Cientos de cubos Rubik…¡Arte para el tenis! – Carta desde Nueva York #8

NUEVA YORK – ¿Qué tan difícil es armar un cubo Rubik? Para muchos, seguramente la mayoría de quienes leerán estas líneas, debe ser una tarea imposible.

Hay técnicas y algoritmos, claro. El juguete inventado en 1974 por el arquitecto húngaro Ernõ Rubik y popularizado en los 80 tiene una serie de pasos que si se siguen al pie de la letra, hacen que la tarea de armarlo sea posible para la gente que no nació dotada con esa habilidad.

Dejar a las seis caras del cubo en su pleno color es una cosa. Hacerlo rápido, es una tarea mucho más compleja. ¿Pero crear retratos a gran escala a partir de la combinación de colores que puede dar un cubo Rubik, es algo reservado para los súper dotados.

En una de las entradas al Billie Jean Tennis Centre, está Dylan Sadiq, en Instagram conocido como «The College Cuber». Él es uno de esos genios capaz de convertir varios cubos Rubik en una pieza de arte.

«Quieres ayudarme a completar el retrato?», le pregunta a la gente que va entrando al recinto a vivir un día lleno de tenis y que llegan al rincón donde él se encuentra con su trabajo colorido a medio camino. Algunos se entusiasman y le echan una mano para terminar de formar el rostro de la número uno del mundo Iga Swiatek.

Una de las retratadas fue Emma Raducanu, sorprendida por la organización en la previa del torneo: «Es muy cool!». Perdió en primera ronda y no pudo defender su título de 2021, pero se lleva a casa una imagen ampliada de su rostro hecha con más de 500 cubos Rubik.

«Desde ahora sí que soy fan del tenis», cuenta Sadiq a CLAY, que ha trabajado para varios equipos de fútbol de Europa, basquetbolistas de la NBA, equipos del fútbol americano (NFL) y el béisbol. En este US Open también juntó los cubos para retratar a los españoles Rafael Nadal y Carlos Alcaraz.

«Después que decido qué atleta voy a crear, gasto horas mirando imágenes del deportista en internet. Busco imágenes donde aparezcan sonriendo. Cuando estoy listo para hacer el mosaico, voy a mi subterráneo donde tengo más de 4.000 cubos. Un mosaico me toma unas tres horas en completar», explica el artista de 22 años.

¡Qué talento! Nos leemos mañana con más historias desde Nueva York.