PARÍS – Qué romántico es París en un día de lluvia. ¡Y qué lluvioso es Londres! Ambos clichés se están viendo superados por la realidad: ni público ni jugadores creen que Roland Garros sea hoy un sitio romántico, y a esta altura está claro que Wimbledon ya no es dueño del título de Grand Slam más lluvioso.
Es miércoles en París, cuarta jornada de un torneo patas arriba por la persistente lluvia. Que el Suzanne Lenglen, el segundo escenario en importancia del complejo, haya inaugurado su techo corredizo este año es una bendición, pero el torneo se está viendo arruinado por la cantidad de agua que cae desde el cielo.
En estos días se advirtieron con claridad las «clases sociales» del tenis: aquellos que tenían un ticket para la Lenglen o el court central Philippe Chatrier se aseguraban espectáculo, partidos y, no menos importante, no empaparse. Aquellos que tenían un ticket para las canchas exteriores, en cambio, vagaban como almas en pena por su particular Tercer Mundo: sin tenis para ver ni refugio cómodo ante la lluvia, ya que las instalaciones están saturadas de gente y es improbable que todos consigan un lugar a cubierto.
El martes la lluvia se calmó por momentos y se pudieron jugar unos cuantos partidos en canchas exteriores. Había que improvisar, y así fue que el estadounidense Taylor Fritz, tirado en un sofá en una siesta, se encontró con que le decían que debía jugar en media hora, cuando la programación marca que debía hacerlo en dos horas y media.
«Debido a las malas condiciones meteorológicas, todos los partidos programados para hoy en la pista Simonne-Mathieu y en las pistas exteriores han sido cancelados, anunció la organización en el inicio de la tarde.
«Dado que se han jugado menos de dos horas en estas pistas hoy, miércoles 29 de mayo, los abonados de la pista Simonne-Mathieu y de las pistas exteriores recibirán un reembolso completo».
Para aquellos que sí pueden jugar, porque lo hacen bajo techo, las condiciones no son ideales. Las pelotas son más pesadas y rebotan menos. Los brazos sufren, porque no es lo mismo golpear una pelota seca que una humedecida. Ni hablar de cuando se juega en canchas exteriores tras una lluvia: la pelota se torna más grande y más pesada aún.
«Este tipo de condiciones no ayudan nada. Hay humedad, la bola se vuelve muy grande y cuesta moverla. Cuesta hacer ‘winners’, los puntos son cada vez más largos», describió Carlos Alcaraz, uno de los afortunados que ya está en tercera ronda: difícilmente el español juegue fuera de los dos escenarios principales. Es decir, tiene techo y partidos garantizados.
Pero un Roland Garros indoor y de bolas pesadas es un torneo muy diferente al habitual. Esas condiciones diferentes pueden marcar la diferencia entre ganar y perder.
El cambio climático existe. Que lo diga Wimbledon, un torneo que era el rey de la lluvia y que hoy garantiza unas condiciones climáticas mucho más estables que las de París. Si a eso se le suma el hecho de que en el All England se juega mucho más desde el fondo de la cancha que hace 20 o 30 años, y que esas canchas ofrecen sectores de una tierra dura y compactada y un césped menos veloz, se puede exagerar un poco y concluir que Roland Garros está hoy tan cerca del Sena como del Támesis.
Más de 40 partidos fueron suspendidos este miércoles, lo que suma presión para la programación de los próximos días. Y el pronóstico marca que recién este domingo se alejan las lluvias. De romántico, París tiene hoy bien poco.
One Reply to “La lluvia arruina Roland Garros y le quita el estigma a Wimbledon”
Margarita Isse
Entonces lo de París era una fiesta no sucede