PARÍS – Carlos Alcaraz ganó el bicampeonato en Roland Garros de una manera cinematográfica: se recuperó luego de estar dos sets a cero, salvó tres bolas consecutivas de partido, y definió en el match-tiebreak del quinto set ante Jannik Sinner, su clásico rival. Fue uno de los mejores partidos de todos los tiempos.
No habría sido justo que la primera batalla en una final de Grand Slam entre los dos mejores tenistas de la época hubiese sido diferente. Alcaraz supo ser el dominador de un encuentro lleno de drama que duró 5 horas y 28 minutos, y que se definió con un marcador de 4-6, 6-7(5-7), 6-4, 7-6(7-3) y 7-6(10-2)
Alcaraz necesitó una fuerza y un coraje impresionante, sobre todo estando 0-40 en el 3-5 del cuarto set. Ahí al español no le tembló la mano y con su servicio pudo quitarse los tres match points en contra. Durante gran parte del encuentro, Sinner había conseguido frenar su impulso cuando el español se venía arriba.
«En ningún momento he dudado de mí mismo. Antes sí dudaba, no creía, en muchas ocasiones no creía tener la fuerza suficiente como para poder remontar partidos. Fui aprendiendo», explicó luego ante los medios, junto al trofeo de los Mosqueteros.
«En los momentos difíciles hay que sacar lo mejor versión de uno mismo. Ahí es donde las grandes leyendas muestran lo mejor que tienen, en los momentos de bajón, en las situaciones más complicadas», agregó.

El duelo arrancó con un primer juego de 12 minutos con el saque de Sinner. En el quinto juego, después de 37 minutos de partido quebró Alcaraz. No pudo confirmarlo con su servicio. Sinner desplegó un tenis de alto vuelo y quebró en el décimo game para llevarse el set cuando parecía que se iban a un desempate.
El siguiente set, Alcaraz empezó lento, con muchas dudas y pocas respuestas. Sinner se aprovechó de los errores de su rival y se adelantó 4-1. Ahí el campeón defensor despertó y aprovechó el envión anímico que le dio el público, exaltado por unas cuántas genialidades del español. Quebró de vuelta y llevó las cosas, ahora sí, al desempate, donde Sinner aceleró lo necesario.
Hasta ahí, le quedaban pocas esperanzas al número dos del mundo. Sinner se encaminaba a ganar el Abierto de Francia sin perder sets, tal como hicieron Illie Nastase (1973), Bjorn Borg (1978, 1980) y Rafael Nadal (2008, 2010, 2017 y 2020).
Pero la garra de Alcaraz lo hizo mantenerse en el partido, consiguiendo el tercer set. El español confesó que Rafael Nadal se le pasó por la cabeza.
«Si he pensado en Rafa. No he mirado la placa, pero si he pensado en ella. Vi grandes remontadas de Rafa, nos ha brindado esos momentos. Ese espíritu de lucha, de garra, de no darse por vencido… es lo que he tenido que hacer hoy», reveló luego en la sala de prensa.
En el cuarto parcial, el campeón del Abierto de Australia no pudo con la presión, y en el quinto set, Alcaraz ya estaba muy envalentonado: era demasiado tarde para el número uno del ranking. El concierto en la Philippe Chatrier, en la tarde primaveral dl 8 de junio de 2025, lo estaba dirigiendo el español, con su tenis en on y el público mayoritariamente de su lado.
Alcaraz quebró al inicio del set decisivo y luego aguantó a Sinner, quien tuvo su pequeña remontada al final, para ganar la muerte súbita y seguir haciendo historia.
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La rivalidad entre Alcaraz y Sinner se va poniendo cada vez más sabrosa.
Además de haber ofrecido un tenis de alto nivel, la final en París fue una demostración de que el español de 22 años y el italiano de 23 sacan lo mejor del otro y son los principales encargados de frenar los récords del oponente.
Alcaraz evitó que Sinner ganara su tercer Grand Slam seguido y que lo empatara en el conteo. En cambio, levantó su quinto trofeo grande, y ya empató a leyendas de la Era Abierta como los australianos Rod Laver y Ken Rosewall. Está a uno de Boris Becker y Stefan Edberg.
También extendió su paternidad con el italiano. Los enfrentamientos entre ambos los lidera Alcaraz por 8-4 tras el triunfo del hispano en Roland Garros.