PARÍS – ¿Qué haría Carlos Alcaraz si tuviese una novia tenista? ¿Jugaría dobles mixtos con ella, tal como su próximo rival, Stefanos Tsitsipas, hace con Paula Badosa? ¿Y si tuviera que repartir un dobles de tenis, un partido de fútbol y un concierto entre Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal como compañeros, a quiénes elegiría? Por último, y esto no es pregunta, es afirmación suya: no ganar Roland Garros este año sería un resultado «mediocre».
Tan bien le están yendo las cosas al español en el Abierto de tenis de Francia, que las preguntas rumbean por senderos extra tenísticos, o al menos apuntan a variantes de los planteos habituales.
El canadiense Felix Auger-Aliassime, 21 del ranking mundial y arrasado 6-3, 6-3 y 6-1 por Alcaraz, puede explicar muy bien por qué: poco hay que decir de un partido en el que recibió una lección de tenis por parte de un joven de 21 años.
Con el español en cuartos de final, una de las preguntas fue hasta qué punto valora el dato de que alcanzó los cuartos de final, o más, en los últimos seis Grand Slam que disputó.
«Bueno, hay que valorar todos los resultados, hay que valorar los cuartos de final de un Grand Slam. Es un muy buen resultado, pero aquí, si pensamos que es sólo un buen resultado, estamos a un nivel mediocre, no vamos a ser mediocres. Siempre queremos más. Cuando lleguemos a cuartos de final, ya estaremos pensando en el partido, qué podemos hacer para llegar a semifinales. Y si llegamos a semifinales, ¿qué podemos hacer para llegar a la final? Aquí queremos ganar el torneo. Creo que si no ganamos el torneo, vamos a perder mucho».
Alcaraz puede sonar a veces arrogante: es tanta la confianza que se tiene y tal la claridad con que expresa su deseo y fe en que puede ganar, tan mínimo es el resquicio que deja a la duda. Cuando le preguntaron a partir de qué partido se sintió en condiciones de ser campeón, la respuesta fue que desde el primero: «Ya desde la primera ronda vi que podía hacer un gran resultado aquí en el torneo».
Campeón del US Open 2022 y de Wimbledon 2023, Alcaraz ríe en París con la confianza de que a sus 21 años va a tener ya en su bolsillo tres de los cuatro Grand Slam. Nadie menor de 22 años ganó tres Grad Slams en diferentes superficies, una estadística para la que es importante tener en cuenta que hasta finales d los ’70 tres de los cuatro Grand Slams se jugaban sobre césped.
Los espectadores en este muy frío Roland Garros sienten una atracción enorme por Alcaraz, capturados por la sonrisa perenne del español, que a su vez sonríe por la décimo quinta Copa de Europa del Real Madrid, el equipo del que es (casi) tan fanático como Rafael Nadal.
Alcaraz tiene un 5-0 a favor en los partidos previos con Tsitsipas, y aseguró este domingo guardar «la llave» para sumar una sexta victoria e instalarse en las semifinales, la instancia en la que Djokovic lo frenó un año atrás.
El mismo Tsitsipas que días atrás enamoró al público y a su entrevistador, Alex Corretja, al decir que jugaba dobles mixtos con Badosa «por amor», además del dobles masculino con su hermano.
Si tuvieras una novia, ¿jugarías dobles mixtos con ella?
Alcaraz, y no sorprende ya, sonrió de oreja a oreja.
«Primero me tengo que poner en la situación de si tuviera novia. Pero yo, mezclar vida personal y profesional… Estamos en un torneo de tenis, yo miraría primero la parte profesional. Él (Tsitsipas) está bien físicamente, no tiene ninguna molestia, a priori. Si él puede compaginarlo todo, jugar el dobles y mixtos a la vez que el individual, adelante, nadie es quien para decirle que haga esto o lo otro».
¿Pero qué haría?
«Yo, si tuviera una novia y ella me pidiese jugar mixtos… tendría que valorar muchas cosas, muchas cosas para poder decidirme. Pero si todo es bueno, ¡por qué no!».
Alcaraz salió entre risas de la sala de prensa y al minuto se encontraba frente al micrófono de ESPN para América Latina. Allí le plantearon un triple dilema: jugar un dobles, jugar al fútbol, ir a un concierto. Y Federer, Nadal y Djokovic como acompañantes. ¿Cómo combinarlos?
El español terminó nombrando dos veces a Nadal, para el tenis y el fútbol -«¡Rafa juega un huevo al fútbol!»-, pero al final se llevó a Djokovic como compañero para correr tras el balón. Y a Federer al concierto. «¡Pero que pague él!».