PARÍS – Novak Djokovic lo logró. Ya no le queda nada más por ganar. En sus quintos Juegos Olímpicos, por fin es dueño de la medalla.
«Estoy en shock. Puse mi corazón, mi alma, mi cuerpo, mi familia… lo puse todo en la mesa para ganar el oro olímpico. A los 37 años por fin lo conseguí», dijo Djokovic a Eurosport.
Puso su corazón y su alma.
En casi tres horas de partido repartidas en dos sets, el serbio apostó por un tenis agresivo de golpes potentes que le dio resultado. Con un altísimo nivel también, Carlos Alcaraz sacó su mejor versión para quedarse con uno de los partidos más significativos de su carrera por 7-6(3) y 7-6(2).
Cuando ganó gritó con fuerza y lloró como un niño. Se agachó en la pista, se persignó. No paraba de llorar. Luego fue escalando entre el público para encontrar a su familia y su equipo, quienes ya se habían sacado el cotillón y lucían todos medallas de oro.
Hay algo especial entre Djokovic y la Philippe Chatrier. Ese es el escenario favorito de su archirrival. Rafael Nadal es «dueño» de esa arcilla, y Djokovic ha vivido más momentos amargos que los dulces. Pero esos momentos felices han sido especialmente gustosos. Cuando ganó su primer Roland Garros, completó ahí el Grand Slam; cuando triunfó en 2023, alcanzó la impresionante marca de 23 títulos grandes y se desprendió de Nadal; en 2024 sació su hambre olímpica.
Puso su cuerpo.
En mayo se rompió los meniscos y no pudo presentarse a los cuartos de final de Roland Garros. Se operó en Paris, posó en muletas con la Torre Eiffel de fondo e hizo lo imposible para recuperarse a tiempo para Wimbledon y volver bien a París. Su rodilla biónica funcionó de una manera asombrosa que hasta Alcaraz calificó como propio de un «súper humano».
Puso a su familia.
«Papá es el mejor», mostraba en una pancarta Tara Djokovic, de siete años, sentada en las tribunas junto a su hermano Stefan y su madre Jelena. La hija de Djokovic se refiere con ternura e inocencia a Djokovic como el mejor padre. ¿Existen otras interpretaciones? Que Djokovic es el mejor tenista masculino de todos los tiempos. Ahora, habiendo pagado su única deuda pendiente, ¿hay alguien que pueda cuestionarlo?
El presentador clamó por los altoparlantes antes de que Djokovic saltara a la cancha: «Busca convertirse en la quinta persona en ganar el Golden Slam». En realidad, eso solo lo hizo Steffi Graf en 1988, cuando ganó el oro en Seúl y el Abierto de Australia, el Abierto de Francia, Wimbledon y el US Open en un mismo año. Djokovic hoy puede lucir el Grand Slam de carrera. Igualó a Nadal, André Agassi y Serena Williams, que vio su hazaña en primera fila.
«El viernes me quité nerviosismo porque aseguré una medalla. Había perdido tres semifinales en Juegos Olímpicos y cuando jugué contra Musetti en semis, me dije que tenía que acabar con esa mala racha», dijo Djokovic en Eurosport.
Si alguien quiere reprocharle cosas a Novak Djokovic, tiene que buscar cosas extra tenísticas o que vayan más allá del ámbito de la competición. La leyenda ya estampó su nombra en el único lugar donde no se leía: en lo más alto del Olimpo.