LONDRES – Diego Schwartzman asegura que es «otro jugador» que el del primer semestre de 2023, pero que tampoco se obsesiona con recuperar el status que ostentó por más de un lustro.

«Estoy en la etapa de decir ‘vamos a hacer lo mejor posible para jugar los mejores torneos'», dijo el argentino a CLAY en una entrevista en Londres, luego de cerrar su participación en Wimbledon.

Schwartzman, que llegó a ser el número ocho del tenis mundial en octubre de 2020, pasó varios meses de angustia al no poder ganar partidos. Se enfrentó al sentimiento de frustración que desconocía después de tantas temporadas exitosas y que por un tiempo no supo manejar. Cayó abruptamente en el ranking y salió del top 100 por primera vez en nueve años.

Hoy dice que ya encontró las piezas para armar su rompecabezas mental, y enfrentar esta etapa diferente en su carrera, después de que en los Grand Slam de Europa cumpliera las metas que se propuso.

«Si tengo que jugar qualies, lo hago. El objetivo de estos meses en Europa era asegurarme entrar al US Open y lo logré. Me enfrenté a la presión de estar obligado a ganar para no irme muy atrás, y lo pude hacer. Después veré hasta donde me da y hasta dónde no. A mí me gusta jugar, si sigo así podré seguir haciendo lo que me gusta».

Diego Schwartzman aseguró que cuando llegue el momento en que se le acaben las ganas, dejará el tenis. Todavía tiene. Y muchas. A sus 30 años, el argentino mira al tenis con una ambición diferente.

Entrevista con Diego Schwartzmann

– Llegó con muy malos resultados a los Grand Slams de Europa, y ahí encontró partidos que lo sacaron de esa mala racha.

– Me pone contento. La verdad que seguir ganando partidos en Grand Slam siempre es difícil, y siempre habla de lo preparado que puede estar un jugador a cinco sets. Por ese lado está muy bueno. Tanto en Roland Garros como en Wimbledon mostré niveles mucho más altos de lo que había mostrado en meses anteriores. Por momentos jugué en un nivel muy alto. Eso te da confianza para lo que sigue, pero no me voy mucho más allá. Estoy tranquilo.

– Su ranking es muy distinto al que está acostumbrado. Estar cerca del puesto 100 implica tener que programarse para jugar clasificaciones y Challengers en algunos casos. ¿Hay que aceptar esta nueva etapa con humildad?

– Yo creo que va más allá. Mira a Murray, Thiem o Wawrinka. Ellos son campeones de Grand Slam, han estado entre los mejores del mundo, y después fueron a jugar Challengers. Igual que varios que han estado arriba. No creo que sea una cuestión de humildad, sino simplemente de querer agarrar ritmo, querer volver. Cada uno arma sus propios calendarios. Yo intentaré siempre jugar los torneos que más me gustan, priorizar siempre los ATP y los torneos grandes. Si tengo que jugar qualies, lo hago. El objetivo de esta gira de pasto, donde todavía tenía puntos del año pasado, era asegurarme entrar al US Open y lo logré. Sumé en París, Queen’s y Wimbledon. Me enfrenté a la presión de estar obligado a ganar para no irme muy atrás, y lo pude hacer. Estoy contento porque mentalmente respondí. Mi juego respondió. Después veré hasta donde me da y hasta dónde no. A mí me gusta jugar, si sigo así podré seguir haciendo lo que me gusta.

– Guillermo Salatino le escribió en CLAY una carta abierta a propósito de los malos momentos que ha pasado en la cancha este año: “Peque, hacé lo que te haga feliz» ¿Qué es lo que hoy le da la gana hacer con su vida?

– Me encantaría poder darle menos importancia a un montón de cuestiones, pero a mí me gusta hacer las cosas bien. Mi equipo me enseñó eso desde chiquito. No estoy aquí para venir sólo a disfrutar. Me gustaría, pero eso no es lo que sé hacer para que lleguen los resultados que quiero. Necesito convivir con la victoria. No me gusta perder, no me gusta llegar mal preparado a un torneo. Y creo que reencontré en ciertas cuestiones cómo armar mi rompecabezas. Incluso con un ranking mucho más bajo del que pude tener durante muchos años. Y estoy volviendo a hacer lo que me lleva a jugar bien. Creo que de a poco lo estoy trasladando a la cancha.

– Muchas veces en la cancha se vio a un jugador cabizbajo, sin chispa.

– ¡Este es otro jugador! Cuando te das cuenta que estás jugando bien y que podés decidir qué hacer dentro de la cancha, es una sensación diferente. Te deja tranquilo salir de la cancha sintiéndote rápido, sintiendo que el tenis fluye.

– ¿Cómo imagina su futuro cercano?

– No estoy desesperado por volver a estar entre los 15 mejores del mundo, ni de los 20, como terminé cinco, seis años seguidos (N. de la R: entre 2018 y 2021 acabó la temporada entre los mejores 20. En 2017 y 2022 en tanto, finalizó top 30). Estoy en la etapa de decir “vamos a hacer lo mejor posible para jugar los mejores torneos”. Si me toca contra (Jannik) Sinner diez veces más en primera o segunda ronda, bueno, mala leche. Ya llegará ese sorteo que me llevará a tercera ronda y más allá. Intentaré hacer lo que siempre me llevó a jugar bien al tenis: la semana previa a los Grand Slam no jugar, prepararme bien físicamente, elegir los torneos que más me gustan. Esas pequeñas cuestiones me hacen mucho mejor jugador. Ganarles a jugadores que están por el 50 sintiéndome superior, eso es importante.

– ¿Pensó alguna vez durante esa mala racha en borrarse del mapa por un par de meses?

– Es que no lo haría por un par de meses. Al momento en que se me acaben las ganas tengo muy claro que no lo haré más. Gracias a Dios no tengo nada por qué reprocharme. Incluso si hoy frenara mi carrera. Logré muchas más cosas de las que creí. Estoy muy feliz con todo lo que me ha dado el tenis hasta ahora. Quisiera seguir jugando varios años más, pero en los torneos grandes, que son los que me dan la adrenalina y esas ganas en el deporte.

– Y cuando llegue el día…

– En la Patagonia voy a tener un lugar seguro. Me encanta.

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