BUENOS AIRES – Cuando el ranking ATP se hizo oficial en agosto de 1973, nueve de los diez mejores tenistas del mundo tenían revés a una mano. Jimmy Connors, el décimo mejor jugador del mundo según ese primer registro oficial, era quien arruinaba la estadística perfecta para los tenistas de ese estilo que hoy vive en plena decadencia.
Pasaron casi 51 años y al 19 de febrero de 2024 la historia se cuenta diametralmente diferente. Stefanos Tsitsipas, era el último ejemplar de esa especie que todavía habitaba el top ten, pero este lunes amaneció en el décimo primer puesto de la lista. Álex de Miñaur tomó su lugar. Ahora todos los tenistas de la élite golpean la pelota empuñando la raqueta con ambas manos por el lado del revés. Por primera vez en la historia del ranking.
«Me da lástima que nos hayamos quedado sin referentes en el top 10, pero son cosas que pasan. El tenis va evolucionando rápido y más allá de que yo opino que el revés a una mano es el más lindo del tenis, el revés a dos manos se puede defender un poco mejor con los saques que hay hoy en día y la velocidad con la que se juega», dice a CLAY Horacio Zeballos, dueño de un revés a una mano. Una zurda, que alguna vez amargó a Rafael Nadal en una final sobre polvo de ladrillo (Viña del Mar, 2013).
El argentino, ex 39 del mundo en singles y uno de los mejores jugadores de dobles en la actualidad, cree que la desaparición momentánea del revés a una mano en el top ten es una señal de que «el tenis sigue mejorando», y que a pesar de la disminución de exponentes de un tiro tan estético, el buen espectáculo en la cancha seguirá por mucho tiempo.
Explica Zeballos que si bien el revés a dos manos es lo que en general se debe enseñar a los niños cuando están aprendiendo al tenis, los instintos se deben respetar: «El revés es natural. Cada chico nace con ese instinto de pegar el revés a una o a dos, dependiendo de como se sienta más cómodo. Si yo tengo que enseñar, optaría por las dos manos, justamente por las velocidades que uno ve que se juega».
«Devolver con una mano un saque de 220 kilómetros por hora es muy complicado. La excepción se daría si el chico viene y me dice que lo siente a una mano. Ahí yo digo: ‘obviamente vamos con tus instintos», explica el tres veces finalista de Grand Slams en dobles junto al español Marcel Granollers.
«Se va extinguiendo gracias a lo poderoso que es el tenis en el profesionalismo hoy en día. Jugar el revés con dos manos te da mayor control para usar todo ese poder», dice a CLAY Dusan Lajovic, uno de los tenistas más veteranos con revés a una mano que sobreviven en el circuito de individuales.
«Personalmente me gusta el revés a una mano, así lo juego yo, y me gusta más para mirarlo. Le da diversidad al deporte. Pero mira como están las superficies hoy, las pelotas, la fuerza de los tenistas. Todo juega en contra del revés a una mano y quita opciones para diversificar estilos. Ya vemos menos estilos de juego diferentes. Todo es tan potente», agrega el serbio.
En épocas pasadas, los tenistas no tenían la preparación física de la época actual. Jugar con el revés a dos manos implicaba correr medio metro más para un lado, y después al otro para acomodarse bien.
«Hoy le pegan como viene, de frente, de espaldas, con las piernas abiertas. El deporte tan físico como es hoy obligó a que se modificaran las técnicas», analiza con CLAY el periodista Guillermo Salatino, quien cubrió casi 150 torneos de Grand Slam desde 1977 y vio de cerca la evolución del tenis y el lento acercamiento del golpe a la extinción.
¿Hay algún proyecto joven que en el tenis masculino mantenga las esperanzas de los románticos clásicos de cara al futuro?
«Puedes ver a los chicos que vienen jugando con el revés a una mano y cada vez son menos», dice Lajovic.
Al mirar la lista, pocos exponentes sub 25 se asoman entre los mejores 300 del mundo. Lorenzo Mussetti es el único referente joven con proyección exitosa. En tanto, el francés Giovanni Mpetshi Perricard se encuentra en buen pie a sus 20 años jugando las qualys de los torneos grandes. Más que eso no hay.
La elegancia del golpe de Roger Federer, los latigazos de Stan Wawrinka e Iván Lendl, la magia de la zurda de Guillermo Vilas, la efectividad de Stefan Edberg y las cachetadas a la carrera de Pete Sampras son referencias que cada vez se traspasan menos a las nuevas generaciones.
Los reveses a una mano dominantes se van guardando en el archivo.