Somos privilegiados al ser testigos de la lucha entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner.
¿Quién será más dominante por los próximos 10 años? Aunque ambos juegos son muy agresivos, el español y el italiano tienen estilos diferentes. Ya es un clásico y lo vamos a disfrutar.
Verlos batallar en una cancha de tenis es interesante. Y también lo es ver que tienen opiniones distintas. La rivalidad se trasladó afuera de la cancha.
“En cierto modo, nos están matando”, disparó Alcaraz, sumando críticas a la manera en la que está configurado el calendario del tenis.
«Honestamente, es difícil encontrar motivación. A veces no me siento motivado del todo. El calendario está muy apretado y hay muchos torneos. No hay días de descanso. A veces me gustaría tomarme unos días para mí y no puedo. Tengo que entrenar, tengo que viajar, está el jetlag cuando viajas por el mundo», dijo el bicampeón de Wimbledon.
No hay nada más hipócrita que reclamar por la exigencia del calendario sentado en la sala de conferencias de prensa de una exhibición.
Alcaraz bien podría haber estado en las playas del sur de España junto a su gente, aprovechando el fin del verano europeo y recargando las energías que dice que le faltan.
A la Laver Cup nos la quieren vender como una especie de campeonato del mundo, pero en realidad no es más que una exhibición de lujo. Es verdad que en 2024 se jugó bastante más en serio en relación a otros años, pero no deja de ser un evento donde los jugadores van exclusivamente a llenarse los bolsillos. No está mal, son profesionales, cualquiera quiere ganar más plata, pero hay que cuidar el físico.
Y si no, no hay que quejarse.
El calendario está hecho por un enemigo. ¿A quién se le ocurre poner la Copa Davis justo después de un Grand Slam? Y justo a la semana siguiente, está eso que llaman “torneo”.
Un Grand Slam requiere de un desgaste mental, físico y emocional terrible. La última fecha del Grupo Mundial de la Copa Davis empezó dos días después del US Open (y a algunos equipos les tocó ir a China, sin la justificación de tener allí al equipo local). Es fácil ver cómo los distintos poderes del tenis reman muchas veces para distintos lados.
Y lo lógico sería que, después de un torneo grande y de la tradicional Davis, los jugadores se tomaran una semana de descanso.
Alcaraz, el rey de las exhibiciones en 2024, enfrentará este sábado en la final de una de ellas a Sinner. El partido por los seis millones de dólares del Six Kings Slam.
¿Quién renunciaría a un pago tan grueso? Ya por asistir a Riad, a cada jugador le pagaron USD 1.5 millones. Medvedev jugó sólo 68 minutos en su derrota contra Sinner. 362 dólares por cada segundo, facturó. Bien por el ruso, aunque jugó con molestias en el hombro y luego de perder anunció su baja del ATP 500 de Viena.
Volviendo al español, me cuesta entender que habiendo tomado la decisión de anotarse en seis exhibiciones en un año (The Netflix Slam, Stars of the Open, Laver Cup, Six Kings Slam, The Garden Cup y Charlotte Invitational), haya pedido públicamente más tiempo libre. Sus propias decisiones son las que le agregan a su vida horas arriba de los aviones y jetlag, y le quitan momentos con sus seres queridos.
Jannik Sinner es el inteligente. “No tenemos obligación de jugar nada además de los Grand Slam y los Master 1000. Tenemos tiempo para jugar y para descansar”, dijo en contraposición.
Está claro que hoy el deporte de alta competencia se ha transformado en una máquina de destruir físicos. Casi no conozco jugadores que se retiran completamente sanos. Y por suerte, hoy solo en los Grand Slams se juega al mejor de cinco sets. De todas formas, considerando algunas pautas que deben respetar, los jugadores top tienen bastantes libertades a la hora de elegir.
El tema del calendario también tiene mucho que ver con quienes conducen al jugador. Él no solo le dice al tenista donde debe tirar la pelota, o que baje las rodillas, o que golpee más de perfil. Al margen de todos los consejos técnicos, el coach tiene la obligación de armar un calendario acorde al rendimiento de ese jugador, y al desgaste que tenga.
Jugadores como Guillermo Vilas jugaban 25 torneos por año. Vilas ganó 16 en 1977, pero había que disputar esa cantidad de eventos. Una locura. Hoy, con el tenis más físico que técnico, es muy difícil jugar esa cantidad de campeonatos.
Gabriela Sabatini siempre tuvo buenos resultados antes de Roland Garros, pero a París y luego a Wimbledon, llegaba saturada la mayoría de las veces.
Gaby alcanzaba su peak en Roma. De igual manera se metió varias veces en semifinales en París, porque era muy buena. Pero a mí me dejó la sensación de que ella y su entrenador Carlos Kirmayr no planificaron bien.
Hay que saber seleccionar. Hay que saber cuidarse y descansar. Y si la opción es la de jugar más para hacer engordar la cuenta bancaria, entonces hay solo un camino: está prohibido quejarse.