PARIS – A pedido de los fans del tenis y de cualquier amante del deporte: Nadal versus Djokovic, edición número 60.
A solicitud incluso del propio tenista serbio, que le mandó a decir al español que él ya había hecho su parte del trabajo después de ganar en el debut.
Nadal venció a Marton Fucsovics en un partido de idas y vueltas. El español fue muy arrollador en el primer set y fue ese mismo tenista que incontables veces pasó por encima de sus rivales en la Philippe Chatrier.
Pero esto no es Roland Garros.
Hay algo en el ambiente que hace que todo sea diferente. Es otro torneo, se juega al mejor de tres sets y hay menos margen de error. Hay un DJ en la cancha que pone a la gente a corear Les Champs-Elysées mientras Nadal pide una ida al baño. Un público también distinto, aunque igualmente, muy amigo de Nadal.
El español tampoco es el mismo que ganó 14 veces ahí, y el segundo y tercer set fueron una prueba de ello.
Y aunque los Juegos Olímpicos no sean su Grand Slam favorito, Nadal impuso su garra cuando los errores no forzados lo hundían; mostró su buena defensa cuando el húngaro se le venía encima.
El 6-1, 4-6 y 6-4 le dio a Nadal su primer triunfo en individuales sobre su arcilla predilecta en más de dos años, después de varios días con dudas si iba a competir o no, en los que sufrió molestias en el aductor y problemas en su mano izquierda; luego de sumar más capítulos de la historia repetida de la incertidumbre, y de evaluar si acaso no era mejor guardarse 100% para el dobles con Carlos Alcaraz.
También su triunfo regala al tenis otro episodio de un choque entre dos de los tenistas más grandes de la historia.
«Será un espectáculo si llegamos a vernos. Espero que haya fuegos artificiales en la pista, como en los viejos tiempos… Espero que nos encontremos porque probablemente será un último baile para los dos», dijo Djokovic una vez conocido el sorteo.
«El último baile? Quién ha dicho que será el último baile?», respondió por su parte Nadal, quien ha dado señales de que seguirá jugando en 2025.
Sea el último capítulo o no, la rivalidad que se ha encontrado en diversos escenarios, superficies y torneos brindará un nuevo choque. En la cancha en la que Nadal lidera con ocho triunfos, contra dos del serbio.
Pero esto no es Roland Garros. Son los Juegos Olímpicos: al mejor de tres sets, en la última cita olímpica de Nadal, y buscando la medalla de oro, el premio que más desea Djokovic.
Y eso hace que el morbo aumente a niveles inesperados.