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Djokovic

Djokovic tiene tanta razón como contradicciones

Novak Djokovic tiene razón: Ben Shelton fue un maleducado, y está muy bien que el serbio por fin lo haya dejado claro, en especial tras la confusión que él mismo generó en el US Open 2023.
Pero Djokovic navega en un mar de contradicciones. Y se sitúa, también, en una posición asombrosa.
¿Qué sucedió y por qué se contradice y asombra Djokovic?
En el último US Open, el serbio celebró su éxito sobre Shelton imitando la mímica de un llamado telefónico que popularizó en aquellos días el estadounidense. Cuando se le preguntó por qué lo había hecho, Djokovic dijo que «amó» el gesto de Shelton, que le pareció «muy original».
Y Shelton, con un notable nivel de soberbia, apuntó que «la imitación es la forma más sincera de la adulación»
Cuatro meses después, ya en Australia, se conoció una entrevista de «L’Équipe» a Djokovic en la que el hombre récord del tenis cambia radicalmente de discurso:
«Es mi reacción a una provocación que vino del otro lado, fue una reacción contra él. No se comportó correctamente, con respeto, en la pista y antes del partido».
Y fue más allá: «Nunca me voy a burlar de alguien si no hace algo antes. Cada vez que pierdo siempre doy un abrazo a mi adversario, le felicito, le respeto a él y a su equipo. Si alguien se coloca en la ‘zona antideportiva’, reacciono».
Djokovic es un hombre de múltiples gestos de buen deportista. El último de ellos, aplaudir al final del partido de primera ronda en Australia a su brioso rival, el croata de 18 años Dino Prizmic.
Pero Shelton hizo el jueguito del teléfono con 20 años. A esa edad, Djokovic era visto con recelo, incluso con rechazo por no pocos en el circuito. Desde su decisión de imitar a las grandes figuras del tenis hasta los frecuentes pedidos de interrupción de los partidos, con pausas para ir al vestuario o atención médica.
Andy Roddick fue especialmente duro con el serbio en aquellos años, dijo que probablemente tenía lesiones de espalda, cadera y tobillos, además de calambres. Y que Djokovic seguramente sufría de gripe aviar, gripe común y contaminación por ántrax.
Aquello fue en el US Open de 2008, el serbio tenía 21 años. Al día siguiente, Roddick fue derrotado en el quinto set por Djokovic.
«Bueno, Andy dijo que tenía como dieciséis lesiones, obviamente no fue así. Y los espectadores piensan que simulo todo», dijo Djokovic en la entrevista post partido. El abucheo que recibió de las gradas fue uno de los más estruendosos en la historia del torneo.
En estos días, Djokovic habló también para «The Times». Y dijo cosas muy interesantes. Habló, por ejemplo, del hecho de que Roger Federe y Rafael Nadal no le hayan dado nunca un lugar junto a ellos.
«Sí, no había espacio para tres», dijo riendo. «En todas las grandes rivalidades del deporte, como en las novelas románticas, siempre hay dos personas, no tres. En el fútbol es Ronaldo y Messi. Entiendo que esa es una de las razones. Yo no venía de un país occidental, no venía de ese mundo y no tenía problema en decir que les quería ganar, que quería ser el número 1, era algo que decía desde que era adolescente y creo que eso es algo que no le gustó a mucha gente, incluso a ellos, así que se me dejó fuera y se me juzgó mucho, quizá yo no gustaba tanto como ellos. También estaba mi actitud, diciendo que era mejor que ellos y que sería el mejor. Sé que eso es algo que puede ser polarizante, a gente le puede gustar esa confianza, pero otros van a decir que soy un idiota arrogante”.
Es por eso que resulta asombroso, aunque no sorprendente, una de las frases de Djokovic a «L’Equipe»: «Si alguien se coloca en la ‘zona antideportiva’, reacciono».
Djokovic nunca había ocupado ese lugar, nunca había cumplido ese rol. Los guardianes de las esencias y responsable de una inédita era de «peace and love» en el tenis eran Federer y Nadal. Que incluso le ponían límites, a veces sutiles, a veces muy claros, al propio Djokovic.
Pero Federer se toma hoy fotos con Fracesco Totti y el futuro de Nadal es un pequeño gran enigma. En el vacío, nadie en el tenis tiene ni por asomo la autoridad de Djokovic. Y así, en ese nuevo entorno, el serbio que creció en el circuito acompañado de polémicas se convierte en el nuevo guardián de las esencias. O al menos eso intenta.
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Ex jefe de Deportes de DPA y de La Nación, ex presidente de la International Tennis Writers Association (ITWA). Autor de "Sin Red", un viaje por el mundo siguiendo a Roger Federer y Rafael Nadal, y de "Enredados", sobre el equipo argentino de Copa Davis. Cubrió más de 60 Grand Slams y entrevistó a los principales protagonistas de la escena del tenis en los últimos 30 años.