MELBOURNE – Las raquetas rotas, la autoflagelación recurrente y los gritos de enfado eran el reflejo de su tormento. En lo más profundo, Andrey Rublev vivía en un infierno y ya puede admitirlo de frente: “No veía razón para vivir la vida».
El noveno mejor jugador del mundo estuvo inmerso en una pesadilla de la que por fin logró escapar. “Ya no siento esa ansiedad loca y estrés de no entender qué hacer con mi vida”, confesó en entrevista con The Guardian antes de su debut en el Abierto de Australia.
La recuperación, revela el campeón del Masters 1000 de Madrid, se la debe a un cambio de mentalidad y rutina. El dejar de tomar pastillas antidepresivas y conversaciones con Marat Safin fueron parte del proceso. También comenzó a trabajar con un psicólogo.

Pero para empezar a formar esa nueva versión, Rublev tuvo que reconocer su calvario. Si bien la exasperación en los partidos y la violencia contra su cuerpo se habían convertido en una lamentable tónica de sus presentaciones durante los últimos años, el punto más bajo llegó después de la primera ronda de Wimbledon 2024, cuando perdió ante el argentino Francisco Comesaña, 122 del mundo y aún sin victorias a nivel ATP.
“Ese fue el peor momento al que me enfrenté sobre mí mismo. No se trataba de tenis. Tenía que ver conmigo mismo, como si después de ese momento no viera la razón para vivir la vida. Esto suena demasiado dramático, pero los pensamientos dentro de mi cabeza me estaban matando, creando mucha ansiedad, y no podía soportarlo más”, añadió el ruso.
“Puedes tener todo en la vida, una familia saludable, todas las cosas materiales pero si hay algo pasando contigo mismo que no ves, nunca será feliz. Tienes que encontrarlo, aceptarlo y te irás sintiendo mejor y mejor”, explicó.
El tenista de 27 años ya parece renovado, listo para mostrar que está en un mejor lugar. Quizás, podrá por fin explorar instancias desconocidas, como las semifinales de un Grand Slam. Para Rublev, romper la maldición de los cuartos de final en los eventos grandes (perdió las diez veces que jugó en esa ronda) es algo que le da vueltas, pero que admite que no es lo más relevante para él: “No voy a mentir y decir que no quiero ganar un Grand Slam. Este es el sueño y haré todo lo posible para intentar hacerlo. Pero, si gano un Slam, ¿cambiaría mi vida o lo compensaría? Por supuesto que no.».
Rublev no cree que ser campeón de un Gran Slam defina su felicidad: «Solo me dará un buen alivio, pero no me hará más o menos feliz. Antes sentía que cambiaría mi vida, pero no la cambiará en absoluto».
El camino del ruso para quebrar el maleficio partirá con una desafío importante. Es brasileño, tiene 18 años y es el adolescente que más promete en el circuito profesional masculino: Joao Fonseca, número 112 del planeta y una compleja amenaza. El duelo estelar de la jornada de este martes en Melbourne será la primera prueba del nuevo Rublev, que sabe bien que su salud mental está mejor.
“Tal vez soy más amable porque soy más saludable», fue una de sus últimas reflexiones.
One Reply to “Rublev recupera la paz tras el infierno: «No veía razón para vivir la vida»”
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