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De Federer a Milei, el ex tenista argentino captado por la política

Diego Hartfield Milei
Diego Hartfield, after the interview / SEBASTIÁN FEST
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En una vida pueden caber muchas vidas, se puede estrechar la mano de Roger Federer en la red y lanzarse años después a los brazos de Javier Milei. Bien lo sabe el argentino Diego Hartfield, que fue primero tenista, luego broker financiero y ahora quiere llegar bien alto en la política.

«Me fue muy bien con los mercados financieros, y estoy convencido de que con la política voy a terminar siendo muy protagonista. No puedo poner un ranking, pero lo haré con la misma convicción que cuando jugaba al tenis», dijo a CLAY Hartfield, que llegó a ser número 73 del mundo hace más de tres lustros.

Hace 19 años alcanzó una de las cumbres de su carrera, desafiar a Federer en el court central de Roland Garros, y dos años más tarde sucedió lo mismo en el Abierto de Australia. En ninguno de los partidos logró arrebatarle un set al suizo, que estaba en los mejores años de su carrera, aunque lo llevó al tiebreak en dos parciales en París.

«Me encanta reinventarme, yo me retiré bastante joven del tenis, y a los 30 años quería hacer algo nuevo en mi vida», explicó Hartfield, que está fascinado con las decisiones que viene tomando el ultraliberal libertario Milei, presidente de Argentina desde diciembre de 2023 y aliado de Donald Trump y Elon Musk en la escena internacional.

Diego Hartfield y Roger Federer, en el Abierto de Australia 2008

«Me hice agente productor de Bolsa, me dedico a abrir cuentas en sociedades de Bolsa a personas físicas y jurídicas, pero ahora me gusta mucho lo que está haciendo este nuevo gobierno».

Hartfield, un espigado rubio descendiente de alemanes, vive en Oberá, en la norteña provincia argentina de Misiones, famosa por una atracción turística impactante, las Cataratas del Iguazú. La Libertad Avanza (LLA), el partido de Milei, se mostró interesada en él a partir de la entrevista publicadas en 2024 en CLAY, en la que elogiaba encendidamente al gobierno y teorizaba sobre economía y finanzas.

Una de las cosas en las que Hartfield insiste es que en realidad a él nunca le gustó demasiado el tenis. La política, en cambio, parece apasionarlo, y su lanzamiento como hombre a votar en Misiones fue impactante, metamorfoseado en el león que es símbolo del mileísmo.

Hartfield, de 44 años, llegó a ser número 73 del ranking mundial en las temporadas 2007, 2009 y 2010, aunque en aquellos años había tantos jugadores argentinos de calidad que no pudo cumplir su sueño de jugar la Copa Davis.

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En 2006, el sorteo le deparó a Roger Federer en la primera ronda de Roland Garros, todo un momento para un jugador que no se sentía un talentoso y al que todo le costaba mucho esfuerzo.

«Uno tiende a normalizar las cosas cuando está ahí, ¿viste? Uno tiende a creer que lo que te está sucediendo es lo normal. Entonces llegás al top 100 y bueno, vos laburaste [trabajaste] toda tu vida para estar ahí y todo es tan progresivo que se te hace difícil decir ‘¡uauh, mirá dónde estoy!'».

«Capaz que ahora es más fácil decir, ‘wow, mirá dónde estuve’. Aunque uno no deja nunca de compararse, porque en mi mejor momento yo fui el número 8 del país y en ese momento éramos 13 top 100. No estuve ni cerca de jugar la Copa Davis. ¿Pero hoy soy el número ocho del mundo de las finanzas en Argentina? No, no, ni cerca».

Ser el número ocho de la política en Argentina también parece lejano, pero en el inicio de su tercera vida -la primera fue el tenis y la segunda, las finanzas-, Hartfield se siente capaz de todo.

«Estamos 2-0 arriba en el primer set, arranqué con el pie derecho, arranque quebrando [rompiendo el servicio]. Con toda esta fuerza que me dieron me siento muy envalentonado, quiero recorrer la provincia y hablar con cada uno de los misioneros para que juntos podamos tener una provincia rica que trabaje y crezca sin el peso del Estado.  Me siento muy cómodo con las ideas de La Libertad Avanza».

Diego Hartfield en las calles Buenos Aires / SEBASTIÁN FEST

El tenis es un asunto importante para los hombres que dirigen hoy la economía argentina. Lo juega Luis Caputo, ministro de Economía, y lo juega en muy alto nivel Pablo Quirno, secretario de Finanzas. Hace pocos días Caputo invitó a Hartfield a su casa para conversar sobre política, economía y finanzas. Y sobre tenis, claro. También se reunió con el presidente y su poderosa hermana Karina, secretaria general de la presidencia.

«Aquellas dos entrevistas en las que hablé sobre tenis y mis ideas políticas tuvieron definitivamente un impacto muy fuerte, en mi actividad privada y en mi imagen acá, en Misiones. Me lanzo a la política porque en realidad todas las ideas que viene impulsando este gobierno desde que asumió, yo mismo las venía predicando desde hacía años. Cuando asumió Milei y puso a Caputo como ministro me volvieron las ilusiones de que podíamos volver a ser un país normal. Cuando me convocaron me sentí un privilegiado y muy entusiasmado de ser parte de este proyecto, lo hice totalmente convencido».

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«Estoy muy en contacto con el equipo económico y político del presidente Milei, y el apoyo a mi en Misiones es total. El camino que se viene es el mismo que se hizo a nivel nacional, vamos a replicar en la provincia el mismo trabajo que se hizo de desregular la economía y sacar a la provincia de la pobreza».

Milei es el primer economista en llegar a la presidencia de Argentina. Un libertario ultraliberal que no le es indiferente a nadie, que enciende pasiones: muchos lo adoran y otros tantos lo detestan.

«Soy muy optimista, muy. Si yo hubiera elegido una manera de hacer las cosas hoy, sería de esta manera. Siempre lo dije. Hay que ser un comunicador muy fuerte con un alto convencimiento popular, alguien que sea capaz de meter la hoja del cuchillo para la cirugía y que la gente lo acepte».

Hartfield recuerda una razón importante que lo llevó a ser tenista profesional: el colapso económico argentino de 2001/2002.

«Nosotros éramos una familia de clase media luchadora en la crisis del 2001. Y yo, honestamente, con el tenis vi una chance de ganar plata, de tener una salida laboral. Y me gustaba esa idea y le puse todas las pilas ahí. Ahora… ¿Qué hubiera pasado si estudiaba la carrera de economía en vez de ser tenista? Hoy, con 20 años de profesión, sería otra historia. No lo sabemos».

«Yo no soy un tipo muy técnico. Pero bueno… Cuando jugaba al tenis tampoco era un tipo muy técnico. Trataba de ser más del lado del sentido común y de la percepción».

El tenis no fue su pasión, pero está agradecido a la raqueta.

«Tengo muy buen recuerdo. No tengo grandes amigos. Sí, muy buenos conocidos y buenos contactos. En su momento éramos muchos jugadores y éramos super solidarios en los viajes. Podías tener rispideces como con cualquiera, pero nos enfrentamos muchas veces en la cancha con amigos. Y muchas veces nos tocaba hasta entrar en calor con el que tenías que jugar después».

«Compartir hotel en los momentos de pobreza o de no riqueza, podemos decir. Aprendimos desde abajo, valorábamos las cosas de cada partido. Tengo un gran recuerdo de lo que fue mi época de tenista».

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