MELBOURNE – Contra todo pronostico, Madison Keys, 14 del mundo, logra el título del Australian Open y frena el paso a leyenda de Aryna Sabalenka, dos del mundo y campeona defensora del torneo hasta hoy.
Es el primer Grand Slam para la estadounidense, ocho años después de la única final de un torneo grande que había disputado. La vuelta fue larga, pero la recompensa lo vale.
Si Keys no tenía nada que perder, para Sabalenka era todo lo contrario. Y se notó. La presión de transformarse en la sexta mujer en la Era Abierta que ganaba tres Australian Open al hilo fue una carga pesada para la bielorrusa, quien presa del contexto y de una jugadora brillante, fue derrocada de su monarquía australiana después de 20 partidos y 740 días.
Tensa, con menos potencia y ofuscada cada vez que la estadounidense conectaba un winner o uno de esos tiros de repetición, la bielorrusa se despidió del sueño aussie de manera sorpresiva, inesperada, porque durante las dos semanas de torneo, fue siempre la favorita. Su 2024 dominador, el número uno del ranking y la mayor experiencia estaban a su favor.
Un escenario totalmente distinto al con que Madison Keys llegó a Melbourne. Sin cuartos de final en ningún grande el año pasado y con su única final de Grand Slam, jugada y perdida en 2017, la estadounidense no aparecía en el mapa de las favoritas.
Pero en silencio fue construyendo un torneo perfecto: en tercera ronda eliminó a Danielle Collins, 11 del mundo, mientras que en octavos dejó en el camino an Elena Rybakina, sexta del ranking y finalista de 2023. El gran asalto la esperaba en semifinales, cuando en un duelo de más de 2 horas y 30 minutos, eliminó en el supertiebreak del tercer set a la dos del mundo y cinco veces campeona de Grand Slams, Iga Swiatek.
Madison Keys walks over to her husband & coach Bjorn Fratangelo after winning her first Grand Slam at the Australian Open
They hug each other, in awe of what they’ve done this week
They just got married in November
So much love between these two 🥹
— The Tennis Letter (@TheTennisLetter) January 25, 2025
Con la confianza por las nubes y la experiencia dolorosa de Nueva York, donde perdió la final por 3-6 y 0-6 ante Sloane Stephens, como aprendizaje forzoso, la 14 del mundo tenía claro cómo salir a jugar esta final. “He pensado mucho en esa final en estos últimos ocho años. Fui consumida por los nervios, el momento y la oportunidad…he hecho mucho trabajo para deshacerme de mis nervios. Aprendí a estar bien en los momentos incómodos y probablemente esté incomoda el 99% del tiempo”, declaró previo al partido.
Un escenario hostil que apareció en el segundo set y del que supo reponerse. Perdió 2-6 sin ese juego estelar, pero no se paralizó por su pasado. Aguantó los nervios y el juego de una Sabalenka que creció, pero que terminó cediendo su servicio cuando estaba 5-6 en el tercer set. El final más doloroso para la campeona que quedó a un paso de la inmortalidad. El desenlace más dulce para Madison Keys, la nueva reina de Australia.