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Jueces de línea, un elemento retro ahogado por el canto robótico

NUEVA YORK – En el Abierto de Australia 2021, en esa burbuja extraña en medio de tiempos pandémicos, el escenario era surreal. Un entorno indeseable, gris y sin vibraciones. Parecía un viaje en el tiempo a un futuro distópico. El tenis estaba sumido en las reglas de la crisis sanitaria mundial.

Los esfuerzos se emplearon en mantener a la menor cantidad de gente en Melbourne Park, aunque hubiera que exagerar las medidas. Una de ellas, fue la eliminación de los jueces de línea, y por primera vez las canchas principales de un Grand Slam lucían así de desiertas: sólo la habitaban jugadores, juez de silla y pasapelotas.

El canto robótico que cantaba out cuando la pelota picaba fuera, era la guinda de la torta para exacerbar las sensaciones extrañas. El deporte se vivía como nunca.

Lo había implementado el US Open, unos meses antes que su símil de Australia, a manera de prueba y no de forma total, dejando a los jueces humanos solamente en las canchas principales.

Ahí tuvo lugar el célebre pelotazo de Novak Djokovic a la umpire en la Arthur Ashe. Quizás el serbio habrá pensado alguna vez, qué hubiera sido de esa campaña si el torneo neoyorquino hubiera sido como es ahora, y como será por siempre: sin los árbitros que plantan fija la mirada en uno de los límites de la cancha, un elemento tan simbólico en el tenis.

Novak Djokovic luego de impactar con una pelota a una jueza de línea // EFE

“Al cabo de la primera semana, los tenistas que jugaban en las canchas principales nos decían que cómo era posible que la tecnología no estuviera en los estadios grandes, y que en cambio tuvieran a los umpires cantando las líneas”, cuenta a CLAY Sean Cary, del Departamento de Gestión de Torneos de la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA): “Fueron ellos quiénes pidieron un sistema más preciso y automático que no les demandara hacer los challenges”.

¿Qué dicen las estadísticas sobre el canto robótico?

Las estadísticas en el circuito arrojan que el ojo de los jueces estaban en lo correcto tres de cada cuatro veces que un jugador los desafiaba. El US Open quiso pasar definitivamente del 25% de error, a la perfección robótica.

¿Es tan así? ¿Es un sistema libre de error? La USTA asegura que roza la perfección: “99.9% de las veces es certero, y ese 0.1% se da por la intervención humana, como cuando el operador técnico se equivoca y selecciona el cuadrado del saque incorrecto al principio del punto. Si se da ese caso, se les explica a los jugadores y el servicio se repite”.

Aunque, durante los octavos de final en la noche de este lunes entre Carlos Alcaraz y Marin Cilic, el croata sufrió con el sistema, que le cobró injustamente en distintas ocasiones foot fault. Las transmisiones demostraron que la tecnología a veces necesita un poco de criterio humano.

“Por favor, necesito ver la repetición. En mi ejecución de servicio mi talón comienza por encima de la línea, pero no la llega a tocar”, le decía a la oficial de silla, imitando su posición, después que fue quebrado con su segundo servicio. Nunca le llegó la muestra al croata.

Marin Cilic antes de comenzar la ejecución del servicio / CAPTURA

La tecnología no supo precisar el caso del campeón del US Open 2014: aunque partiera con un pedazo de su pie en contacto con la línea de base, este después se despegaba para el movimiento de su saque. Allí es donde la máquina no puede decidir por el humano: definir esa delgada línea que determina dónde arranca el movimiento.

Cilic acabó derrotado y demasiado tarde luego de cinco sets, por lo que no se dio el tiempo de explicar su relación con la tecnología que se tomó el Abierto de los Estados Unidos. A Matteo Berrettini sí que le agrada: “Pero en un principio no me gustaba, lo encontraba extraño”.

“Es verdad que no da espacio para malentendidos. Escuchaste a la máquina, listo, fue mala. Fue en Turín el año pasado, que tuve un set point contra Zverev. Sacha sirvió y no pedí el challenge porque pensé que era buena. Desde mi box me decían que era mala y que lo pidiera, pero yo no me di cuenta. Con este sistema, el punto habría sido mío. Es lo más justo”, dice a CLAY el italiano.

Frente a un drive cruzado de Rafael Nadal que mordisquea por fuera un pedacito de la línea lateral, Frances Tiafoe mira incrédulo al juez brasileño Carlos Bernades, que desde la silla se encoge de hombros y lo mira con cara de que no tiene absolutamente nada qué hacer. Aunque puede mostrarle la imagen del bote si es que algo le ayuda.

“Con esto no hay nada qué reclamar. Puedes mirarlo en las pantallas, pero es que no cambiará nada. Es justo y está muy bien”, contesta la francesa Caroline García.

A la mayoría de los jugadores les agrada el sistema que elimina a los jueces de línea // REGINA CORTINA

Sube la cesantía y baja el espectáculo

La checa bicampeona de Wimbledon, Petra Kvitova lo lamenta por los más de 250 jueces que en estas tres semanas de torneo pierden una fuente laboral: “Es triste por ellos, pero en general estoy cómoda con el sistema”.

La USTA también lo siente. Fue una difícil decisión. “Les quitamos a los oficiales la joya de la corona en lo que a su carrera respecta. También es un impacto en su desarrollo para convertirse en jueces de silla, pero es cierto que Estados Unidos por suerte cuenta con cerca de 130 torneos profesionales donde requerimos su labor”, detalla Cary.

El holandés Robin Haase, en tanto, es de aquellos jugadores que siempre se han comprometido a mejorar su deporte en el plano organizativo. En entrevista con CLAY, cuenta que tiene enumeradas varias medidas para hacerlo más entretenido.

Y en esa misma línea, se queja por la eliminación de los challenges, que le daban a la gente un elemento para la interacción. La multitud siempre se involucraba con aplausos a ritmo gradual: “Sí que creo que es el futuro del tenis, pero es que la tecnología avanzó muy rápido. En este deporte no hay mucho entretenimiento además del tenis en sí, como sí en otras disciplinas. ¡Los espectadores tienen que esperar entre cada cambio de lado para ingresar al estadio! Teníamos aquí al ojo de halcón, y la gente lo amaba, hoy le quitaron esa interacción que tenía la gente”.

¿Qué pasará en los Grand Slams de Europa? Wimbledon, un torneo de tradiciones tremendamente arraigadas jamás eliminaría a sus icónicos jueces de línea. Roland Garros, también mantendrá con vida a los oficiales.

«En Roland Garros el procedimiento de verificación humana es aceptado por los jugadores si el arbitraje es de buena calidad. El número de errores sigue siendo muy bajo”, dice Remy Azemar, jefe del Departamento de Arbitraje de Roland Garros: “También los equipos electrónicos homologados en tierra batida requieren una instalación importante y un dispositivo de cámaras en la pista, que lo convierte en un inconveniente al momento de optimizar el espacio de juego para los jugadores”.

Distinto es el panorama en las canchas duras, donde la superficie no hace de juez en sí. La tecnología avanza. El factor humano va quedando como un elemento tradicional.

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Reporteando el tenis alrededor del mundo desde hace 10 años. Ha colaborado con medios como La Tercera, Cooperativa, Infobae, y Racquet. Fundador del ex programa de radio Tercer Saque. Pluma & Lente es su espacio personal donde cuenta sus viajes y aventuras.