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OPINIÓN | Carlos Alcaraz es una bendición, pero Rafael Nadal merece un poco más de respeto

¿Hasta dónde llegará Carlos Alcaraz? Hasta el cielo, dice él. Y qué bien que a sus 19 años lo diga, lo sueñe, lo ambicione. Junto con el español sueñan muchos amantes del tenis entusiasmados con sus golpes, su talento y su autoridad en la cancha. Entusiasmados por la alegría tranquila con que juega.

El entusiasmo por Carlos Alcaraz debería tener sin embargo un límite que es deportivo, pero también de sentido común: dejarse llevar por la euforia por Carlitos no puede implicar la sepultura deportiva de Rafael Nadal.

O para decirlo más claro: en lo que va del año, el único Grand Slam jugado fue conquistado por Nadal. Aquello fue a fines de enero, y en febrero continuaron los éxitos en Acapulco y en Indian Wells, donde el ex número uno llegó a una final que jugó y perdió lesionado.

Nadal era para muchos en febrero, apenas antes de ayer, el mayor deportista de todos los tiempos, un coloso físico y mental. Nadal es para muchos, en mayo, un hombre del pasado, alguien destinado a ser superado por Alcaraz. Y muchos de aquellos de febrero y de estos de mayo son los mismos.

Es uno de los grandes males de la modernidad, la desesperación por trascender en las redes sociales. Y tan grande es esa desesperación, que no importa demasiado si lo que se dice es cierto, real. Ni siquiera si se cree lo que se dice. Lo que importa es impactar, hacer ruido. Muchos likes, muchos retuiteos o réplicas del posteo en Instagram.

Es así que, cuando Alcaraz derrotó a Nadal en los cuartos de final de Madrid, muchos se apresuraron a escribir que comenzaba «una nueva era».

¿Una nueva era? Las eras comienzan y terminan (y no siempre) en función de lo que suceda en los torneos de Grand Slam. Ahí se decide la historia del tenis, en la que Alcaraz, no hay dudas, está destinado a tener un lugar muy importante.

El disfrute de esta nueva eera

Propuesta: en vez de querer acelerar la historia para satisfacer el pequeño ego de cada uno, ¿por qué no disfrutar de algo extraordinario como la coincidencia de Alcaraz, un fenómeno, con ese fenómeno de otro mundo que fue y es Nadal?

La explosión de Alcaraz en 2022 tiene muchos puntos de contacto con aquella de Nadal en 2005. Potencia, explosividad, sonrisas, desparpajo, confianza sin límites… Y los dos son españoles. Y Alcaraz, como Nadal, muestra que se puede ser arrasador sin perder la educación y las formas. Probablemente España y los españoles no sean del todo conscientes de la enorme fortuna que tienen.

Lo que sabemos hasta hoy es que Alcaraz es una parte importante del presente, pero sobre todo del futuro del tenis.

Lo otro que sabemos es que Nadal ganó 21 títulos de Grand Slam, una cifra sin precedentes. Nadie hizo lo que él hizo. ¿Lo hará Alcaraz? No le falta tenis, perspectivas ni potencial.

Habrá que ver si en 2039, dentro de 17 años el Alcaraz versión 39 mira al Alcaraz versión 22 como el Nadal del 22 mira al del 05: asombrado por haber llegado infinitamente más lejos de lo que se podía siquiera soñar.

¿Le queda mucho tiempo a Nadal en el circuito?

¿Le queda mucho tiempo a Nadal en el circuito? Probablemente no, él mismo dejó en claro en Roma que está cansado de vivir con dolor y que quiere tener la capacidad de llevar una vida normal una vez que se retire. Pero esta semana, cuando llegó a París, la sonrisa de oreja a oreja que mostró en los entrenamientos hizo recordar algo: el tema del dolor y sus ansias por una vida normal es algo que ya decía hace una década o más, cuando se lamentaba ante la posibilidad de ser un ex tenista incapacitado para jugar al fútbol.

Se viene un Roland Garros con Rafael Nadal y Carlos Alcaraz. Quizás se midan en semifinales, quizás no. Un Roland Garros con Iga Swiatek, ese fenómeno en el circuito de la WTA que, cuando le preguntan por Nadal, suelta titulares para el placer de cualquier periodista. Nadal, el dueño de 13 títulos de Roland Garros, el hombre que quiere el décimo cuarto, tiene «superpoderes». Lo dice Swiatek, que algo sabe del asunto.

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Ex jefe de Deportes de DPA y de La Nación, ex presidente de la International Tennis Writers Association (ITWA). Autor de "Sin Red", un viaje por el mundo siguiendo a Roger Federer y Rafael Nadal, y de "Enredados", sobre el equipo argentino de Copa Davis. Cubrió más de 60 Grand Slams y entrevistó a los principales protagonistas de la escena del tenis en los últimos 30 años.