Hay que venir bien preparado para pasar una jornada en en Wimbledon. Cuando se sale de casa antes de coger los buses rojos de dos pisos hacia el All England Club, en la mochila hay que llevar un protector solar por ese sol que pica, y también paraguas y chaqueta, porque en pocos segundos las nubes negras tapan el cielo y la lluvia característica del verano londinense hace lo suyo.
Pero lo que jamás alguien pensaría, es en llevar un traje de apicultor. Hoy podría haber sido útil en La Catedral: sin que nadie supiera cómo llegaron ahí, un enjambre inmenso de abejas tomó la terraza de las emisoras televisivas, creando un escenario insólito.
Las abejas no llegaron donde los tenistas, pero en cancha 14, la más cercana a la colonia, donde el joven argentino Sebastián Baez perdía con el belga David Goffin, el juez del partido se percataba que a no muchos metros volaban cientos de insectos. No picaron a nadie ni irrumpieron partidos. La seguridad del torneo llamó a alguien que las controlara.
Este miércoles, Novak Djokovic dejó cosas interesantes. En conversación con periodistas serbios, profundizó sobre su situación de cara al US Open, torneo que tiraba a la basura al confirmar que no aplicaría a una excepción, ni menos se vacunaría.
Fue otro tenista del club de los no vacunados que le entregó amor: el estadounidense Tennys Sandgreen, quien sí puede jugar en Nueva York por ser estadounidense a pesar de no estar inoculado.
«Hace unos días me envié un mensaje de texto con Tennys Sandgren. Quería agradecerle el apoyo público que me ha dado en esta situación. Lo que ha dicho tiene todo el sentido del mundo: si a los jugadores no vacunados no se les permite competir en el US Open, entonces debería ser así para todos. No veo la lógica médica de que Tennys pueda jugar porque es ciudadano de EE.UU. y yo no. Si tuviera un pasaporte estadounidense o una tarjeta verde, podría jugar. Tal vez haya una lógica política detrás, no médica, pero prefiero no entrar en eso y puedes entender por qué», dijo el serbio.
Luego, después de aplastar a Thanasi Kokinakkis con un tenis “de alta calidad” según él mismo, comentó sobre la posibilidad de jugar la Laver Cup, cosa que ya ve su agente. ¿Cuál es la relevancia de juegue un torneo de exhibición que tenística y competitivamente pesa poco? Que Federer, Nadal y Murray ya están confirmados en la cita de Londres en septiembre, y si Djokovic se suma, Europa luciría un equipo con 65 Grand Slams. Delirio para los fans.
Fue un mal día para dos campeonas de Grand Slam y un finalista. Emma Raducanu, la indiscutida favorita del público londinense se fue en segunda ronda. La española-venezolana Garbiñe Muguruza perdió otra vez en un debut (completaba el partido suspendido ayer por falta de luz) y profundizó su mala racha; y el noruego Casper Ruud, tercer sembrado, confirmó su alergia por la hierba con derrota ante el francés Ugo Humbert. “Creo que el césped es para los jugadores de golf”, bromeaba en Miami.
Acá un anécdota con información: casualmente hoy, CLAY presenció lo que ocurre en un toilet break, cuando el serbio Miomir Kecmanovic visitó el baño del centro de prensa antes de completar su victoria ante el chileno Alejandro Tabilo. Tranquilos, no damos detalles innecesarios, pueden seguir leyendo placenteramente ya que sólo contamos cómo ejerce la regla acerca ir al baño en mitad del partido, que tanto ruido hizo el año pasado.
Tras los episodios del griego Stefanos Tsitsipas que irritaron a Zverev y Murray, y de los que se refirió su agente Patricio Apey, en esta charla con CLAY, la ATP y la ITF ordenaron la regla que hoy funciona de manera implacable: un guardia y un juez escoltan al jugador hasta el baño más cercano a la cancha. Una vez dentro, corren los 3 minutos permitidos. El juez se para en la puerta y le marca en voz alta cuando se cumple cada minuto. No hay manera que los jugadores hagan trampa, por si a alguien le quedan dudas.
Y si ustedes tienen un break, en el baño o en cualquier lado, les recomiendo que lo acompañen con la lectura de esta interesante entrevista que hoy publica el editor Sebastián Fest, a Eric Babolat, CEO de la famosa (y muy antigua) marca de raquetas. Babolat dice que cree ser el único director de cualquier compañía que sabe encordar una raqueta, y habla de Rafael Nadal, Carlos Alcaraz y su acuerdo con Wimbledon que estrenan este año.
Mañana les enviamos otra carta, quizás con qué bicho como protagonista.