CÓRDOBA, Argentina – La ecuación es sencilla para el argentino Tomás Etcheverry a la hora de posicionarse en el debate sobre la creciente influencia de Arabia Saudita en el tenis mundial: si traen más dinero, entonces, son bienvenidos.
«Sé que los saudíes quieren meterse con más torneos y más dinero. Yo no tengo problema. Mientras haya más dinero para repartir a los jugadores, no sólo para los que están arriba, si no que a los que están más abajo también, por supuesto que suma. Nos costó mucho a todos estar ahí arriba, sobre todo a los sudamericanos», dice a CLAY el tenista de 24 años.
Sobre desafiar a Novak Djokovic en su lugar preferido, las relaciones con los otros tenistas top del circuito y lo importante que es su novia en su carrera, habla Etcheverry en este mano a mano durante el ATP 250 de Córdoba.
– ¿Cómo es jugar contra Novak Djokovic en la Rod Laver Arena? Andy Roddick alguna vez dijo que en una pista de tenis te quita las piernas y luego se queda con tu alma. ¿Concuerda?
– Sí, tiene esa frase que es buenísima, que primero te come las piernas, después te come la mente o el alma, y después te termina de destruir. Sí, es cierto eso. Yo sabía el escenario que estaba afrontando. Sabía que era su cancha, su torneo. Como enfrentar a Rafa en la Phillippe Chatrier, o ese tipo de cosas. Yo hice mi partido, fue algo hermoso, una experiencia única que me llevo. Obviamente que me quedé con un poco de calentura porque no pude hacer lo que quería hacer en nivel de juego, pero es parte de esto, de seguir, seguir aprendiendo, darse cuenta lo que hice bien y lo que hice mal. Haber tenido la oportunidad es algo que me ayuda a crecer.
– Lo de las cuentas de los puntos con Djokovic ya es un clásico. Incluso hasta ya publican fotos trucadas con los números actualizados.
– Es muy gracioso. Incluso la última que la trucaron quedó mejor que las fotos anteriores (risas).
– Tenía la raqueta Head de Djokovic, ahora la cambió por una Yonex. ¿Qué significa para un tenista cambiar una raqueta? Es la varita mágica que no puede fallar…
– Es duro. Uno tiene que estar abierto a los cambios. Yo lo busqué para dar un salto de calidad. Hay distintos tipos de jugadores: algunos que no pueden cambiar nunca y otros abiertos a probar, que fue mi caso. Quería encontrar algo más porque la raqueta anterior no me estaba ayudando a mejorar aspectos de mi juego. Quise dar un salto y me la jugué.
– ¿Rompió una raqueta alguna vez?
– No, nunca.
– ¿Es una filosofía suya? ¿O como si fuera algo prohibido?
– De chico me lo pusieron mis padres. Las cosas cuestan muchísimo. Siempre se me inculcó que la raqueta no tiene la culpa, eso es así. Nunca traté de expresar mis enojos, ni tampoco demostrarle al rival que estoy enojado. Por ahí hay chicos que necesitan una raqueta, que me han pedido. Prefiero regalarlas que estar rompiéndolas. Es una realidad.
– Ya completando más tiempo en el circuito, ¿Cómo se va desenvolviendo en el vestuario? ¿Cómo se lleva con los tenistas top?
-Son todos muy buena onda. Carlos (Alcaraz), Jannik (Sinner), mismo Novak también. Son grandes personas, siempre te saludan, muy atentos. Rafa (Nadal) también en Brisbane, compartimos ahí y estuvo pendiente de mi partido. Hay de todo en el circuito: diferentes personas, diferentes países, diferentes culturas.Hay que saber entenderse. Tengo grandes relaciones con los otros tenistas, sobre todo con mis compatriotas, con Fran (Cerúndolo), con Seba (Báez). Tener relaciones afuera es demasiado importante. Sabemos que somos rivales al otro día, pero es que estamos siempre solos, lejos de casa. Y nosotros compartimos todas las semanas, vemos las mismas caras, somos nosotros.
– ¿Le entusiasma o le complica ver más influencia saudí en el tenis? Eventualmente habrá muchísimo dinero, pero para muchos, hay un conflicto ético importante.
– De eso no estoy tan al tanto, sé que Arabia Saudita hace tiempo se quiere meter con más torneos y más dinero. Yo no tengo problema. Mientras haya más dinero para repartir a los jugadores, no sólo para los que están arriba, si no que a los que están más abajo también, por supuesto que suma. Nos costó mucho a todos, sobre todo a los sudamericanos, estar ahí arriba.
– ¿Le gusta viajar? ¿Su novia está varias semanas acompañándolo. ¿Qué tan importante es ella en su carrera?
– A mí me encanta. No el hecho de trasladarse en sí, porque tantos aviones me parten, pero amo lo que hago, la competencia, amo jugar al tenis. Por suerte tengo a mi mujer que me puede acompañar. Tengo esa suerte. Me ayuda mucho a no sólo estar junto a ella, pero también a tener los pies sobre la tierra. Estamos juntos desde los 13 años, entonces hay muchas cosas vividas. Fuimos creciendo juntos, ella me vio triunfar, yo la vi triunfar a ella. Eso es lo más lindo.
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