MELBOURNE – La escena seguramente partió el corazón, no sólo de los fanáticos de Nadal, sino de cualquier seguidor del tenis. Rafael Nadal deja Australia, lesionado, caminando hacia el vestuario por el pasillo de los campeones de la Rod Laver Aréna, hundido como pocas veces se le ha visto.
El campeón vigente se alejaba del court central cabizbajo y a paso lento. Con dolor físico, y más que nada, dolor emocional. Las cámaras de la transmisión oficial lo seguían a él, aun cuando el vencedor del partido, el estadounidense Mackenzie McDonald, brindaba la entrevista en cancha. Mostraban a un Nadal sumido en la absoluta tristeza. Derrotado y sin haber podido con el buen nivel de su rival, pero por sobre todo con su cuerpo.
Nadal deja Australia
«Estoy cansado, triste y decepcionado. Cuando las cosas avancen tomaré las decisiones adecuadas, porque quiero seguir jugando tenis. Dicho todo esto, no penséis que digo esto porque quiero dar un paso atrás, pero mis sensaciones actuales son malas», confesó el ganador de 22 Grand Slams luego frente a los reporteros. Su estado de ánimo se transmitía por los micrófonos.
El historial de lesiones suma un nuevo capítulo en la carrera del español: esta vez, su cadera sufrió en la segunda ronda del Abierto de Australia. Un problema que se venía arrastrando por un par de días, pero que al final del segundo set contra el norteamericano se agudizó. Sintió un pinchazo, saltó de dolor, y en cuclillas se lamentaba que otra vez las lesiones le daban pesadillas.
Ahí fue el clímax del drama: más gestos de dolor en el tenista y rostros dignos de un velorio en su box. Hasta lágrimas de su señora Mary Perelló.
Después de la pausa médica, Nadal intentó seguir jugando a pesar de no poder golpear el revés o correr normalmente. No quiso dejar la cancha con un abandono siendo el campeón vigente. 7-5, 6-4 y 6-4 en dos horas y 32 minutos de sufrimiento.
Una caminata triste por el pasillo de los campeones de la Rod Laver Arena. Como poco se ha visto a Nadal yendo hacia el vestuario. A paso lento, cabizbajo, devastado. #AusOpen2023 pic.twitter.com/ThaOyCnLDH
— Clay (@_claymagazine) January 18, 2023
«Es cansador y frustrante pasar largo tiempo de mi carrera tratando de combatir este tipo de cosas siempre. Es evidente que sucede otra vez, de los últimos tres Grand Slams no he podido terminar ninguno en buenas condiciones», reconoció.
En Londres no se presentó a la semifinal tras vencer lesionado del abdominal a Taylor Fritz. «Me dolió más lo de las semifinales de Wimbledon donde estaba preparado para ganar el torneo; aquí me ha pasado en la segunda ronda. Puedo venir aquí con buena cara y aceptarlo, que lo hago, pero uno no tiene que engañarse a sí mismo y hacer un discurso optimista cuando no lo es”. En el US Open también sufrió los mismos problemas.
Nadal tiene que frenar una vez más. Venía buscando ritmo de competencia sin mucha suerte desde octubre: “Nunca he estado en condición de quejarme, la vida me ha dado tantas cosas positivas que no tengo derecho a ello. Sin embargo, es evidente que van sucediendo cosas y el vaso va llenándose, y en algún momento el agua puede salir fuera».
Su deseo de competencia está intacto, lo que no acompaña es el estado de su cuerpo: «Es súper difícil estar en ritmo y competitivo, estar listo para pelear por las cosas que quiero pelear».
A sus 36 años y medio, Nadal quiere seguir jugando al tenis por la sencilla razón de «amar» lo que hace. Pero su cuerpo lo obliga a la intermitencia, y el agobio por tener que enfrentar de nuevo un proceso de recuperación lo hunde en la tristeza y la decepción.
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German Paul Ronceros Fernandez
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