinación de ganar partidos como el del martes (ante Frances Tiafoe en los cuartos de final), ganar torneos y llegar lejos en los Grand Slams con esa personalidad que tiene, sólo puede generar cosas especiales».
Tendrá este viernes la oportunidad de realmente mostrarle al mundo su verdadera calidad si es que se planta de igual a igual contra un multicampeón como el serbio en el estadio más grande del tenis. Ni hablar si Shelton llega a negarle a Djokovic la opción de empatar la marca histórica de 24 Grand Slams de Margaret Court.
So sick 🔥🔥🔥🫶 @on_running pic.twitter.com/QncsWnf0q1
— Ben Shelton (@BenShelton) August 25, 2023
El estadounidense saltó pronto del tenis universitario de Norteamérica al circuito mundial con una particularidad: llegó al top 100 sin nunca haber salido de Estados Unidos. Ni por el tenis, ni por otro motivo. No era tan bueno hace algunos años, no ganaba los torneos nacionales y su padre le dijo que no hacía falta viajar fuera de las fronteras. Las bondades de haber nacido en una nación con tantos torneos y cultura tenística.
Este año redefinió el concepto de alcanzar el peak en los Grand Slams. Hizo cuartos de final en Melbourne y jugará por un cupo en la final en Nueva York. Esas nueve victorias superan a las ocho del resto de la temporada, que tuvo varias salidas en primera ronda. Se explica por su inexperiencia en arcilla y césped. Hasta 2023 nunca jugó partidos oficiales fuera del cemento (salvo un par de eventos en arcilla verde).
El juego en la arcilla es una preocupación en el equipo del norteamericano, que cree que en algún momento será necesario cambiar el cemento estadounidense para disputar la gira de tierra en Latinoamérica, como comentó a CLAY: «Él lo necesita, sí… tiene la capacidad para jugar bien en arcilla. Este año no tuvo el mejor porcentaje de victorias, pero solo le queda aprovechar las oportunidades que se le presenten».
Pero ahora no piensa en el polvo de ladrillo. La superficie dura de Nueva York es la puerta apenas abierta para desafiar las apuestas y graduarse de superestrella.