BERLIN – París fue la montaña rusa de las emociones para Miyu Kato. Tristeza, rabia e impotencia gracias a una sanción injusta; calma, consuelo y alegría por un título ganado. “Mi mente estaba muy mal. Después de la descalificación pensé seriamente en irme a mi casa en Japón”, dice en entrevista con CLAY.

A Kato la expulsaron durante la tercera ronda del dobles femenino de Roland Garros por darle un pelotazo involuntario a una joven pasapelotas: “Solamente devolví la bola al otro lado de la cancha para que mis rivales sacaran”, explica Kato en Alemania, donde disputó el WTA de Berlín.

“El umpire y el supervisor hablaron conmigo después y me dijeron: ‘si el pasapelotas hubiera sido niño, no habría habido problema’. También me explicaron que como la chica lloró por más de 15 minutos tuvieron que tomar una decisión, porque si hubiera parado después de cinco minutos, habría estado todo ok; o si la pelota le hubiera impactado en piernas o brazos, tampoco me descalificaban. Pero no, porque fue en el cuello fue diferente”, relata a CLAY con un ritmo pausado, con el inglés que tiene a su disposición.

“Me pasé varias horas en el vestuario, no quería chequear las redes sociales, no quería hablar con nadie. Tenía que ir al doping, entonces esperé ahí sola”, cuenta.

Sus rivales Sara Sorribes Tormo y Marie Bouzková, que no vieron la acción de Kato, protestaron al umpire al ver que la niña lloraba. El árbitro de silla procedió a aplicar la descalificación. Miyu Kato se largó a llorar en los hombros de la indonesa Aldila Sutjiadi, su compañera de equipo.

Miyu Kato llora tras ser descalificada del dobles femenino en Roland Garros // KYODO

A pesar de la frustración y las ganas de volver a su casa, no hubo tiempo para ver los pasajes aéreos. Le dieron el permiso para seguir en carrera en el dobles mixtos, y con el alemán Tim Puetz se desquitó ganando el trofeo: “Nada fue divertido hasta el día de las finales. Por suerte recibí muchos mensajes de aliento, mensajes positivos. Las jugadoras, los entrenadores, todos me apoyaron mucho por suerte”.

¿Y sus contrincantes? “Bouzková me envió un mensaje, pero no le respondí”, dice acompañado de una risa espontánea. Se detiene a recordar lo que decía el texto de la checa. Mejor busca en su teléfono. “Lo siento por lo de hoy. Espero que tú y tu compañera estés ok”, dice el mensaje.

De Sorribes, nada de nada. Ella se defendió en una conferencia de prensa: “Nosotras no hemos hecho nada. Fue la decisión del supervisor. La regla es la regla. Sólo nos preocupamos de lo que le pasó a la niña”.

Kato tiene una opinión sobre el actuar de sus rivales: “Me decepcionó”. Agrega que con Bouzková tiene una relación cordial, que cuando jugaron en Charleston este año, la checa fue amable.

El gran problema para la japonesa, fue que la Federación Francesa de Tenis le quitó los 240 puntos para el ranking, y los 21.500 euros en premios. Kato apeló el castigo, pero recibió un portazo en la cara.

“Como no pude tener los puntos de Roland Garros, tengo que ganar en Wimbledon. Aunque me gusta la arcilla, no el césped”, comenta a CLAY. Para el dobles mixto, eso sí, no tiene con quién jugar todavía, ya que Puetz no quiere jugar en hierba: “Soy amigo de (Austin) Krajicek, así que quizás algún día juguemos juntos”.

¿Y si llama a su compatriota Kei Nishikori, ya de vuelta en las competencias luego de una larga lesión?

“Ya lo intenté muchas veces. Pero Kei me ha dicho que no”.

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