PARÍS – Hay algo que separa a la WTA de la ATP, un aspecto en el que son muy diferentes: en el circuito del tenis femenino hay jugadoras que se reconocen abiertamente lesbianas. En el del tenis maculino, ningún jugador se ha manifestado en los últimos años como tenistas gays. ¿Por qué?
«Porque el tenis es un deporte muy masculino, como muy de machos», analiza el peruano Juan Pablo Varillas durante una entrevista con CLAY. «Quizás haya un poco todavía de miedo, hay ese miedo. Quizás hay jugadores que lo son y tienen miedo, viven reprimidos, y es terrible para una persona vivir así», añadió el número 61 del ranking mundial.
¿Miedo? La afirmación de Varillas trae el recuerdo de la entrevista de CLAY a Taylor Fritz, en la que el estadounidense abordó un tema del que prácticamente no se habla en el tenis masculino.
«No estoy seguro de que haya tenistas homosexuales entre los 100 mejores. No lo sé. Quizá la gente piensa que de puertas para adentro lo sabemos. Estadísticamente hablando, deberían haber. Estadísticamente. Pero no que yo sepa. Creo que es extraño, porque siento que un jugador sería aceptado».
¿Sí, sería aceptado? El número ocho del mundo no tiene dudas: «Yo mismo y mis amigos, otros jugadores del circuito no tendríamos ningún problema con ello, sería totalmente normal y creo que la gente lo aceptaría. Sería una gran noticia y quizás la gente no quiera ser el centro de atención, quizás no quieran la distracción de estar en primer plano”.
El boliviano Hugo Dellien ve las cosas de manera similar a Fritz: «Yo respeto la decisión de cada uno. ¿Por qué no hay jugadores gay? A ciencia cierta no lo sé. Capaz que lo hay, no sabemos y quizás nunca lo vamos a saber. Al no haber ninguno se les hace quizás difícil decirlo. Ahora creo que un doblista francés lo dijo. Lo que yo vi es que él se estaba abriendo, pero no lo sé. Yo, de mi lado, respeto la decisión de cada uno».
¿Cree entonces que hay jugadores gay en el tenis masculino y que simplemente prefieren no decirlo? «Puede ser que sí, no lo afirmo», responde con prudencia Dellien a CLAY.
Jugadoras como Billie Jean KIng y Martina Navratilova normalizaron en los años ’70 y ’80 en la WTA el amor entre personas del mismo sexo, algo que se prolonga hasta hoy en el tenis femenino.
No es el caso en la ATP, muy lejos de haber contado con figuras de ese calibre manifestándose como homosexuales: el último jugador en reconocerse como gay fue el estadounidense Brian Vahaly, que llegó a ser 63 del ranking mundial en 2003, pero salió del armario tras retirarse.
En diciembre de 2002, los doblistas franceses Fabien Reboul y Maxence Brovillé publicaron una foto en sus redes sociales en la que aparecían besándose y se declaraban su amor. Nadie pudo comprobar si se trataba de una manifestación sincera o de una broma interna entre amigos.
La argentina Nadia Podoroska, que en una entrevista con CLAY en 2022 habló de su relación con una mujer, dijo en Berlin que lo que /no) sucede en el circuito masculino le resulta «extraño».
«La verdad, no sé cómo es el ambiente puertas para adentro en el vestuario en los hombres», dijo la argentina a CLAY. «Si soy honesta, me parece extraño que nadie lo haya dicho públicamente pero también respeto al cien por ciento que alguien mantenga su privacidad y no tenga obligación o necesidad de de decirlo, de comunicarlo».
Así, la teoría de Varillas -el miedo- cobra sustento. ¿Está sucediendo en el tenis masculino lo mismo que en el fútbol masculino?
«¡Claro, claro! Exactamente así», dice Varillas a CLAY. «En el deporte masculino en general. El tenis es un deporte muy masculino, como muy macho. Y eso ya pasó, es muy antiguo. Creo que cuando empiece a haber casos la gente va a tomar coraje, se van a abrir, van a ver que no hay ningún problema y se va a normalizar».
Junio es el mes del orgullo LGTBIQ+ en buena parte del mundo. Este año, por primera vez en su historia, Roland Garros celebró su «pride day». ¿El argumento? El décimo aniversario del matrimonio entre personas del mismo sexo en Francia y de la primera boda gay celebrada en París el 7 de junio de 2013.
Gilles Moreton, presidente de la Federación Francesa de Tenis (FFT), explicó las razones de la celebración: «Estamos orgullosos de haber organizado esta celebración, que se ajusta perfectamente a los valores de diversidad e inclusión que defiende la FFT. Nos comprometemos plenamente a seguir organizando este tipo de actividades».
Parece razonable pensar, sin embargo, que el tenis masculino necesita bastante más que esas actividades.
El chileno Nicolás Jarry, 28 del ranking mundial, dice a CLAY que no habría «ningún problema» de su parte si un compañero de circuito se manifestara gay. Y cree que no lo habría en general.
Ahora bien, ¿por qué no sucede entonces? ¿Es porque el tenis es un «deporte de machos», como dice Varillas?
«No sé. Yo creo que no se ha dado nada más. Solamente porque… No tengo idea. No se ha dado, no se ha dado. No tengo idea».
La respuesta del chileno es muy similar a la del croata Borna Coric, número 14 del tenis mundial: «No tendría ningún problema con eso», le dice a CLAY.
Si nadie tiene problemas, ¿por qué entonces no sucede?
«No lo sé. Para ser honesto, no había pensado en el tema. Quizás no haya gays, quizás los haya, pero no quieren salir del armario».