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CARTA DESDE PARÍS (11): CUANDO LA FALTA DE CARIÑO DAÑA A UN NÚMERO UNO

PARÍS – Cuando son las dos de la madrugada y llevas 15 horas trabajando sin parar, la mente tiene permiso para nublarse. Le sucede a todos, también a nosotros, los periodistas. Tras la victoria de Rafael Nadal sobre Novak Djokovic en una noche eléctrica y para la historia, había una pregunta que no podía dejar de hacerse.
– Novak, ¿cómo te sentiste ante el masivo apoyo del público a Nadal y los abucheos que te dedicaron?
Pero esa pregunta nunca llegaba mientras el micrófono iba pasando de mano en mano durante el turno de preguntas en inglés en la conferencia de prensa del serbio en la madrugada de este miércoles. Llegó, menos mal, en el turno de las preguntas (y respuestas)  en serbio. Y Djokovic fue más allá de lo esperado.
«Creo que los espectadores contribuyeron mucho al cambio de tendencia en el cuarto set. Estaban al 99,9 por ciento de su lado y lo impulsaron en determinados momentos. Lo ayudaron a encontrar la energía».
Más claro, imposible.
Djokovic dijo en dos frases varias cosas:
– Lo quieren a Nadal
– No me quieren a mí
– Si el público fuera justo, quizás ganaba el partido

El court central de Roland Garros en la noche de la victoria de Nadal sobre Djokovic / SEBASTIÁN FEST

De las tres cosas, la que más molesta a Djokovic es sentirse no querido, porque lleva toda la vida buscando lo opuesto, buscando que lo quieran. Pero le tocó la era de Nadal y Roger Federer, y por más esfuerzos que haga -muchos, a veces exagerados y contraproducentes-, no hay caso: la dupla del español y el suizo está blindada, es insuperable.
Hace nueve años, en 2013, me senté en Montecarlo a conversar con Djokovic. Ya era campeón de Wimbledon y del US Open, ya había llegado al número uno del mundo. Era un «big player» del tenis y del deporte. Y yo tenía una pregunta que quería hacerle sí o sí.
– ¿Hay algo de presión extra, una necesidad de ser más agradable y simpático aún que la media por el hecho de venir de Serbia?
La pregunta hizo que Djokovic se acomoda en el sofá del Montecarlo Country Club, más motivado que nervioso ante el planteo.
“Para ser honesto, es una buena pregunta, porque recuerdo cuando viajaba con mi padre jugando torneos juveniles en todo el mundo. La mayoría de las veces, cuando decíamos que éramos de Serbia, la gente se volvía muy cautelosa y prudente acerca de cómo seguir con nosotros”.
En su rostro, el reflejo de la amargura de aquellos días.
“La sensación era muy fea. Primero, porque no creo que nadie deba tener prejuicios acerca de la gente, ya sea por su procedencia o su religión. Pero también lo entendía, porque la mayor parte de la prensa internacional venía escribiendo en forma negativa sobre Serbia».
«Comenzó así, pero con el tiempo la gente pasó a valorarme a mí y a mi familia, a entender que lo que hacemos lo hacemos con el corazón y la conciencia limpias. La gente me respetó por mi éxito, y eso fue importante, permitirle a la gente ver mi verdadera personalidad y que el pueblo serbio es bueno y puede ser bueno”.
La respuesta de Djokovic en aquel 2013 sobre el Mediterráneo permite entender mucho mejor lo sucedido en 2022 en una fría noche en París.
La historia, por supuesto, continuará, pero la noche del 31 de mayo y la madrugada del 1 de junio de 2022 en Roland Garros dejaron claro que Djokovic, por momentos, se sigue sintiendo como aquel adolescente al que le daban vuelta la cara por ser de Serbia.

Martina Navratilova, leyenda del tenis mundial

Dos apuntes más en esta carta: no se pierdan la historia nórdica que cuenta Sebastián Varela de cara al duelo entre Casper Ruud y Holger Rune.
Y Martina, Martina Navratilova. La entrevistamos en CLAY y habló con el mismo filo que cuando sacaba, subía a la red y resolvía el punto con una volea. Habla de Naomi Osaka, de Carlos Alcaraz, de Rafael Nadal, de Iga Swiatek. Y de lo que vale el tenis, de por qué hay que querer lo que haces.
¡Nos vemos este jueves!
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Ex jefe de Deportes de DPA y de La Nación, ex presidente de la International Tennis Writers Association (ITWA). Autor de "Sin Red", un viaje por el mundo siguiendo a Roger Federer y Rafael Nadal, y de "Enredados", sobre el equipo argentino de Copa Davis. Cubrió más de 60 Grand Slams y entrevistó a los principales protagonistas de la escena del tenis en los últimos 30 años.