Quien quiera preguntarle a Jasmine Paolini «de dónde eres» debe contar, quizás, con algunos minutos para sumergirse en un viaje cultural por el mundo.
La gran sorpresa del Abierto de Francia 2024 nació hace 28 años en Castelnuovo di Garfagnana, un pequeño pueblo en medio de la Toscana. Su padre es italiano, pero el árbol genealógico por el lado de su madre es más variado. Su abuela materna es polaca, su abuelo paterno, de Ghana.
Habla fluido el italiano, el polaco y el inglés. En ese último idioma reconoció a su entrevistador en pista tras las semifinales, el ex tenista Álex Correja que lo de ella fue un progreso tardío en el tenis. «Aprendí tarde en este deporte», dijo transmitiendo alegría la chica de gran personalidad y sonrisa fácil.
En París, donde está mostrando el mejor juego que haya visto en su vida, despachó a Mirra Andreeva por 6-3 y 6-1. Tendrá a la número uno del mundo (y también, compatriota) Iga Swiatek. Si concreta la sorpresa mayor, Paolini se convertirá en la campeona de Grand Slam más baja de la historia.
Sus 163 centímetros (uno menos que Billie Jean King) no la acomplejan. “No tengo ninguna arma secreta, ojalá fuera más alta, porque podría sacar mejor, pero creo que acepto muy bien todo lo que tiene que ver con mi cuerpo. Soy bajita, lo sé, pero intentamos que esto no sea un problema, así que buscamos hacer algo diferente para mejorar otros aspectos, como el servicio. Claro que desearía ser más alta, pero estoy bien, acepto lo que soy”, explicó en conferencia de prensa.
2024 es por lejos para Paolini la temporada más exitosa de su vida, la que arrancó con un sorpresivo título en el Masters 1000 de Dubai. Este año, la italiana lo inició en el puesto 30 y el lunes amanecerá por lo bajo en la séptima posición. Si da el batacazo del año y le niega a Swiatek su cuarta corona en París, será top 5.
«Ha sido todo un proceso, no es como si cambiar algo de repente, la diferencia es que ahora entro en la cancha y veo que tengo posibilidades de ganar cada partido. Antes, en cambio, cuando jugaba contra las mejores pensaba que necesitaba un milagro para ganar. Incluso te puedo decir que perdía los partidos antes de jugar”, reconoció.
También sonríe en el dobles, con su amiga y mentora Sara Errani están a un paso de la final en Roland Garros. Ganaron hace unas semanas en el Abierto de Italia.