MELBOURNE- El momento bisagra vino cuando Juan Pablo Varillas entendió que no tenía que ser como Alexander Zverev.
Luego de compartir en juniors, la carrera del alemán despegó muy tempranamente. El peruano en tanto, jugó por varios años el circuito de futuros. Diez años después se encuentran en un Grand Slam y compiten de igual a igual habiendo recorrido el camino de manera diferente.
«Aprendí que cada uno tiene sus momentos de maduración, sus tiempos para todo», reconoce en entrevista con CLAY.
Varilas viene de perder en el quinto set contra el alemán en la primera ronda del Abierto de Australia. «Derrota que duele, pero que enseña», dice Varillas.
Entrevista a Juan Pablo Varillas
En la Margaret Court Arena recién disputó el segundo partido de Grand Slam de su historia. El anterior, fue otra batalla de cinco sets contra un favorito. En la Phillipe Chatrier de Roland Garros en mayo, perdió ante Félix Auger Alliassime en lo que fue el partido con más gente viéndolo en toda su vida.
«Hay una pequeña diferencia con el partido anterior. Ahí cuando (Aliassime) me empieza a voltear creo que no tuve muchas chances. En este sí tuve oportunidades para ganar el partido. Estuvo para cualquiera. Se decidió con dos o tres puntos», cuenta.
– Se pasó diez años entre Futuros y Challengers, y ahora le está agarrando el gusto al primer circuito. ¿Cómo vive este cambio de escenario?
– Como cuando te pasas de los Futuros a los Challenger y te parece todo increíble e inmensamente mejor. Estuve seis años jugando Futuros y veía estos torneos muy lejanos y ahora los juego todos. Estoy en el sitio que antes veía por la tele, entonces eso me llena de confianza. Y muy importante entender que cada uno tiene sus tiempos. Aprendí a no compararme con el resto.
– ¿Eso le ayudó a alcanzar el nivel que hoy tiene?
– Es un error que cometí de chico y me costó un par de años de carrera. Yo jugué juniors con Zverev. En 2013 en Italia él me ganó. Y exactamente un año después, cuando ya salimos de juniors, él estaba haciendo semifinales en Hamburgo, un ATP 500. Con 18 años. Entonces decía, ‘loco, ¿Qué pasa? Que yo estaba jugando de tú a tú con este y al año…¿Qué está pasando?’ Esas pequeñas cosas no me hacían bien a la cabeza y anímicamente me tiraban para abajo. Después me di cuenta que compararse con estos tipos es duro, no es lo mejor. Aprendí que cada uno tiene sus momentos de maduración, sus tiempos para todo. Entonces cuando empecé a entender esto maduré y empecé a mejorar.
– ¿Pasó algo en particular que lo impulsó a ese cambio?
– Me fui a Argentina a entrenar. Llevo seis años en Buenos Aires. Fue la mejor decisión y a la vez más dura de mi carrera. Irme para allá, porque encontré un ambiente mucho más profesional, donde cada día jugaba con alguien diferente, donde había de todos los niveles, y me empujaba para ser mejor, siempre. Eso no se encuentra en muchos sitios y me ha marcado la diferencia en cuanto llegué.
– ¿Cómo van a ser sus próximos 10 años?
– Estos son los partidos que te demuestran que puedo estar acá en los Grand Slams, en los torneos grandes. Puedo jugar con quien quiera. Así confío más en mí mismo y en lo que puedo lograr.
– Entonces fue buena la decisión de haber dejado los estudios de Ingeniería.
– Sí, menos mal. Yo me retiré solo de la Universidad, no podía estar sentado tres horas seguidas en la clase. Me moría. Toda la vida entrenaba al aire libre, estaba con mis amigos, jugaba, me divertía con el tenis y de un momento a otro pum, me encerraron. Me chocó, no podía.
– ¿Sus padres lo obligaron a estudiar la carrera?
– No, no. He tenido suerte con mi familia, siempre me han apoyado. Y como me apoyaron, también mi padre me dijo que tratara de hacer las dos cosas y si no podía, bueno vemos después. En ese momento eran mis padres los que me iban a bancar todo lo que yo iba a hacer. Traté de hacer ambas, pero no daba mi cien por ciento ni en uno ni en lo otro porque no tenia tiempo. Duré un semestre. Entonces dije, estudiar lo puedo hacer en cualquier otro momento. El tenis es ahora.
– ¿Qué otros intereses tiene fuera de la cancha?
– Me gusta el fútbol, me gusta la playa. Tengo la suerte de ser de Lima, que tengo la playa a diez minutos de mi casa. Me gusta leer.
-¿Qué está leyendo?
– «Casa de espías» de Daniel Silva. Todas esas huevadas me gustan, espías, novelas policíacas, todas esas cosas. Me ayudan a desconectarme un poquito de todo esto porque a fin de cuentas, el tenis y el circuito te abruman. Todo el tiempo entrenar, fisio, esto, lo otro. Al final estás todo el día acá, y necesitas desconectarte. Esa es mi manera.
– Apaga el celular y que nadie le moleste.
– Sí, sí. Yo siempre digo, bueno, voy a leer un capítulo por día mínimo. 20 minutos, media horita. Así me desconecto completamente.
– El tenista no lee mucho en general.
– Para mí no, creo que no. Más ven series.
– Entonces, con libro y playa está en el paraíso.
– Con un libro, con amigos, estar ahí en el mar, tomar algo, comer algo ahí. Un cebiche, qué rico.
– Juega a las paletas en la playa.
– Sí, a veces sí. Aunque ahora que estuve en vacaciones dije no quiero ver una raqueta. Me fui a la playa con tres amigos. No quería saber más nada. Estuvimos ahí tranquilos. Son dos semanas que me desconecto y después retomo con fuerza.
– Melbourne tiene un barrio playero que está bien. Saint Kilda.
– Sí, voy a tratar de ir. Es mi día libre.
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