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Nadal supera límites peligrosos y sobrevive al caos de pasión y selfies en Chile

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La escena es así: Rafael Nadal intenta salir de la cancha donde recién disputó la segunda de sus seis exhibiciones por Latinoamérica. Es protegido sólo por dos guardias, y hay una multitud loca por un contacto con el ganador de 22 Grand Slams. Un joven ingresa a la cancha para obtener su selfie, y empuja a uno de los muchos reporteros gráficos que hacen su trabajo, otro hombre atropella a quien tenga enfrente buscando que Nadal autografíe su pelota de tenis. Llegan más guardias para reforzar la seguridad extraviada. Hay golpes, empujones, gritos. Suena «Pump it», de Black Eyed Peas.
Todo vale, dicen los fanáticos en Santiago de Chile.
Nadal, molesto, firma como puede una bola amarilla gigante. La multitud no guarda ningún respeto.
Es la Nadalmanía desatada, que en Chile cruzó límites peligrosos.
Por debajo de las graderías al estilo mecano, un verdadero Lego en la cancha de cemento montada para el tenis, los fans se escurrían para lograr tener una mejor vista hacia su ídolo, mientras más guardias luchaban por quitarlos de ahí.
En la pista, Nadal vencía por 7-6 (8-6) y 6-3 al chileno Alejandro Tabilo, también confeso fanático del español: “Es mi ídolo desde chico. Siempre quise ser igual que él, crecí viéndolo jugar, me vestía igual, ganaba los torneos y mordía el trofeo igual. Desde chico quería jugar con él, seguir sus pasos”, contó a CLAY en una entrevista durante el US Open.
“Gracias a todos ustedes que habéis llenado esta pista con un ambiente impresionante, con un ambiente que hacía tiempo que no vivía algo igual”.
Frases para la galería las de Nadal, ya con el trofeo en forma de Moai -las estatuas gigantes de la isla de Rapa Nui, o Isla de Pascua- que reconocía al ganador del partido amistoso en el que bromeó con los fans y con un juez de línea: “¿Eres chileno? Con razón”, le preguntaba con una sonrisa al hombre que omite el canto de una pelota notoriamente mala cerca de la línea de base. Habrían varias más, pero Nadal no reclamaba molesto, sólo reía ante lo que le parecía insólito, al punto de comentarlo con gente de las tribunas.
Nadal sonríe durante su partido en Chile / PABLO GACITÚA
Conferencia de presa diferente
En un vuelo retrasado desde Argentina, Nadal llegó a brindar una rueda de prensa en la que habló de varios temas, y que tuvo particularidades: un huésped del hotel se infiltró y preguntó tres veces, Jorge Yarur, dueño del museo de la moda, interrumpió a un periodista exigiendo más preguntas para él y los jugadores de tenis en silla de ruedas, y hubo lluvia de selfies de varios comunicadores con Nadal al final.
“Le podrían hacer preguntas al resto? Yo sé que Rafael es súper importante, yo lo admiro, y todos hablan de Rafael, conozco su trayectoria, pero por último pregunten al resto por cortesía. Son también preguntas repetitivas también a Rafael, y creo que se siente incómodo. ¡Sean más inclusivos! Yo también tengo historia con el tenis, Gustavo (Fernández, tenista adaptado), ha sido número uno del mundo, ha ganado Grand Slams…¡Pregúntenle a Rafa si acaso ha jugado en una silla de ruedas!”, expuso Yarur, en el momento incómodo de la conferencia. “Fui a Disney y tenía la espalda fregada, y tuve que andar en silla de ruedas…y es una experiencia”, agregó.
El español opinó sobre los temas en torno a los derechos humanos que el Mundial de Fútbol de Qatar ha puesto en la discusión: “Es evidente que vivimos en un mundo global en donde la gente tiene más derechos, y entiendo que el deporte es un lugar de gran exposición mediática para mostrar este tipo de cosas y en ese sentido entiendo que cada cual tiene que tener la libertad para poder expresar las cosas y los sentimientos que tengan, sin dañar a los demás”.
El actual campeón del Abierto de Australia y Roland Garros añadió: “Las decisiones que tomen o no tome la FIFA me podrán parecer mejor o peor, pero al final son las reglas o actitudes que ellos quieran tomar. La gente merece su espacio para poder expresarse y demostrar su disconformidad y es lo que está sucediendo. El deporte es un lugar para expresarse porque tiene una exposición mundial, pero más allá de eso para mí es importante que se termine jugando al fútbol o al tenis, y que todo lo demás sea una plataforma para mejorar el mundo, pero que lo principal sea el deporte”.
Rafael Nadal en medio de la multitud en Chile / PABLO GACITÚA
¿Clínica de tenis? Imposible
Estaba programado que posterior a la conferencia de este jueves, Nadal recorriera ocho canchas del mismo club donde luego jugaría la exhibición el viernes, para participar en clínicas de tenis de siete minutos con cada marca, las cuales habían seleccionado a un grupo de niños.
Pero Nadal no pudo brindar un sólo raqueteo, porque cuando apareció por el complejo, las masas de gente se abalanzaron sobre él. En cambio, sólo hubo lugar para las fotos, y nada de tenis. Carlos Costa, representante de Nadal, y Exequiel Carvajal (reconocido trabajador del tenis en Chile) intentaban calmar a la multitud, sin éxito.
Pudo firmar algunos autógrafos y posar para más cámaras, pero la dinámica pensada no resultó por la fiebre colectiva y ese deseo egoísta de lograr algo pasando por encima del resto.
“Espero que no tengan que pasar otros nueve años hasta volver a Chile”, cerró Nadal al micrófono luego del partido.
Para volver a experimentar la pasión más desatada. Las exhibiciones son un terreno sin dudas muy distinto al circuito. La Nadalmanía sin límites.
+Clay  Alcaraz disipa los fantasmas y es más que favorito: él se siente favorito

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