Fin al odio naranja: título en Roma para Medvedev y una posibilidad real en París
Veinte títulos en veinte ciudades. Daniil Medvedev sumó su vigésimo trofeo profesional en el Masters 1000 de Roma. Y no será el más importante, pero sí uno inmensamente significativo para la carrera del ruso por ganar sobre una superficie que siempre detestó. Un primer título en arcilla que lo impulsa a pelear por Roland Garros como nunca a sus 27 años.
Tras el anuncio de la ausencia de Rafael Nadal en Francia, el ex número uno del mundo se posiciona sólo por detrás de Carlos Alcaraz y Novak Djokovic como mayor aspirante a la corona. Y con argumentos muy claros.
Medvedev llega con la confianza muy arriba siendo el mejor en lo que va de 2023. Con cinco títulos en seis finales, el número uno de la carrera a Turín, y una relación con el polvo de ladrillo que va cambiando.
¿Se enamoró de la arcilla? Digamos, que no, que sólo la envió a la friendzone. «¡Es una amistad! No la amo. Las canchas de cemento son mi único amor”, bromeó Medvedev, con un guiño a su señora, presente en las tribunas: “Definitivamente (la arcilla) me gusta más que antes”.
El ruso llegaba a la tierra europea con tantas finales en el cuerpo como no había hecho nadie desde Roger Federer en 2006, pero no se tenía mucha confianza en las canchas naranjas. “Ya me voy preparando mentalmente para no enloquecer. Puedo ser peligroso en la arcilla, pero tengo que tener un día bueno”, dijo después de ganar en Miami, y sabiendo que no tendría muchos días para la adaptación antes del polvo en Montecarlo.
“Siempre he creído en mí, que puedo ganar los torneos más importantes del mundo, pero honestamente por otro lado nunca había pensado que podía ganar un Masters 1000 en arcilla en mi carrera, porque usualmente la odio, nunca nada resulta, me siento mal en la cancha», comentó a Tennis TV. En Montecarlo y Madrid no me sentía tan mal, y llegando a Roma le dijo a su entrenador que andaba con sensaciones espectaculares, así que se dio cuenta de que podía ganar la superficie.
Medvedev con el trofeo de Roma. // ALESSANDRA TARANTINO
Medvedev es genuino como siempre, tanto en el disgusto como en el humor. O en ambas juntas, porque las expresiones de desagrado de Medvedev contra la arcilla levantan un registro de culto que más causan gracia luego de verlo como ganador en el Foro Itálico.
“Gerry, por favor descalifícame. No quiero estar más acá, es peligroso para todos”, exclamaba a Gerry Armstrong, supervisor de la ATP hace dos años en Italia. Se resbalaba más de la cuenta, le daba alergia el polvo que se levantaba. Dos años después, se desliza con pericia y equilibrio, y aprovecha mejor su tenis muchas veces defensivo.
“Es la peor superficie del mundo para mí. Si a alguien le gusta estar en la tierra como un perro, yo no juzgo», diría también por entonces en 2021. Y dos años después celebra arrodillado, con las piernas manchadas y feliz… como un perro con un nuevo hueso luego del 7-5 y 7-5 sobre Holger Rune en la final romana.
Muy relevante también: subió al segundo puesto del ránking, a menos de 500 puntos de Alcaraz, y dejó a Djokovic tercero, lo que abrió la posibilidad de que el español y el serbio se encuentren en las semifinales del Abierto de Francia.
Medvedev muestra récord positivo en la temporada contra otros rivales que se le podrían cruzar en la segunda semana en la Phillippe Chatrier. Rivales directos como Stefanos Tsitsipas, Jannik Sinner y Alexander Zverev. Y por si fueran pocos argumentos, el ganador del US Open 2021 es de esos jugadores que corren con más ventaja cuando se juega a cinco sets por su fortaleza mental y física, y por tener la experiencia de ser ya un campeón de Grand Slam, aspecto que además le resta presión.
Ya ganó en París, pero en la temporada indoor, en pista dura y en el Masters 1000 de Bercy. ¿Será capaz de por fin repetirse como campeón, pero esta vez haciendo upgrade y cambio de suelo en la capital francesa?
