El tenis vive hipersensibilizado, y no es casualidad: le están pasando muchas cosas al deporte de la raqueta. Lo comentaba hoy el argentino Federico Coria, dueño de los pantalones más llamativos del torneo, como suele suceder si la marca que te viste es la italiana Hydrogen.
Coria ve la adrenalina constante en lo informativo como algo positivo: que el tenis genere titulares es bueno para el deporte y los que viven de él.

Pero hay algo que no cambia, algo que permanece: el tenis masculino lleva casi dos décadas girando en torno a la misma dupla de astros, Roger Federer y Rafael Nadal. Luego se sumó Novak Djokovic, pero la atracción que despiertan el suizo y el español no tiene comparación.
Fue evidente en la tarde de este martes en el court central Philippe Chatrier, donde el francés Jo-Wilfried Tsonga, uno de los jugadores más carismáticos de los últimos años, dijo adiós al tenis.
Tsonga lloraba ya antes de que terminara el partido, y se emocionó más aún durante el homenaje que le preparó la Federación Francesa de Tenis (FFT), que llenó el estadio de glorias de la raqueta que inundaron de abrazos y besos a uno de los jugadores franceses más importantes, o el más importante, desde Yannick Noah.

Fue una despedida de alto voltaje. Vean, si no, las últimas palabras de Tsonga: «Espero que el mundo pueda encontrar pronto tanta paz como encontré yo hoy. Muchas gracias, Roland. Muchas gracias, señor Tenis. Te amo».
Hubo, sin embargo, un momento en el que no importaron Tsonga ni las viejas glorias. En la pantalla gigante del Chatrier se sucedían los saludos de Andy Murray, de Novak Djokovic y de Rafael Nadal. Entonces apareció él, Roger Federer, y en el estadio se sintió un escalofrío.
¿Federer sigue vivo? Claro que sí. ¿Pero vivo tenisticamente? Por supuesto. Mucha gente cree que el suizo ya no volverá a jugar, o que se anotó en Basilea para jugar allí y despedirse del tenis.
Pensar así es no haber entendido a Federer, lo que siente por el tenis y lo que cree que es su compromiso con el deporte. En unos meses estará todo más claro. O mañana miércoles, en una entrevista imperdible que publicaremos con Toni Nadal.

Mientras la Francia tenística y deportiva vibraba en el Chatrier, una española se preparaba para entrar a esa misma cancha, y la emoción también se había cebado con ella.
«Vi que lloraba antes de que terminara su partido. Y pude sentir lo que sentía», dijo Paula Badosa, número cuatro del mundo y candidata a llevarse el título.
«Yo a los 12 años quería servir como Tsonga, fue una inspiración», añadió.
Así como en la cancha se la ve potente, agresiva, eléctrica, con ganas de comerse el partido, en las conferencias de prensa, Badosa demuestra ser inteligente: disfruta de lo que hace, también en su diálogo con los periodistas.
Entiende que es parte de su trabajo y entabla diálogos interesantes y ofrece respuestas pensadas, sin el «cassette» tan habitual en otros.
Cuatro de las diez mejores del mundo fueron eliminadas en la primera ronda. Badosa cree que eso es bueno por un lado -«saber siempre el final de la película lo hace más aburrido»-, pero también un aviso para jugadoras de su categoría: «Se puede perder con cualquiera».
Con sinceridad, ¿se ve capaz de ganar Roland Garros este año? «No lo sé, puede pasar cualquier cosa. Si consigo ganar partidos puedo optar a eso, porque me estoy sintiendo muy bien en los entrenos. Pero necesito coger esa mentalidad ganadora».

One Reply to “El fantasma de Roger Federer – Carta desde París (4)”
¿Bjorn Borg? Mi amigo, pero no quiero ser como él – Carta de Clay - CLAY
[…] Pasó en Paris, durante la despedida de Jo-Wilfried Tsonga. No fue presencial, pero sí por las pantallas de la Phillippe Chatrier, para mandarle un saludo grabado al francés. La gente enloqueció. […]