PARÍS – Hace seis años que Juan Pablo Varillas ve Perú desde lejos, aunque no deje nunca de pensar en Perú. Este lunes, cuando el número 94 del ranking mundial logró en Roland Garros su primer triunfo en un torneo de Grand Slam, el recuerdo fue para sus padres y para Argentina: para sus padres, por haber confiado en él cuando se lanzó a la aventura de ser tenista; para Argentina, por contagiarle su mentalidad ganadora.
«En Argentina tienen una mentalidad ganadora y profesional. Eso es muy importante, ha hecho que ese ambiente me contagie y quiera seguir creciendo y motivándome para lograr éxitos», dijo Juan Pablo Varillas durante una entrevista con CLAY en París tras el 4-6, 2-6, 6-2, 6-3 y 6-1 sobre el chino Juncheng Shang.
Juan Pablo Varillas, de 27 años y raqueta número uno de su país, siente que sus éxitos en el tenis ayudan a muchos peruanos a olvidar por un rato ciertas penurias. Y eso lo hace feliz.
– En enero, durante una entrevista con CLAY en el Abierto de Australia, usted dijo que había aprendido a no mirar tanto al rival y a pensar en lo que usted es capaz de hacer. ¿Es lo que sucedió hoy para remontar una desventaja de dos sets a cero?
– Sí, me fijo mucho más en lo que yo puedo generar en la cancha, en lo que soy capaz de hacer. Analizo a mis rivales, pero veo qué puedo hacer yo. Eso es un equilibrio importante, es algo que he logrado en los últimos años.
– ¿Hoy enterró definitivamente a ese ingeniero que estaba destinado a ser antes de apostar todo por el tenis?
– (ríe) Ah, sí, ¡ya está! Incluso si no jugara más no volvería a eso. Después de diez años de profesional pude lograr este hermoso objetivo y sueño de ganar un partido en un torneo de Grand Slam.
– Siempre sufriendo y en cinco sets, como hace un año aquí ante Auger-Aliassime y luego en enero de este año con Zverev…
– Quizás esos diez sets que jugué… ya tenía diez sets de Grand Slam, sirvieron para darme cuenta de que estos partidos son muy largos, de que en algún momento se te presenta una oportunidad y tienes que estar lo más lúcido y claro posible en ese momento para darte cuenta y aprovecharlo. Vi la oportunidad en el tercer set, la tomé y fui para adelante.
– Cuando era un niño, ¿quién era su modelo tenístico?
– El referente, uno de los pocos de mi generación ha sido Lucho Horna. Como no hay muchos torneos profesionales de nivel en Perú lo veíamos mucho en Copa Davis, creo que fue el modelo a seguir para nosotros, el referente el ejemplo y la motivación. Si él pudo ser profesional, ¿por qué no puedo yo también?
– Más atrás en el tiempo están Pablo Arraya y Jaime Yzaga. Más allá de que fue su capitán en la Copa Davis, ¿qué lo une a Arraya?
– Con Pablo tengo una muy buena relación, porque él me hizo debutar en la Copa Davis hace ya bastante tiempo. Con Jaime, muy poco, porque él se alejó un poquito del tenis después de haber sido capitán de Copa Davis. Y con Lucho tengo muy buena relación porque es capitán de Copa Davis hoy y yo trabajo con su agencia de management de deportistas, tengo muy buena relación con él.
– Está instalado en Buenos Aires, ¿por qué?
– Buscando nuevas oportunidades para seguir creciendo. Creo que es una ciudad muy buena para todo lo que es el deporte profesional en general, no solo el tenis. Hay muchos profesionales de todo tipo que te pueden servir mucho, jugadores con los cuales puedes entrenar y que tienen una mentalidad ganadora y profesional. Eso es muy importante, ha hecho que ese ambiente me contagie y quiera seguir creciendo y motivándome para lograr éxitos.
– Interesante… ¿Siente que algo de esa mentalidad ganadora de los argentinos se incorporó a usted?
– Sí. Ya llevo seis años.
– ¿Fue un proceso natural o fue más bien un diálogo con psicólogos, profesionales específicos para convertirlo, entre comillas, en un ganador?
– No, no. Yo siento que ha sido más natural que otra cosa. El hecho de vivir dentro de eso en algún momento te contagia.
– Argentina es un país complejo, pero Perú es probablemente más complejo aún. ¿Cómo vive a la distancia lo que sucede en su país, los cambios constantes de presidente, la crisis política permanente?
– Estos últimos cinco o seis años no sé cuántos presidentes ha habido… Yo siento que la Argentina es un país aparte, que se maneja de otra manera. Pero eso es otra cosa. Sí es muy complejo, me apena lo que pasa en mi país, porque cuando ya no se puede estar peor… pasa algo peor todavía. Es increíble. Yo trato de, quizás, aportar con estas victorias y pequeños momentos del deporte, que es muy importante para la felicidad de las personas. Quizás no cambie mucho el tema político, pero darle un par de horas de alegría a alguien, darle a algún seguidor o fanático del tenis un par de horas de alegría, que esté de buen humor, que tenga una charla diferente, que no sea de política o de lo que está pasando en el país, es lo que les puedo dar y lo que trato de darles cada vez que puedo.
– Yannick Noah habló días atrás de la falta de concentración de los jóvenes tenistas, obsesionados con los teléfonos celulares.
– Ha cambiado mucho. No me considero viejo pero ya no soy el más joven de todos. Si tengo que ver un partido y me gusta quién está jugando, si es un amigo, sobre todo, lo veo, lo veo entero. Y si estoy entrenando nunca agarro el celular, es algo que me inculcaron. Si agarro el celular es para ver un score de tenis, hacerlo para otra cosa me parece una falta de respeto.
– Pero los más jóvenes lo tienen incorporado.
– Y no pasa nada, ellos se manejan así, los entrenadores tampoco les dicen nada.
– Roland Garros le ofrece a los jugadores una aplicación para defenderse de los acosadores en las redes sociales, del cyberbullying.
– Ah, no sabía nada, no tenía idea. Pero estaría bueno.
– ¿Le dicen muchas cosas?
– No solo a mí. A veces le escriben a mi entrenador, a mi familia. O sea, es un gran problema que vivimos. Me insultan cuando pierdo… ¡y me insultan cuando gano también a veces! No me salvo nunca. Es un problema a resolver.
– ¿Qué representa tener a sus padres en la tribuna en su primer éxito en un torneo de Grand Slam? Fue a ellos que les dijo que quería ser tenista y no ingeniero.
– Mi familia siempre ha sido el pilar emocional de mi vida. Desde el primer momento, cuando les dije que me iba a salir de la Universidad para hacer esto, me apoyaron. Los primeros cinco años me bancaron exclusivamente. Jugando futuros o challengers no puedes vivir de esto, es imposible. Son parte importantísima de lo que soy ahora como tenista. Haber compartido este momento con ellos fue muy gratificante, me pone muy contento.
– Al avanzar a segunda ronda gana el mayor premio económico de su vida.
– Lejos. No sé cuánto es, pero es muchísimo. Es en estos torneos donde haces la diferencia en lo económico.
– ¿Con estos éxitos va a generar nuevos tenistas en Perú?
– Hay un par de chicos, Gonzalo Bueno e Ignacio Buse, que juegan muy bien. Trato de ser un buen ejemplo, como deportista, persona, profesional. Trato de estar para ellos cuando necesiten un consejo, eso es súper importante. Cuando uno es o fue tenista, mantenerse dentro del tenis no digo que sea una obligación, pero es sumamente importante para seguir alimentando a las futuras generaciones con sabiduría, experiencias, opiniones o lo que sea.