Los arúspices ya no existen, pero serían muy útiles en el caso de Rafael Nadal. El español lleva casi un año y medio sin ser parte del circuito de tenis, pero en medio de un discurso repleto de contradicciones actúa con la determinación de alguien dispuesto a seguir luchando por cosas grandes.
¿Quiénes eran los arúspices? Sacerdotes en la antigua Roma que examinaban las entrañas de animales sacrificados y, en función de lo que «leían» ahí, hacían sus presagios.
¿Qué leería un arúspice tras sacrificar hoy una cabra o un pollo para desentrañar -verbo muy preciso- el futuro de Nadal?
Debería ser un arúspice experimentado, de los mejores que ofreciera aquella Roma, porque en su aparición de este lunes en Barcelona para confirmar que vuelve a jugar, Nadal dejó varias frases que hacen pensar una cosa y la contraria, que sí y que no, que puede ser, pero no.
Algunas de las frases de Nadal:
– «Me lo tomo como mi último año».
– «Yo no sé lo que puede ocurrir en el futuro, pero a día de hoy me lo tomo como mi última participación en el Godó».
– «Seguiremos adelante hasta que uno tenga la sensación de que no merece la pena hacer las cosas que hago».
– «No tenemos que esconder nada, sabemos todos los problemas que hemos ido teniendo. Tenemos el problema de abdominales, lo dije porque mi tío lo comentó».
– «No le pongo una fecha límite a eso, pero al final la vida te va marcando su camino y yo intento hacer las cosas, dentro de mi ética, de la manera más lógica posible».
Examinando las entrañas de alguna cabra mallorquina, el experimentado arúspice llegaría a un par de conclusiones y a algunos pronósticos:
– Nadal no sabe cómo responderá su cuerpo
– Nadal no quiere retirarse
– Nadal fantasea, tal como ya lo hizo el 19 de mayo de 2023, cuando anunció su retiro temporal, con seguir jugando más allá de 2024 si las cosas le terminan saliendo bien este año, tal como anticipó Juan Mónaco a CLAY en 2023.
– Nadal no se ve a rendir, seguirá intentándolo hasta que la realidad sea tan abrumadora que lo fuerce a un retiro
– Nadal sigue siendo contra programado por su tío Toni, que cuenta más cosas de las que él y su equipo querrían.
Nadal sueña con mucho más que Roland Garros
Al español le falta un mes y medio para cumplir 38 años, y su obsesión es volver a los torneos siendo extremadamente competitivo. Hace tiempo que Nadal está en condiciones de jugar y competir, pero no de hacerlo al nivel que él desea. Hay problemas físicos, sí, pero el mayor obstáculo es otro: Nadal volverá solo si siente que puede hacer algo importante.
Juan Mónaco y Rafael Nadal, dos viejos amigos del circuito.
Es evidente que en su entorno le han planteado ya claramente el consejo disfrazado de pregunta: ¿No te parece que es suficiente, Rafa? Y su respuesta sigue siendo «no». Así como nunca nada fue suficiente para él a la hora de competir, lo mismo sucede a la hora de encarar un regreso repleto de riesgos. No vuelve para que le hagan «homenajes», no quiere hoy giras de despedida.
Como nunca antes, sus comunicaciones en redes sociales muestran la impronta del jugador, una serie de frases espontáneas y a veces contradictorias. Frases que hacen pensar que llegó el momento de despedirse, pero acompañadas de vídeos en los que se lo ve pletórico en los entrenamientos. Es él el que escribe, porque es él el único que decide. Está sólo ante su mayor desafío, el mundo es testigo de sus oscilaciones, emociones y contradicciones.
Asómbrense, sí. Aunque no deberían, porque Nadal está siendo más Nadal que nunca. Disfruta de lo que parece imposible, porque siente que puede cambiar el rumbo de las cosas y convertirlo en posible. Siente que puede ganar.