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guerra de Ucrania y tenis

La guerra de Ucrania se instala en el court central de Roland Garros

PARÍS – Si de un día para el otro decidieras dejar de ver tenis en Roland Garros y te subieras a un auto, en poco más de 18 horas estarías en la guerra: es lo que se tarda por tierra de París a Lviv, la ciudad más occidental de la Ucrania que desde febrero de 2022 se defiende ante la invasión de Rusia. Es cierto que pocas cosas son más diferentes que un torneo de tenis y una guerra, pero este domingo, en el inicio del Abierto de Francia, ambos asuntos se fundieron en uno. Lo sabe bien la bielorrusa Aryna Sabalenka, número dos del mundo con el uno en la mira.
Sabalenka abrió la jornada en el court central Philippe Chatrier midiéndose a la ucraniana Marta Kostyuk. Como se sabe, las jugadoras ucranianas no estrechan las manos de rusas y bielorrusas en el final de sus partidos. Y eso es lo que sucedió tras el 6-3 y 6-2 de Sabalenka sobre la número 39 del ranking.
Las cosas, sin embargo, tomaron un rumbo extraño: el público abucheó a Kostyuk por no saludar a su rival en la red, pero Sabalenka creyó que el rechazo iba dirigido a ella y dirigió una irónica reverencia a las gradas. Enseguida habló con la jueza de silla y con su equipo técnico en la tribuna, hasta que entendió que los gritos iban dirigidos a Kostyuk por parte de un público que no parecía estar al tanto de las razones de negar el apretón de manos.
La historia venía de lejos. Durante el fin de semana, Kostyuk había criticado a Sabalenka. Lo hizo en declaraciones al sitio ucraniano Tennis BTU: «Después de este torneo, Sabalenka podría ser la nueva número uno. Teniendo una plataforma tan grande y tanta influencia en el mundo, ella lo rechaza. ¿Qué clase de mensaje es éste para el mundo? Estamos hablando de personas asesinadas y, como respuesta, oímos que deberíamos dejar el deporte fuera de la política. Pero la guerra no elige si eres deportista o no cuando llega a tu casa».
Kostyuk, la voz más clara del tenis ucraniano, criticó a Sabalenka también por entrenarse en Rusia y por no sacar a su familia de Bielorrusia, país aliado del líder ruso Vladimir Putin, teniendo los medios económicos para hacerlo.
Ya en la sala de prensa, Sabalenka, campeona del Abierto de Australia en enero y recientemente de Madrid, se encontró con periodistas ávidos por entender mejor qué había sucedido. Y por conocer lo que ella pensaba.
Se encontró, también, con una pregunta de 177 palabras formulada en inglés.
La pregunta fue la siguiente: «Con este Roland Garros podría convertirse en la número 1 del mundo. Como número 1 del mundo, debería ser un modelo a seguir. Creo que ya lo es para mucha gente, para muchos tenistas del mundo. El número 1 del mundo es un estatus muy difícil. ¿Cuál es su mensaje para el mundo? Porque mientras tanto, esta situación con los jugadores ucranianos demuestra que se está tergiversando como si los ucranianos la odiaran, pero no dicen que la odien. Lo único que quieren saber de usted es si condena la guerra o la apoya. Esto es lo único que los ucranianos quieren oír. Está evitando esta pregunta. Está dando respuestas diferentes. Dice que es política, aunque los misiles lanzados desde Bielorrusia no eligen si es un político o un tenista. ¿Cuál es su mensaje como número 1 del mundo? ¿Cómo puede solucionar con los jugadores ucranianos que se acaben las palabras «odio» o algo parecido? Gracias».
Sabalenka no se amedrentó y respondió de forma articulada y profunda.
«En primer lugar, no estoy diciendo que digan que me odian», comenzó a decir antes de que la periodista la interrumpiera con un «sí, lo hizo».
«No, pero escuche», continuó la bielorrusa. «En primer lugar, cuando me preguntan sobre los ucranianos, me preguntan: ‘¿Sabes que te odian?’ No es una pregunta personal o política. Así que respondo a la pregunta de si me odian, pero no siento nada parecido: Nadie en este mundo, atletas rusos o bielorrusos, apoyan la guerra. Nadie. ¿Cómo podemos apoyar la guerra? Nadie, la gente normal nunca la apoyará. ¿Por qué tenemos que gritar y decir esas cosas? Por supuesto que no apoyamos la guerra. Si pudiéramos afectar de alguna manera a la guerra, si pudiéramos detenerla, lo haríamos. Pero, por desgracia, no está en nuestras manos. Esa es la parte sobre los ucranianos. En segundo lugar, como el número 1 del mundo, ¿cuál es mi mensaje? Volvamos al país. Soy de un país pequeño, de Bielorrusia, que ha trabajado muy duro para llegar a este nivel. Este es el mensaje para muchos jóvenes atletas de países pequeños, que no tienen suficiente dinero, que son de países pequeños, que pueden hacerlo bien en este deporte. Que tienen que trabajar duro y creer en sí mismos y que pueden hacer lo que quieran. Este es mi principal mensaje como número 1 del mundo. No sé si soy un modelo a seguir para mucha gente o, como he dicho, habrá gente a la que no le guste y gente a la que le guste. Me centro en la gente a la que le gusto y que quiere que sea la mejor. Quiero mostrar mi mejor tenis, quiero que la gente disfrute de los partidos de tenis, que disfrute de mis partidos. Así que este es mi mensaje, llevar alegría a la gente. No lo sé».
Las palabras de Sabalenka no conmovieron a Kostyuk.
«Ella nunca dice que personalmente no apoya esta guerra, y siento que los periodistas deberían hacerlo, porque ustedes hacen un gran trabajo aligerando las cosas y preguntando a la gente su opinión sobre ciertas cosas, y siento que deberían cambiar las preguntas que hacen a estos atletas porque la guerra ya está ahí (…). Hace 15 meses que empezó la guerra».
«Creo que deberías preguntar a estos jugadores quién querría que ganara la guerra, porque si haces esta pregunta, no estoy tan segura de que estas personas digan que quieren que gane Ucrania…».
La guerra, a 18 horas de distancia de París por carretera, se instaló dialécticamente en el Bois de Boulogne. En la próxima ronda, Sabalenka sabe que no deberá preocuparse: su rival será Iryna Shymanovich, bielorrusa. Seguro que ambas se estrecharán la mano en el final del partido.
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Ex jefe de Deportes de DPA y de La Nación, ex presidente de la International Tennis Writers Association (ITWA). Autor de "Sin Red", un viaje por el mundo siguiendo a Roger Federer y Rafael Nadal, y de "Enredados", sobre el equipo argentino de Copa Davis. Cubrió más de 60 Grand Slams y entrevistó a los principales protagonistas de la escena del tenis en los últimos 30 años.