NUEVA YORK – Ons Jabeur es una tenista diferente por dónde se le mire.
Por su tenis, que ella misma describe como poco ortodoxo, de muchas variantes y rompedor de rutina: «Uso efectos, pego plano, combino con el slice. Amo la diversión y darle show a la gente».
Por su carisma: bromea en las conferencias de prensa, ofrece respuestas divertidas, atiende alegremente a los fans y siempre se le ve sonriendo.
Por su origen y su credo: no existe en la historia una tenista africana que tenga un currículum como el que está cultivando ella. Tampoco ninguna musulmana tiene sus números. En el tenis ya se convirtió en ese ícono indiscutido para su región, y en la televisión de su país ya cambian los partidos de fútbol para transmitirla a ella.
Batió récords en Wimbledon de los que todos hablaron, y en Nueva York se metió a su segunda final de Grand Slam consecutiva, donde ninguna árabe había estado antes. Lo hizo con una victoria categórica ante la francesa Caroline García por 6-1 y 6-3.
El sábado intentará emular a sus ídolas, Gabriela Sabatini y Arantxa Sánchez-Vicario.
La argentina volvió al Grand Slam que conquistó en 1990 cuando tenía 20 años. Esa soleada tarde, 22 años atrás cuando venció a Steffi Graf en la Louis Armstrong, es uno de los clips que han inspirado a la tunecina.
«Veo algunos de sus videos. Claro que soy una gran fanática de ella. Es una persona muy agradable, realmente increíble. De alguna manera tengo mucho amor por los argentinos. Tuiteamos bastante y ya quería conocerla», cuenta tras ser consultada por CLAY en la sala de conferencias.
Fue a principios del torneo cuando la norafricana pudo cumplir su deseo de conocerla en Flushing Meadows: «Tuve mucha suerte. Justo pasó a mi lado y la saludé. Fue agradable ver lo humilde que es y el hecho de que diga que es una admiradora de mi juego me impresionó mucho».
En Roland Garros 2022, Sabatini había reconocido que la tunecina es la tenista del circuito que más le agrada ver: «Me está gustando mucho Jabeur. Me inclino por un juego de variedad, tiene buena mano, ha crecido un montón, su cabeza mejoró y está siendo mucho más regular».
La era del tenis en los noventa ha marcado presencia en el pasar de Jabeur por Nueva York. Aquí la acompaña otra campeona en Flushing Meadows. Su amiga, la española Arantxa Sánchez Vicario, ganadora en 1994, la viene asesorando técnicamente.
