RIO DE JANEIRO – Joao Lucas Reis, el brasileño que a finales de 2024 se convirtió en el primer tenista del circuito masculino en presentarse abiertamente como homosexual, tiene algo claro: es muy difícil que él sea el único gay.
«No sé nada de nadie, pero creo que es difícil que yo sea el único gay en el circuito», dijo Reis durante una entrevista con CLAY en Río de Janeiro.
Reis, un sonriente joven que está buscando un lugar en la élite del tenis, tenía dos años cuando se sentó en la cama entre su padre y su madre, se sacó el chupete y balbuceó «Guga» mientras señalaba el televisor. Y tenía 24 cuando subió una foto junto a su novio en Instagram.
«Feliz aniversario, feliz vida, te amo mucho», escribió en diciembre en la red social acompañando una foto en la que se lo veía junto a su pareja, el actor Guilherme Sampaio.
Reis, que llegó a ser número 204 del ranking mundial de la ATP a fines de 2023, se ubica 326 en la última clasificación, en la que viene ascendiendo tras una lesión en el tramo final de 2024.
El tenis profesional masculino no registra una historia como la de Reis. Jugadores como el estadounidense Taylor Fritz dijeron en su momento a CLAY que un jugador que se declarase gay sería bien recibido por sus colegas, pero otro tenista del circuito mayor de la ATP, el peruano Juan Pablo Varillas, desarrolló una teoría diferente durante una entrevista con CLAY: «Quizás hay tenistas gay, pero tienen miedo, este es un deporte de machos».
La situación es diferente en el tenis femenino, donde el amor por personas del mismo sexo es asumido con naturalidad desde hace décadas en el circuito de la WTA. Es el caso de las argentinas Nadia Podoroska y Guillermina Naya, entre otras.

En una conversación profunda y distendida en una húmeda noche en Río de Janeiro, al margen del Rio Open que se jugó en febrero, Reis explicó que su intención no fue ni es convertirse en un ícono LGBTIQ+.
«Veo que mucha gente me mira y me dice que está orgullosa, y eso es muy bueno. Pero no es una cosa que yo haya buscado», dijo el brasileño, que entre frase y frase levantaba la vista para encontrarse con una inigualable postal de Rio: el Cristo Redentor abrazando a todos desde la cima del cerro Corcovado.
Entrevista a Joao Lucas Reis
– ¿Cuál es su objetivo en el tenis?
– Este año quiero jugar los torneos de Grand Slam, el año pasado estuve cerca de hacerlo, casi ingreso al cuadro principal de Roland Garros, pero tuve una lesión y pasé tiempo sin jugar. Siento que mi nivel está, aunque tengo que mejorar aún cosas importantes.
– En su actual posición de ranking no se gana mucho dinero. ¿Cómo financia su carrera? ¿Cómo hace para seguir viajando y jugando?
– Tengo ayuda de personas que creen en mí. Y tengo el apoyo de mi ciudad, Recife, y de mi estado, Pernambuco. Hasta octubre de este año puedo viajar tranquilo. Espero este año jugar la clasificación del US Open y ya en 2026 ir al Abierto de Australia.
– ¿A qué edad empezó a jugar al tenis?
– A los cuatro años, muy niño. Es que toda mi familia juega. Mi papá, mi madre… Mi hermano jugaba también, jugaba los torneos juveniles en Brasil, pero dejó pronto, a los 15 o 16. Yo quería hacer todo lo que hacía mi hermano mayor, que me lleva seis años de diferencia.
– De niño, ¿quiénes eran sus ídolos en el tenis?
– Mi primer ídolo fue Tsonga. Si lo veía en la tele dejaba todo para verlo. Tenía ocho o nueve años y me llamaban «Tsonguinha» (pequeño Tsonga). Y Rafa (Nadal) y Guga (Kuerten) eran mis otros dos ídolos.

– No había nacido cuando Kuerten ganó aquel Roland Garros de 1997…
– Mi mamá siempre cuenta una anécdota. Yo tenía dos años y mis padres estaban en la cama viendo un partido de «Guga» por televisión. Me acosté entre ellos, me saqué el chupete y dije «Guga».
– Publicó aquella foto en diciembre felicitando a su novio por su cumpleaños. Y dijo en algún momento que las reacciones lo sorprendieron, ¿por qué?
– Me sorprendieron muy gratamente, porque las reacciones fueron mucho mejor de lo que esperaba. Ya tenía el apoyo de mi familia, de mis amigos, de mis entrenadores… Pero había una parte de mí un poco preocupada. Cuando vi que todos me mandaban mensajes diciéndome «¡qué bueno que lo hiciste!» y cosas de ese tipo, me sentí muy bien. Fue una sensación muy motivadora.
– Usted estaba preocupado una vez que publicó la foto, pero antes de publicarla lo hizo de forma feliz y casi inconsciente, ¿no?
– Sí, cuando lo hice, lo hice de forma casi inconsciente, solo porque era su cumpleaños. Y cuando vi que la foto repercutía en Europa, en todo el mundo, me preocupé un poco. Y entonces me senté y me puse a pensar. Me dije que no, que lo que había hecho estaba bien, que yo no tenía que esconder nada a nadie más, que ya había vivido demasiado tiempo de esa forma, buscando que nadie supiera nada. Cuando vi que las reacciones eran muy buenas me tranquilicé.
– ¿Cuál fue la reacción más agradable, o la que más lo sorprendió?
– Me escribió Billie Jean King, mucha gente que ahora no recuerdo, muchos «likes». Y mucha gente de mi entorno también, gente con la que ya sabía que podía contar, pero que me escribió muchas cosas lindas y buenas. Y mucha gente que no conozco, pero que me dijo que me admiraba. Esa fue la motivación mayor.
– ¿Recibió algún mensaje de las autoridades de la ATP o de la Federación Internacional de Tenis (ITF)?
– No, no, de ellos no.
– ¿Cree que con esa foto que subió en diciembre puede ayudar a otros jugadores gay a que se sientan ahora más seguros, más tranquilos, más confiados para alguna vez subir una foto así?
– Si eso pasa sería buenísimo. No sé si yo soy la persona que esté ahí para dar ejemplo. Mi vida no cambió tanto. Yo tengo que despertarme en las mañanas y entrenar a las nueve. Para mí no cambiaron muchas cosas. Tengo que hacer lo mismo. Pero veo que mucha gente me mira y me dice que está orgullosa, y eso es muy bueno, pero no es una cosa que yo haya buscado.

– ¿Usted no quiere ser un ícono o referente?
– No, porque yo tengo muchas cosas de que preocuparme con mi tenis y con ser un mejor jugador y una mejor persona. Pero, bueno, si las personas se sienten representadas en mí, eso es algo que está muy bien. Pero no es una cosa que yo quiero, no es mi objetivo.
– Comentó en declaraciones a la prensa brasileña que en los años en que fue contando a sus amigos que era gay, las bromas homófobas y comentarios machistas en los vestuarios o las salidas nocturnas comenzaron a esfumarse.
– Sí, y yo creo que eso puede pasar en la sociedad toda, no solo con mis amigos. Fue un cambio brusco, cosas que escuchaba y que nunca más escuché. Puede ser que hablen entre ellos cuando yo no estoy, pero cuando estoy se cambia a un ambiente de total respeto. Fue una de las mejores cosas que sentí. Mucho tiempo atrás yo era una persona que no quería hablar con nadie sobre eso, y cuando empecé a hablar, cuando me sentí más tranquilo conmigo mismo y empecé a hablar con mis amigos, con todos, y vi que la reacción era de protección, de apoyo me quedé más tranquilo, me hizo mucho bien.
– ¿En qué sentido?
– Comencé a vivir mucho más relajado, mucho más relajado… Mi relación con mis entrenadores mejoró mucho, con mi familia también. Podía hablar cosas que yo no hablaba antes. Tenía 19 años cuando hablé, fue durante la pandemia.
– ¿Cómo lo tomaron sus padres?
– Para ellos fue un shock en el comienzo, aunque mi madre me dijo «yo ya sabía, estaba esperando que hablaras». ¡Me lo hubiese dicho antes! (ríe).
– Las madres saben.
– ¡Las madres saben! La verdad es que hacía ya un tiempo que maduraba esto, y estoy muy feliz de haber llegado hasta acá.
– Recordará la foto de los doblistas franceses Fabien Reboul y Maxence Broville, dándose un beso en una publicación en Instagram en diciembre de 2022. ¿Ha hablado con ellos, sabe si esa foto refleja algo real?
– No tengo idea, lo que leí es que era broma. Tengo que preguntarles algún día.
– Hay una estadística que señala, históricamente, que aproximadamente un diez por ciento de la población es gay. Ese diez por ciento no se refleja en el circuito de tenis masculino de la ATP, ¿es algo que le llame la atención?
– Yo creo que no soy tan especial, así que no puedo ser el único, no puedo ser tan único. No sé nada de nadie, pero creo que es difícil que yo sea el único gay en el circuito.
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