Nicolás Jarry no aguantaba más. Tenía múltiples voces en su cabeza dándole consejos sobre su carrera y eso lo confundía y abrumaba. Una de ellas era la del ex 14 del mundo Jaime Fillol. Hasta que Jarry dijo basta: «Me senté con mi abuelo y le dije llorando que quería que fuese mi abuelo, pero que no me hable más de tenis».
El finalista del Masters 1000 de Roma 2024 era entrenado en ese entonces por el ex tenista Martín Rodríguez, casado con una de las tías de Jarry. «Yo ya estaba muy cansado entre lo que me decía mi mi abuelo, mi papá, Martín. Mi abuelo sabía infinito y cada día me doy cuenta más de eso. Es muy especial, es tan creyente que lo ve todo muy simple. Y eso es un don. Pero yo no lo estaba entendiendo y no podía seguir teniendo dos voces diferentes en mi cabeza. No me estaba haciendo bien», reveló Jarry en la serie docufílmica Versus.
El chileno confesó que marcarle los límites a su abuelo fue uno de los momentos más duros de su vida. Además de sus trayectoria en la pista, Fillol fue uno de los fundadores de la Asociación de Tenistas Profesionales a fines de los 70. Una personalidad tremendamente respetada en el circuito internacional, y probablemente el gran responsable de que Jarry haya elegido ser tenista.
Esa conversación en el comedor de la casa de Fillol ayudó a cambiar el rumbo del actual mejor jugador de Latinoamérica. Sin ser demasiado exitoso en juniors como sí otros referentes de su generación (Nick Kyrgios, Cristian Garin, Borna Coric, Alexander Zverev, etc), Jarry encaró con dudas la etapa de los torneos Futuros, señalada por muchos como la más dura del camino de un tenista, la que te destruye o te endurece.
«Los torneos Futuros son una jungla muy difícil de pasar. Si te atrancas ahí, cada vez cuesta más. Son lugares que no te motivan, lugares feos, difíciles de estar. Hay que salir de ahí lo más rápido posible», dijo en la producción audiovisual sobre su vida, dirigida por el cineasta mexicano Raúl Cuesta y dividida en cuatro capítulos.
En sus primeros torneos que jugó en la categoría, Jarry perdió en las clasificaciones. En otro, cayó en la primera ronda tras haber recibido una invitación. Sin alegrías, comenzó a luchar contra su cabeza. «Se me cayó el cielo, me fui lejos de todo el mundo. Negativo. Estuve cerca de mi primer (punto) ATP… pensaba que nunca lo iba a conseguir en mi vida. En el tenis te muestran que estas jugando contra otro, pero en realidad es contra ti mismo», explicó.
«El entrenador no puede quedarse con una rutina que piensa que es la apropiada, si no que tiene que ver las alternativas. Era lógico que se iba a producir esta diferencia. Ciertamente no solo tengo diferencias con Martín, las tengo con todos», dijo a Versus Jaime Fillol, mientras que en las imágenes lo mostraban en una iglesia, o con el buzo y raqueta de su época en un club de tenis.
«Siempre le di espacio a mi suegro», afirmó Rodríguez. «Nico nunca me dijo nada, pero yo sí sabía que mi suegro le decía cosas distintas que las que le decía yo. No me creo dueño de la verdad, así que creo que otras opiniones y puntos de vista son importantes para mí».
Nieto y abuelo estuvieron varios años sin hablar una sola palabra sobre tenis. Jarry maduró como deportista y así fue cambiando su relación con Fillol en el aspecto tenístico. El asunto fue bien manejado por ambos, y el tiempo permitió ver situaciones que en algún pasado eran impensadas.
En enero, Jarry eligió a Fillol como capitán del equipo chileno de la United Cup. En Australia, el abuelo volcó todo su conocimiento deportivo en su nieto y por primera vez se vio por las cámaras aquello que por algún tiempo estuvo restringido. En el Abierto de Italia, en el torneo que Fillol jugó varias veces y que esta vez Jarry disputó la final, estuvo presente en la primera fila de las tribunas en cada uno de sus partidos. Los límites para el abuelo ya no son lo que fueron.