PARÍS – Carlos Alcaraz irradia felicidad, y no es por ser el campeón vigente de Roland Garros y Wimbledon. Es porque tiene a su ídolo al lado de una manera totalmente especial. Rafael Nadal es su compañero de dobles, su inspiración, y quizás, después de los Juegos Olímpicos podrá contarlo como un amigo.
Una relación que se empieza a fortalecer en torno al olimpismo, donde juntos son probablemente la historia más especial de París 2024.
El campeón olímpico de Beijing 2008 se alimenta de la energía joven del número dos del planeta y en lo que serán sus cuartos Juegos, habla con honestidad sobre lo importantes que son para su carrera.
«Desgraciadamente me perdí dos Juegos Olímpicos por lesión en un muy buen momento de mi carrera. Londres y Tokio. Es algo que me dolió más que perderme Grand Slams», confiesa frente a la prensa acreditada en la Villa Olímpica de París.
También dice que el oro de China fue más importante que varios torneos grandes del circuito tenístico.
Los Juegos «quitan» los lujos que tienen los tenistas de élite en el tour, donde en la mayoría de los sitios los miman demasiado. En París dejan de haber varios de los privilegios de los que están acostumbrados.
En lo que será sus última cita olímpica, eso Nadal lo ve como una ventaja.
«Te rejuvenece estar aquí, porque es como volver a los inicios de todo, sin las comodidades del circuito. Como cuando jugábamos torneos pequeños y te ibas a hostales y a habitaciones completamente distintas. Un recordatorio de dónde venimos realmente», valora el ganador de 22 títulos de Grand Slams.
Los españoles son los reyes de la Villa Olímpica. Si quedan para cenar a las nueve, la cita se da a las nueve y cuarenta y cinco por todas las solicitudes de selfies que van encontrando en el camino.
Lo que lo rejuvenece también, a sus 38 años, es ver a Alcaraz con la chispa de quien vive una experiencia nueva. Recordar así la ilusión de lo desconocido al ver a su dupla, 17 años menor, a quien señala como «el mejor jugador del mundo a día de hoy». Para Nadal, Alcaraz será «uno de los grandes de la historia» y desea, que a diferencia de lo que sufrió él, las lesiones lo respeten.
Eso sí, el mallorquín advierte a los ilusionados y pide bajar las expectativas: «Entiendo el morbo y la ilusión de vernos jugar juntos, pero no pensemos que eso se traduce a éxito. Carlos no ha jugado muchos dobles, y yo no he jugado muchos dobles ni muchos individuales».
Necesitan suerte en el sorteo de este jueves en Roland Garros. No como la que tuvo Nadal en singles dos meses atrás en el lugar donde fue campeón 14 veces. La suerte lo puso en primera con el muy en forma Alexander Zverev, derrotado en la final por Alcaraz.
El tenista de 21 años adhiere: «No vamos a ganar una medalla solo con el nombre».