El tenis femenino necesita menos tormentas – Análisis
No hay que tener un doctorado en meteorología para entender que no es recomendable organizar un torneo de tenis femenino al aire libre en el Caribe mexicano durante noviembre. Basta con googlear un par de frases para entender que la temporada de huracanes en Quintana Roo dura hasta el penúltimo mes del año, y que con lluvias y vientos de varios kilómetros por hora, no es fácil llevar a cabo un deporte que no puede realizarse cuando el clima se muestra salvaje.
Todo bien con que la sede elegida para las WTA Finals haya sido en Cancún: siempre hay que aplaudir cuando los grandes eventos se celebran fuera de las fronteras de Europa y Estados Unidos. Otro pequeño gran detalle que la mayoría de las mujeres del tenis celebraron fue haber descartado, por ahora, a Arabia Saudita como anfitrión del torneo más importante de la Asociación de tenis de mujeres, un país donde las mujeres tienen muchos menos derechos que los hombres.
Cancún queda muy lejos de Sevilla, la última parada del circuito en 2024, donde se jugarán las finales de la Billie Jean King Cup. ¡No hay vuelos directos! Pero que nadie reclame, porque ninguna jugadora del top ten cruzaría el Atlántico volando apretada en clase turista sin poder poner el asiento en 180 grados. Por cierto, adaptarse a los torneos con poco tiempo de preparación y vencer al jet lag es un requisito mínimo para ser tenista profesional. De igual manera, cuatro de las seis «maestras» cuyo país disputará el torneo por equipos más importante del tenis rechazó representar a su bandera en la ex Fed Cup. Seguro que la excusa principal no fue el traslado.
Praga fue una opción. Detalla el periodista especializado Tumaini Carayol en The Guardian que los checos ofrecían un acuerdo mucho mejor, con 15 millones de dólares en premios para las tenistas y una cuota de seis millones para la WTA en un contrato que duraría cuatro temporadas. En cambio, la organización optó por una carga financiera mayor yendo a Cancún, y para las deportistas quedaron «sólo» nueve millones de dólares. Así, se especula con que México sirve como pausa para aprovechar los petrodólares sabrosos en un futuro cercano.
En Cancún, la producción respondió de manera correcta al levantar una sede en seis semanas. Pero no hay dudas de que la elección debió haber sido indoor, donde los huracanes no hicieran que el evento finalizara un lunes y que la lluvia ahuyentara al público la mayor parte de la semana.
Coco Gauff sufrió la temporada de huracanes en Cancún
El poco plazo de anticipación con que la WTA anunció el evento, con corto tiempo para publicitarlo y vender entradas fue un claro atentado al espectáculo. Enojó a una de las tenistas más importantes de la historia, quien apuntó los dardos a Steve Simon, CEO del ente rector del tenis femenino.
«Tal vez sea hora de un nuevo liderazgo y considero que debe ser una mujer quien esté al frente. Steve Simon lleva nueve años ahí y mira dónde hemos acabado, jugando el torneo más importante del año en Cancún, con época lluviosa. La sede no se debió haber decidido con tan poco tiempo. Ha habido una secuencia de malas decisiones y ni siquiera ha sido capaz de hablar abiertamente de todo esto», dijo Navratilova en México cuando comentaba en vivo para Prime Video.
Simon declinó dos veces dar una entrevista a la cadena televisiva estadounidense dueña de los derechos de transmisión, además de aparecer para la premiación donde no usó el micrófono y recibió algunos abucheos cuando lo presentaron, tan sólo se leyeron sus palabras en la página oficial de la WTA mediante un comunicado. El estadounidense dijo que asumía la responsabilidad ante el descontento de las tenistas y que entendía que el evento no era perfecto.
La campeona de 18 Grand Slams también cacheteó a las tenistas que se quejaron. Marketa Vondrousova posteó un meme en su instagram con las competidoras vestidas de obreras dado que a días del inicio del torneo las instalaciones no estaban terminadas; Ons Jabeur y Elena Rybakina se quejaron por no poder entrenar en la pista principal; y Sabalenka alegó faltas de respeto por las pocas canchas disponibles y porque en la central la pelota no picaba bien.
El día que por fín salió el sol y pararon los vientos, Iga Swiatek ganó el trofeo
«Me gustaría que las jugadoras sean más positivas, que se quejen a puertas cerradas. Si la cancha no es lo suficientemente buena para jugar porque hay agujeros, esa sería otra situación. La verdad es que luce muy bien para mí. No tengo paciencia para esa queja», dijo Navratilova, cuando también recordó la vez que en sus años de tenista ella y sus rivales jugaron el torneo en Madison Square Garden con una cancha que se levantó sólo unas horas antes.
“Creo que sólo comenzaron a prestar atención cuando estaban siendo directamente afectadas. Entonces, creo que necesitan estar un poco más involucradas como solíamos estar y prestar más atención durante el proceso de elección, en lugar de después de que las cosas ya hayan sucedido”, agregó.
Su amiga y gran rival, Chris Evert, la respaldó: «Es bueno en el sentido de que las mujeres están hablando y la gente está escuchando. Así que estoy feliz por eso, pero estoy de acuerdo con Martina. Es como, está bien, escuché quejarse el primer día o dos. Bien, supéralo y sigue jugando”.
Precisamente las que menos se quejaron de la cancha y las condiciones externas, jugaron la final. Iga Swiatek aplastó a Jessica Pegula en la final de este lunes y cerró así el año como número uno del mundo. Sonó la música de los mariachis cuando la polaca levantó el trofeo en el noveno día de competencia.
El primero donde se asomó el sol y el público colmó el estadio.
