MADRID – El debate en torno al dobles crece en fuerza. Si el salvadoreño Marcelo Arévalo criticó a aquellos que desprecian la modalidad, el máximo responsable del Masters 1000 de Madrid ve las cosas de otra manera: los torneos de dobles deben reformarse, porque cuestan un dinero injustificable.
“Los dobles no venden lo suficiente para justificar el coste que representan para un torneo”, dijo a CLAY Gerard Tsobanian, presidente y CEO del torneo español, en una entrevista publicada también por RG Media.
“Desafortunadamente en los torneos de tenis, los dobles no venden lo suficiente para justificar el coste que representan para un torneo. A mí me gustaría que cada jugador de single juegue también dobles. O que cada jugador de dobles tenga la obligación de tener un cierto ranking en singles”, añadió el francés de origen armenio.
Tsobanian entiende que el torneo de dobles no puede conformarse sólo con especialistas en la modalidad, que la manera de atraer espectadores y justificar el costo que implica la prueba es contar con “jugadores de primer nivel”, singlistas, en los torneos de dobles. “Un debate interminable”, añade con cierta frustración.

La bolsa total de premios en la última edición del torneo madrileño fue de 8.055.385 euros. El ganador del torneo individual, el noruego Casper Ruud, se llevó 985.030 euros. Los campeones del dobles, el argentino Horacio Zeballos y el español Marcel Granollers, se repartieron 400.560 euros. Tsobanian entiende que el dobles no justifica su costo en comparación con lo que genera el singles. Y deja en el aire la pregunta de cuántas entradas se compran para ver a un doblista.
El dobles, una modalidad esencial e histórica del tenis, no cuenta hoy ciertamente con los jugadores más conocidos. Aunque en los años ’80 un grande como John McEnroe formaba una de las mejores parejas del mundo junto a Peter Fleming, bien puede decirse que aquello fue una excepción: de allí en más, los mejores jugadores no siguieron el ejemplo de los grandes de los años ’50 y ’60, que en buena parte jugaron el dobles con igual consistencia y entusiasmo que el singles.
Para el “Big Three” (Novak Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer), el dobles fue una rareza, aunque tanto el suizo como el español cuentan con medalla de oro en la especialidad en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Río 2016, respectivamente. Hoy, figuras como Jannik Sinner y Carlos Alcaraz tampoco le dan importancia al dobles.
La tradición del dobles en el tenis femenino fue más fuerte hasta años relativamente recientes, con estrellas como Martina Navratilova, Steffi Graf, Martina Hingis o las hermanas Williams, pero en los últimos años las mejores también se alejaron de la prueba por parejas.
Experto observador del circuito, Tsobanian cree que el debate en torno a cómo estructurar el calendario masculino es también “interminable”, pero está en contra de convertir al circuito en algo solo para jugadores de élite. En ese sentido se planta en la acera opuesta a su mentor, el rumano Ion Tiriac, que propone desde hace años que el tenis se estructure como la Fórmula 1: sólo los mejores luchando por ganar cada semana.

“Yo no lo veo. ¿Cancelar los 250 y sólo vivir con 500 y Masters 1000 para hacer una liga superior como quieren hacer ahora mismo? La pregunta es si lo quieren los jugadores, y yo no creo que ellos lo quieran, porque ellos quieren tener la posibilidad de jugar en torneos que son menos grandes. Djokovic, por ejemplo, jugó y ganó el ATP 250 de Ginebra antes de Roland Garros”.
“Creo que hay que tener una visión clara. Si juegan los tops y cuántos tops, y a partir de cuándo podemos denominarlos elite. ¿Los 50 primeros del ranking? ¿Los 40, 30, 20? ¿Pueden jugar solo 500, Masters 1000 y Grand Slams o pueden jugar torneos pequeños?”.
“Es verdad que hay muchos 250, pero esta es también la fuerza del tenis. Es un deporte mundial, global, hay cada semana un torneo en una parte del mundo, llevamos el deporte a todas las partes del mundo, combinado hombres y mujeres en un mismo evento, algo que no muchos deportes hacen. El tenis es un producto completo. Es único, es privilegiado y hay que preservar esto”.
Tsobanian habló también con CLAY del deseo de América Latina de ser sede de un gran torneo, un Masters 1000. Quería hacerlo el estadounidense Butch Buchholz, creador del torneo de Key Biscayne, a fines de los años ’90, cuando el formato aún se llamaba Super 9. Y también pensó en ello Tiriac.
“Sudamérica tiene una tradición larga de tenis importante, con grandes jugadores. Hubo discusiones para llevar un Masters 1000 a Buenos Aires, yo mismo estuve involucrado en discusiones con Tiriac y la gente interesada. Nos hablaban del gran sitio que era Buenos Aires para ser sede de un Masters 1000”.
¿Cuándo fue esto? “Hace menos de diez años, antes de que Tiriac vendiera el torneo [de Madrid a IMG]”.
La idea, cree Tsobanian, tiene sentido. Pero hay un obstáculo.
“El problema es económico. Si en Medio Oriente es más un problema de público, en Latinoamérica sería un problema más económico y no de público”.