NUEVA YORK – Paula Badosa un día soñó que ganaba el Abierto de Australia el mismo año que Stefanos Tsitsipas.
Como Jimmy Connors y Chris Evert, que en 1974 triunfaron individualmente en Wimbledon cuando estaban juntos; o similar al caso de Steffi Graf y André Agassi en el Abierto de Francia 1999. Si bien la alemana y el estadounidense no eran entonces pareja oficialmente, comenzaron su relación poco después de ese torneo.
Y mientras Badosa se acerca al nivel que ganar un Grand Slam exige después de sufrir pesadillas con múltiples lesiones, su novio y compañero de dobles mixtos va en dirección contraria.
La española nacida en Nueva York está por primera vez firmando una actuación destacada en un torneo grande luego de haber sobrevivido a una tormenta; Tsitsipas es el protagonista de su propia tragedia griega y cada semana se hunde un poco más. Él mismo lo reconoció con honestidad en este US Open.
«No soy nada comparado con el tenista que era antes; me recuerdo a mí mismo jugando cuando era más joven con adrenalina en la pista, sintiendo que mi vida dependía de cada partido. Creo que ese sentimiento se ha ido diluyendo y mi nivel de consistencia no es tan grande», confesó el finalista de Roland Garros 2019 y en Melbourne el 2021.
«Recuerdo que mi concentración solía estar al máximo y ahora ha caído. Suena raro, pero siento que necesito volver a tener el hambre de antaño. Quiero volver a recuperar aquello que trajo un montón de felicidad a mi tenis cuando era capaz de sentirme así de bien en la pista. No sé por qué ha caído tanto en los últimos dos meses. Es más, podría decir que llevo uno o dos años sintiéndome así, pero supongo que había sido capaz de esconderlo o dejarlo de lado hasta ahora», añadió el actual 11 del mundo, quien en 2021 alcanzó la tercera posición del ranking.
Tras su decepción en singles, Tsitsipas tenía en el dobles mixto la oportunidad de encontrar un pequeño consuelo. Con Badosa no habían podido debutar juntos en Grand Slams por el estado físico de la campeona de Indian Wells 2021.
Y con el privilegio de competir en la pista con su compañera de vida, el griego dejó en ese partido una escena que demostró la frustración que domina su mente: tiró con rabia la raqueta al piso, lo que tomó por sorpresa a la tenista, quien se llevó un susto. Cosa muy poco común en el dobles mixtos, un cuadro en el que los jugadores compiten con menos exigencia, mucho menos dinero sobre la mesa que los individuales o los dobles por género, y sin puntos para ningún ranking. Aunque por gran parte del partido se le vio de buen ánimo, aquel momento se robó la atención.
El episodio fue llevado a la española luego de su victoria en el singles. «¿Te asustaste cuando Stefanos tiró la raqueta el otro día?», le consultó el periodista de ESPN Alejandro Klappenbach. Ella rió y respondió con un toque de humor y empatía de colega y pareja: «Sabes que pasa, que no lo vi y de repente tiró la raqueta, que no me esperaba. ¡Luego lo regañé! Entiendo completamente su situación y estoy ahí para apoyarle, ayudarle. La gente empatiza muy poco, pero mientras yo empatice y lo entienda, está todo muy bien».
La noche del sábado, Badosa respondió a los críticos de las redes sociales defendiendo a Tsitsipas, antes de borrar el mensajes: «La frustración y el estrés son muy normales en el deporte. ¿Pueden tranquilizarse? ¿Van a juzgar cada paso? ¡Son muy agotadores!»
Tsitsipas atraviesa la temporada más baja desde su explosión. Si bien ganó el Masters 1000 de Montecarlo por tercera vez (contó con la ayuda de un error arbitral, cuando una doble falta suya no contabilizada le daba a Sinner una ventaja de dos quiebres en las semifinales), su desempeño general ha sido decepcionante. Después de los Juegos Olímpicos despidió a su padre de su rol de entrenador, y todavía no resuelve quién guiará su carrera.
La baja en el rendimiento del griego coincide cronológicamente con el inicio de su relación con Badosa. La hispana comentó en una entrevista con La Vanguardia sobre las críticas que han recibido ambos sobre su desempeño en la pista, con su vida personal como foco del problema.
«Las críticas nunca son fáciles de gestionar, aunque a veces nos hace hasta gracia porque la gente no se da cuenta de que somos dos personas que compartimos una misma pasión. Podría entender más esa crítica a la distracción si fuera con una persona de otro mundo, pero siendo dos atletas con un objetivo muy claro, lo que creo es que la gente no sabe ni lo que juzga. Puedo llegar a entender críticas a mi parte profesional, a mi tenis, a que pierda o gane, pero vincular eso a algo personal me parece una falta de respeto».
Hoy, los resultados tenísticos positivos en la pareja lo aporta la española, inscrita para jugar los cuartos de final del US Open 2024 contra la estadounidense Emma Navarro en el estadio Arthur Ashe. Tras la victoria contundente ante la china Yafan Wang en los octavos, dejó una frase contundente para entender su nivel de convicción actual: «El tenis no tiene sentido si no estoy en la cima».