NUEVA YORK – Es inevitable pensar en la figura de María Sharapova cuando una adolescente como la rusa Mirra Andreeva aparece en el primer plano del tenis mundial, de forma similar a lo que hizo la dueña de cinco Grand Slams.
«Le preguntaría a María cómo fue su sensación cuando ganó su primer Grand Slam a los 17. Luego conversando querría saber otras cosas, pero lo primero sería saber qué sintió después de que ganó Wimbledon en 2004», dijo Andreeva a CLAY en Nueva York, donde juega por primera vez el US Open como «adulta».
Si Andreeva quiere que lo primero que le cuente Sharapova sea lo que significa alcanzar la gloria máxima en el tenis, es porque es un logro que tiene entre ceja y ceja a los 16 años. No lo afirma, claramente, pero sí define que el camino se lo construye ella y que no quiere ir por la huella de nadie: «La gente puede decir, quizás, que estoy siguiendo sus pasos y que hago lo mismo que ella, pero no me enfoco en eso. Yo tengo mi propia carrera, mi propia vida. Sólo haré lo mejor posible para crear una gran carrera».
La última gran campeona rusa revolucionó el tenis en 2004 cuando con 17 años venció a Serena Williams en la final de Wimbledon y conquistó al público con una personalidad altanera, fuerte y explosiva. Es precipitado decir que Andreeva va por ese mismo camino, pero es cierto que la adolescente nacida tres años después del shock de Sharapova en Londres, ya tiene pizcas de superestrella y se perfila como una posible multicampeona.
Como buena representante de su generación, Andreeva repasa una y otra vez los videos de Sharapova en Youtube: «La veo a ella, así como también veo mucho al resto».
Las cámaras siguieron a la joven rusa bien de cerca durante los torneos más importantes de Europa. Netflix apostó por ella para que sea una de las protagonistas de «Break Point» y así salvar una serie que tras su primera temporada al aire resultó una decepción.
La serie de tenis estuvo lejos de lo que se esperaba de los mismos creadores de «Drive To Survive». Esa producción sí revolucionó su deporte, fue de las series más vistas de la plataforma y llevó a las pistas de carrera a nuevas y mayores masas de público. Con su aura carismática, Andreeva podría darle a un producto sin mucha chispa el sabor que viene buscando y que no ha podido encontrar.
Lo que hace Netflix con Andreeva es una muestra más de lo que se proyecta dentro del circuito femenino: Andreeva tiene todo para enamorar a las audiencias con su inmensa calidad tenística, personalidad dulce y buen manejo con los medios. Como la Sharapova de hace dos décadas.
La organización de Wimbledon y los periodistas también lo van entendiendo así, y a partir de la tercera ronda, Andreeva se sentó a hablar en el Media Theatre, la sala de conferencias principal. Antes, en las clasificaciones había hablado con CLAY de sus primeras experiencias entre los mejores del mundo: “No sé si me siento tan profesional. ¡Creo que sí! Yo sólo juego, hago lo mío, disfruto mucho el tiempo en la pista a pesar de que a veces no lo parezca. Necesito seguir ganando para que los jugadores top comiencen a hablarme”.
¿Cómo toma estar en el centro de la atención?
«A veces es un poco incómodo. Tengo mucha gente después de los partidos pidiéndome una foto. Yo no quiero decir que no porque ellos me apoyan y están alentándome. No podría decirles que no e irme de ahí, pero es verdad que no puedo quedarme demasiado tiempo con la gente porque necesito descansar y hacer mis cosas», dice.
Entonces, ¿Hay una técnica para huir de esa demanda interminable de los fans?
«Me alegro que existan guardias que digan «no». Yo les digo (baja el volumen de voz) ‘vámonos, vámonos’ y ellos hacen su trabajo súper bien».