LONDRES – Un Novak Djokovic movido por el sentimiento y el lado irracional es el que jugará Wimbledon.
¿Por qué a sus 37 hace lo imposible por recuperarse a tiempo de la rotura de meniscos sufrida en Roland Garros? ¿Cuál es el motivo de cambiar de superficie y arriesgar una recaída en un torneo que ya ganó siete veces? ¿Por qué poner en riesgo su competición en los Juegos Olímpicos, siendo la medalla de oro el único elemento ausente en el palmarés más nutrido de todos los tiempos?
Tales preguntas no sólo le aparecieron a Djokovic en la conferencia de prensa previa al arranque de Wimbledon. En su casa antes de tomar el avión a Londres también le hicieron cuestionarse la decisión de forzar su cuerpo para competir en el tercer Grand Slam de la temporada.
“Mi señora también me preguntó esas cosas. Por un lado no tengo la respuesta, por otro lado sí la tengo”, reflexionó Djokovic en el “teatro de los medios”, como llaman en Wimbledon a la sala principal de conferencias de prensa, el lugar donde desfilan los tenistas que levantan más interés.
La respuesta que sí tiene: una patología psicológica tan propia de la sociedad contemporánea en la era de la sobreinformación. Una sigla. FOMO. Fear of missing out, que en español es el miedo a perderse algo.
Es ese deseo obsesivo de Djokovic por querer estar en todas. Por querer ganarlo todo. Luego, el serbio se corrigió: “En realidad no es miedo a perderme algo, sí es un increíble deseo por jugar, por competir. Particularmente porque es Wimbledon, mi torneo soñado siempre. Tan solo el pensamiento de que me perdería Wimbledon no era correcto. No quería lidiar con eso”.
No es el FOMO, es el FOMW. Fear of missing Wimbledon.
Y además, hay en Djokovic un profundo interés por incrementar su autoconocimiento.
“Como es primera vez en mi vida que sufro esta lesión de rodilla quería ver lo rápido que puedo recuperarme y si puedo estar en condiciones de competir al mejor de cinco en hierba con los mejores jugadores del mundo”, explicó Djokovic.
Su rodilla está en buenas condiciones producto de horas extra de rehabilitación y ejercicios, sumados a la rutina estricta de siempre que no permite licencias en la alimentación y en el descanso.
El jueves 6 de junio, Djokovic posó recién operado y en muletas junto a su equipo con la torre Eiffel a sus espaldas. El martes 2 de julio, jugará por décima novena vez consecutiva en el All England Club.
“Ya le dije el otro día que lo que hace es de súper humano”, reveló Carlos Alcaraz.
Un “súper humano” con miedo a que la fiesta se celebre sin él.