La princesa de mecenas y Nadal como maestro: Abdullah Shelbayh, el primer jordano del tenis
¿Qué puede salir mal de un proyecto respaldado por una princesa y por uno de los mejores deportistas de todos los tiempos?
El tenista jordano Abdullah Shelbayh hoy es el 187° del ranking de la ATP, pero tanto la realeza de su país y su maestro Rafael Nadal creen que llegará mucho más arriba.
“Tienes el talento para convertirte en un gran jugador. Si realmente quieres hacerlo, no tengo dudas que lo harás. Elegí ejemplos positivos, no negativos, porque siempre hay de los dos. Hay tenistas profesionales que tienen un talento espectacular, y ves que no son capaces de hacer las cosas de la manera correcta para convertirse en estrellas. Es tu decisión. ¿A qué clase de jugadores quieres seguir?”, le dice Nadal al jordano en un video publicado en la web de la Rafa Nadal Academy.
En el mundo árabe ya causa sensación: fue invitado a las Next Gen ATP Finals y fue el local en Arabia Saudita. A pesar de no clasificar a las semifinales del torneo de las estrellas del futuro de la ATP con sólo un partido ganado, en Jeddah compartió con su público y fue la principal atracción para la gente. “Siendo jordano, siendo árabe, estar jugando un torneo tan especial es un honor. Espero poder inspirar a muchos chicos del mundo árabe para que jueguen al tenis”, dijo Abdullah Shelbayh.
Con el legado del campeón de 22 Grand Slams como referencia principal es que Shelbayh ha ido forjando su camino desde que a los cuatro años vio por televisión brillar al español en Roland Garros. Su padre le compró una raqueta y ahí arrancó la historia en el tenis de quién sin hacer demasiado es ya el mejor tenista de la historia de su país.
Zurdo como Nadal, Shelbayh nació en Amán, la capital de Jordania. En una nación que destina muy poco dinero en un deporte como el tenis y sin cultura en torno a la disciplina, Shelbayh debió formarse fuera de su región gracias a un sponsor real.
Lara Faisal, nuera del príncipe de Jordania Ra’ad bin Zeid, descubrió al tenista -gracias a su asociación Rise for Good-, y quiso ayudarlo. Así se contactó con Toni Nadal. El tío de Rafael quedó maravillado con las capacidades del joven y lo invitó a formar parte de su academia a los 14 años.
Lejos de casa y sin el idioma, Abdullah Shelbayh creció, personal y deportivamente en las pistas de Manacor, hasta ser uno de los primeros graduados de la escuela de Mallorca.
Con su superhéroe cerca aprovechó cada oportunidad que tuvo para interactuar con él: “Quise entrenar con Rafa desde el primer día que llegué a la academia. He jugado mucho con él y creo que a él le gusta jugar conmigo”.
La virtud de Nadal trasciende lo deportivo. No sólo fue una inspiración para ese chico del mundo árabe, sino que una vez en la academia, lo aconsejó con el ejemplo y la generosidad. Cuando los medios le preguntaron por él, Nadal dijo que el jordano tenía un talento innato, muy especial.
Su estilo de juego podría describirse como un desorden virtuoso. Un libro de difícil lectura para sus rivales. Shelbayh tiene una facilidad increíble para lograr cambios de dirección y efectos. Una sensibilidad y fineza productora de highlights. Un saque peligroso. Una personalidad atrevida que no le escapa a los momentos importantes.
Personalidad audaz también en temas extradeportivos: Shelbayh usó en el día de medios del Moselle Open la kufiya palestina en apoyo a las víctimas de la guerra en Gaza. Entró también así en la pista en uno de esos partidos.
Media day for the young player from @rnadalacademy 🎬😁 pic.twitter.com/01yDFrp6UG
— Moselle Open (@MoselleOpen) November 8, 2023
Luego de obtener buenos resultados en el circuito ITF y llegar en juniors a la final de dobles en Wimbledon (2021), Shelbayh firmó con la Universidad de Florida y jugó un tiempo breve por los Gators, donde también jugó Ben Shelton.
Sin embargo, fue recién en octubre de 2023 cuando su nombre se escuchó más fuerte al ganar el Challenger de Charleston. Así se convirtió en el primer jordano en alzar un título de la categoría y el árabe de menor edad en lograrlo.
Cautivó con su zurda a la realeza jordana. Después a los españoles de Manacor. Llevó su magia a Florida, y ya promete seguir consiguiendo lo que ningún hombre de la península arábiga ha logrado en cualquier rincón del mundo donde se juegue al tenis.
