NUEVA YORK – Un pelotazo a una niña recogepelotas, una descalificación y una historia que le sigue rondando a la española Sara Sorribes de vez en cuando.
«Es difícil ver como una persona que ha cometido un error no lo quiere asumir», dijo la española que a partir del lunes 11 de septiembre será la número uno de su país en el ranking de la WTA.
Sorribes se refiere a la japonesa Miyu Kato y a las escenas que fueron trendig topic en la pasada edición de Roland Garros durante la tercera ronda del cuadro femenino. Un confuso incidente que se desencadenó cuando Kato lanzó una bola a mediana velocidad hacia el otro lado de la cancha, y que accidentalmente impactó directo en el cuello de una niña pasapelotas. La chica se largó a llorar, mientras Sorribes y su compañera Marie Bouzková protestaron al juez de silla. Kato y su dupla Aldila Sutjiadi fueron descalificadas.
La japonesa recalcó desde entonces su inocencia. Sara Sorribes cree que de una vez por todas tiene que asumir su falta. Lo cierto es que el episodio se viralizó en internet, y Sorribes y Bouzková recibieron críticas de todos lados, incluyendo de jugadoras del circuito.
«Fue muy complicado. Lo es hasta el día de hoy, cuando todavía salen cosas. Yo estoy muy tranquila, Marie está tranquila. Ella lo único que hace echar balones fuera y decir que es culpa nuestra cuando nosotras no tenemos la culpa. Ella fue quien pegó un pelotazo», respondió a CLAY en una de las salas de conferencia pequeñas del US Open frente a los medios de habla hispana tras su triunfo por 6-4 y 7-5 ante Anhelina Kalinina en la primera ronda del último Grand Slam del año.
Sorribes cuenta su versión de la historia de Francia: «Las imágenes , las que las quisieron sacar bien la sacaron bien, otros las sacaron en cámara lenta, que creo que no hace justicia. Ella le pegó desde lejos, le pegó aquí (apunta al cuello), la niña lloró, el árbitro nos preguntó qué había pasado, porque no lo había visto. Le dijimos que estaba llorando y que le había pegado un pelotazo. La realidad».
Desde el lugar de los hechos iniciales en París, el viaje es a Berlín, cuando en junio, CLAY conversó con la jugadora asiática quien reveló lo que los oficiales de la Federación Francesa de Tenis y la ITF le dijeron después de su descalificación.
“El umpire y el supervisor hablaron conmigo después y me dijeron: ‘si el pasapelotas hubiera sido niño, no habría habido problema’. También me explicaron que como la chica lloró por más de 15 minutos tuvieron que tomar una decisión, porque si hubiera parado después de cinco minutos, habría estado todo ok; o si la pelota le hubiera impactado en piernas o brazos, tampoco me descalificaban. Pero no, porque fue en el cuello fue diferente”, relató entonces.
“Solamente devolví la bola al otro lado de la cancha para que mis rivales sacaran”, dijo Kato.
En Nueva York, Sorribes asegura que el trato hacia ella en el vestuario jamás cambió a pesar de que varias tenistas hablaron públicamente del tema apoyando a Kato.
«En el vestuario me tratan igual. Creo que he tenido un recibimiento muy bueno desde mi vuelta de la lesión, cosa que incluso me sorprendía. ¡Ostras! toda esa gente que me decía que se alegraba un montón de que haya vuelto. Y con respecto a lo de París, tuve incluso jugadoras que me dijeron: ‘Sara, no es la primera vez que le podría haber pasado esto a esta jugadora’. Es la primera vez que le pega, pero no es la primera vez que lo hace. Hay videos. Tienes que aceptarlo, no puedes estar toda la vida echando balones fuera. Entiendo que las culturas son distintas», agregó.
Más dardos fueron contra la dupla al difundirse imágenes de ellas riendo mientras Kato discutía con el juez de silla sobre su descalificación. Sara Sorribes aclara que su risa nada tenía que ver con su el drama que vivía su rival.
«Y cuando me siento y me pongo a reírme es porque yo hablo con Marie en español. Ella habla muy bien, pero dice muchas palabras que no existen, por lo tanto dijo un par de palabras inexistentes, y yo con toda la tensión me reí. Pero nada que ver con el partido, nada que ver con ellas ni menos con la situación que estaban viviendo. Entonces más allá de eso creo que la gente que nos conoce y que nos ve día a día opina totalmente diferente, pero primero lo tiene que aceptar ella».