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CARTA DESDE PARÍS (10): LO DE NADAL Y ROLAND GARROS YA ES AMOR INCONDICIONAL Y ETERNO

PARÍS – «La victoria es del más tenaz».
 
La frase es de Roland Garros, el aviador que da nombre a uno de los cuatro torneos de tenis más importantes del mundo. Con la remodelación del court central Philippe-Chatrier, la frase, en inglés y en francés, ocupa cada uno de los laterales del estadio, bien visible para todos los espectadores.
 
La victoria es del más tenaz. Es decir, de Rafael Nadal.
 
El 6-2, 4-6, 6-2 y 7-6 (7-4) en cuatro horas y 12 minutos con que derrotó hoy a Novak Djokovic para avanzar a las semifinales del Abierto de Francia es la síntesis de una carrera, de una personalidad nunca vista en el tenis.
 
Nadal, que llegaba bajo sospecha al partido, jugó un primer set conmovedor, emocionante por lo que puso para ganarlo.
 
Una derecha que mandaba y que, cuando la lanzaba paralela, echaba chispas. Un revés profundo, ya fuera paralelo o cruzado. Un saque más veloz de lo habitual, una volea con toques inesperados, velocidad y, sobre todo, una enorme concentración.
 
Luego cayó en baches, y Djokovic comenzó a demostrar quién es. Pero cada vez que el español recuperó el nivel, cada vez que el tenis le funcionó, fue superior al serbio, al que el enojo los fue consumiendo a medida que avanzaba el partido: no soportó que el público estuviera tan inclinado a favor de Nadal.
No hay simpatía real entre Nadal y Djokovic, solo una relación correcta. Y en una noche en la que las temperaturas cayeron hasta los 12 grados, el calor vino por dos vías: un partido extraordinario y un público inclinado a favor de Nadal que cantaba «Rafa, Rafa» cada vez que el serbio estaba en dificultades. Dura situación para Djokovic, que siempre buscó ser querido por los espectadores. 
 
Una y cuarto de la madrugada, Djokovic que ya había salvado cuatro match points y, en el intento de salvar el quinto, lanza un globo sin peso. Nadal le mete todo el cuerpo a la pelota y, con un revés paralelo seco a la línea, se lleva el pase a la semifinal.
 
El público aplaudió a Djokovic mientras salía de la cancha, lo que equivalía casi a un insulto después de haberlo maltratado todo el partido. Nadal, emocionado, se enjugaba una lágrima. 
 
«Para ganar a Novak solo hay un camino, jugar en tu mejor nivel de la primera a la última pelota. Hoy fue un partido mágico para mí. No hay otro sitio para mí como este. Sentir el amor de todos en París es la cosa más importante para mi», dijo, aún en el estadio, un Nadal que minutos antes había repetido «merci» (gracias) una y mil veces. Ahora, el viernes, se medirá al alemán Alexander Zverev, que este martes frenó al jugador de moda el español Carlos Alcaraz.
 
Ya en la sala de prensa, el español dejó mensajes entre encriptados y ominosos. 
 
«No voy a estar mucho tiempo más por acá, la sensación de tener el apoyo de toda la grada es algo muy difícil de describir. Estoy poniendo todo lo que tengo para poder jugar este torneo en las mejores condiciones. No sé qué pasará después, honestamente».
¿A qué se refiere? «Tengo lo que tengo en el pie, si no le encontramos una solución se va a a hacer super dificultoso para mi. Hablaremos después del torneo y entenderéis un poco todo. Aquí vamos a dejarlo todo, no sé lo que va a pasar después de aquí. Veremos cómo queda esto de aquí abajo…».
Nadal parece estar diciendo que se romperá el pie, si es necesario, en su intento de ganar Roland Garros una vez más. Sumaría así 22 títulos de Grand Slam, dos más que los 20 de Djokovic y los 20 de Roger Federer. Pero el asegura que eso no es importante.

 

«No importa quién gane mas Grand Slams, el nivel de nosotros tres es muy similar y hemos hecho historia como nadie».
Djokovic, con el rostro hinchado por la decepción, admitió la superioridad de Nadal, en un duelo que ahora lo favorece por la mínima diferencia: 30 victorias contra 29 derrotas.
 
«Felicitaciones a Nadal, creo que fue un mejor jugador en los momentos importantes. Él empezó muy bien y yo no lo hice tan bien.Tuve mis posibilidades sacando para el set en el cuarto, un par de set points, podría haber llegado al quinto y ahí es para cualquiera. Pero demostró el gran campeón que es cerrando el partido como lo cerró».
Nadal, así, está en camino para sumar su décimo cuarto título de Roland Garros y su vigésimo segundo Grand Slam. Cifras increíbles, imposibles en el cierre de una jornada que comenzó bien temprano, con la argentina Gabriela Sabatini dándose el gusto de jugar nuevamente en Roland Garros a 26 años de su retiro.
 
Nos vemos este miércoles.
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Ex jefe de Deportes de DPA y de La Nación, ex presidente de la International Tennis Writers Association (ITWA). Autor de "Sin Red", un viaje por el mundo siguiendo a Roger Federer y Rafael Nadal, y de "Enredados", sobre el equipo argentino de Copa Davis. Cubrió más de 60 Grand Slams y entrevistó a los principales protagonistas de la escena del tenis en los últimos 30 años.