«You can not be serious!», gritaba John McEnroe en la cancha 1 de Wimbledon 1981 al juez de silla Edward James. Tenía razón McEnroe, su saque había aterrizado limpiamente sobre la línea, pero su ataque de ira, la cantidad de cosas que le gritó al umpire británico ante el horror de buena parte de Wimbledon, son parte de la historia del deporte.
James no podía estar realmente hablando en serio. Pero lo hacía.
Cuarenta y un años después, McEnroe cuenta en un documental («McEnroe»), que acaba de estrenarse en cines de Estados Unidos y Europa, por qué era así, de dónde surgía ese jugador volcánico que arrasó con la etiqueta y las buenas maneras del tenis.
«Crecí en Nueva York, donde hay esa energía tan intensa. Y la mesa de la cena en casa era muy ruidosa», explicó el ex número uno del mundo al periodista Adrian Lobb en la revista británica «Big».
«Mis padres eran irlandeses-estadounidenses, y hacían sentir sus voces. De repente me encontré en Wimbledon, donde son tan amables, tan silenciosos, donde les gusta hacer las cosas de una manera determinada. ¡Uauh, esto es realmente el extranjero! Fue un shock cultural. Y estoy seguro de que también lo fue para ellos».
«Este estadounidense descarado, ¿quién se cree que es? No entendía a la gente. Me pareció muy divertido el primer año, se fue haciendo menos divertido a medida que pasó el tiempo y me di cuenta de que iban por mí»
Trailer del documental «McEnroe»
McEnroe ganaría aquel partido de primera ronda ante su compatriota Tom Gullikson y, de hecho, el torneo. El All England Club, incapaz de metabolizar lo que el pelirrojo zurdo le había gritado a James -«eres un tonto incompetente, una ofensa para el mundo» es solo una muestra-, no cumplieron con la tradición de convertir al campeón en miembro honorario de la entidad. McEnroe se vengó al ausentarse de la cena oficial del torneo.
Cuatro décadas después, McEnroe se mueve sin problemas por el All England comentando el torneo para la televisión. El documental de Barney Douglas, dice «The Guardian», tiene el nivel del «Senna» y el «Maradona» de Asif Kapadia, con una diferencia: el protagonista, en este caso, está vivo.
«¡No puedes estar hablando en serio!», gritaba McEnroe en 1981, y la frase funciona a la perfección para analizar lo sucedido con la gran entrevista que Sebastián Varela Nahmías le hizo en este sitio al ex tenista chileno Fernando González.
