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Catorce años sin jugadores peruanos en un Grand Slam: la gran tarde de Juan Pablo Varillas en una de las mecas del tenis

Juan Pablo Varillas tras su partido de primera ronda en Roland Garros 2022 / SEBASTIÁN FEST
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PARÍS – Debe ser muy impactante estar jugando en una brumosa tarde de primavera en París y tener 26 años, media vida en el tenis, para levantar la vista y hacer esta reflexión: “Nunca en mi vida jugué con tanta gente. Jamás, ni de cerca”.

Es lo que le sucedió al peruano Juan Pablo Varillas, que perdió este domingo 2-6, 2-6, 6-1, 6-3 y 6-3 con el canadiense Felix Auger-Aliassime. Una batalla de tres horas y 14 minutos que pudo haber ganado, pero en la que al final se impuso la experiencia y la calidad de un número nueve del mundo. Sí, aunque el canadiense tenga 21 años.

Juan Pablo Varillas Patiño Samudio juega al tenis desde hace muchos años, pero no pudo pasar del puesto 104 del ranking, donde hoy figura 122. Tampoco pudo jugar en el cuadro principal de un Grand Slam.

Hasta esta semana, la semana en la que todo cambió, porque logró un lugar en el Abierto de Francia. Y el sorteo determinó que su rival fuera un top ten, y que su partido fuera el primero de la primera jornada, nada menos que en el court central Philippe Chatrier.

Varillas sorprendió a Auger-Aliassime con su tenis agresivo y un ritmo muy intenso, efecto de haber ganado tres partidos en la fase clasificatoria. El 6-2 y 6-2 comenzó a atraer espectadores y periodistas a la central mientras Varillas miraba a su alrededor y se maravillaba con lo que estaba haciendo.

“Fue un gran partido los primeros dos sets, un gran nivel de tenis. Quizás la experiencia que él tiene en partidos a cinco sets se notó, es el número nueve del mundo. Quizás yo me caí un poco en intensidad, pero me sirve este partido para demostrarme que puedo, el juego que tengo”.

Los padres de Varillas querían que fuera ingeniero, y durante un tiempo intentó ambas cosas al mismo tiempo: ser tenista e ingeniero.

Pero eso es algo que no se le puede pedir ni a Roger Federer. Era una cosa o la otra, y el joven Varillas les dijo a sus padres que era el tenis.

Un paso frustrado por Barcelona y una última oportunidad, entrenar en Buenos Aires: “Me cambió la vida. Hace ya cinco años que estoy instalado ahí”.

“Más allá del resultado, lo de hoy fue un debut maravilloso por el marco, el Chatrier, contra un top ten en mi primer torneo de Grand Slam, con un público maravilloso. De esto uno nunca se olvida…”.

Aunque las gradas nunca estuvieron completas, a Varillas lo siguieron unas diez mil personas, mucho más de lo que había vivido hasta hoy en sus ya muchos años como profesional de tenis.

“Hay muchos jugadores que están top 100 y no han tenido la oportunidad de jugar en el Chatrier. Y yo, a la primera, juego ahí. Uno no está acostumbrado a jugar en canchas tan grandes y pierde cierta noción de las distancias. He jugado en la Davis en canchas centrales grandes, aunque no tanto. Pero sí, a veces pierdes la noción y empiezas a correr el triple de lo necesario…”, admitió con una sonrisa.

Varillas tiene un objetivo doble y sencillo para el futuro: ser una buena persona y ser un referente del tenis peruano, que con nombres como Horna, Arraya, Yzaga y algunos más tiene su historia, pero hace años que vive en la sequía.

No tiene por qué seguir en ese estado, dice Varillas, que tiene un plan: “Llevar al tenis peruano otra vez a un Grand Slam después de 14 años, después de Lucho Horna, me hace mucha ilusión. Quiero tratar de popularizar otra vez el tenis en Perú”.

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