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Carta desde Londres (11): Los explosivos de Wimbledon

LONDRES – En varios turnos por día Wraith, un springer spaniel inglés sale a olfatear por Wimbledon. El perro es parte del equipo de seguridad del All England Club, y el principal encargado en la búsqueda de explosivos.

Explosivo el tenis que hoy exhibió Simona Halep. Lo sufrió la española Paula Badosa, quién, por ahora, no tiene ganas de revancha: “Lo que menos es volver a jugar con ella otra vez. Ya me volverán las ganas”. Fue victoria para la rumana por 6-1 y 6-2 en una hora exacta de partido.

La campeona de 2019 mostró un nivel tan bueno como no lucía hace mucho tiempo. Así se perfila como la favorita a llegar a la final, ante la ausencia de la número uno del mundo, Iga Swiatek derrotada en la ronda pasada.

Simona Halep es la única campeona de Wimbledon aún con chances de ganarlo en 2022

Del otro lado del cuadro, otra con un tenis dinamita: Ons Jabeur. La tunecina es la mejor rankeada del cuadro femenino en los cuartos de final, y ya avisó: “Realmente quiero el título”. Juega muy bien y con un tenis distinto. Hay altas chances de que la final sea entre ellas dos.

Explosivo el partido que se vio en Cancha 2, con Cristian Garin y Alex de Miñaur pegándose unos palos impresionantes. El chileno vino de atrás. Dio vuelta un dos sets a cero. Salvó un break point que se repetirá en las redes sociales, con una volea-zambullida que evitó un passing shot fatal cuando el tercer set llegaba a su fin. Zafó de dos match points en el quinto e impuso su derecha y su revés explosivo en el super tiebreak final, para llegar por primera vez en su carrera a los cuartos de final de un Grand Slam.

Ningún chileno alcanzaba esa instancia en Wimbledon desde que lo hiciera Fernando González en 2005. Se viene un duelo explosivo con Nick Kyrgios el miércoles.

Garin después de ganar en octavos de final // WIMBLEDON

Explosivo también el servicio del estadounidense Taylor Fritz, quien sólo fue quebrado 5 veces en todo el torneo. En cuartos enfrentará a Rafael Nadal, en lo que será la revancha de la final de Indian Wells para el español, que esa vez jugó con la costilla rota: “Llevaba un dolor insoportable, así que ese partido no se puede analizar”.

Se termina la jornada, el tierno Wraith ya descansa y cuando los letreros electrónicos exhiben el clásico “no habrán más juego en esta cancha por hoy”, los cancheros se dedican a darle respiro a las pistas, con un trabajo esencial para mantener la salud del césped.

“Apenas terminan los partidos, barremos con una escoba la superficie y luego aspiramos toda la hierba muerta que queda. Posteriormente se riega y se deja cubierta, así dejamos que el césped crezca un poquito durante la noche y mejore su estado para la mañana siguiente”, cuenta uno de los cancheros.

Kristian cuida el césped de las canchas en Wimbledon / SEBASTIÁN VARELA

Otro de ellos, Kristian (19), inglés de origen búlgaro comenta que para trabajar en Wimbledon hay que pasar por varias entrevistas y pruebas. “Elijen a los mejores”, dice. Un canchero gana 12,4 libras esterlinas por hora, y trabaja entre diez y 15 horas por día. Después de una jornada ardua, pueden volver a casa con más de 225 dólares.

Dejemos entonces, que crezca el césped, y nos seguimos leyendo mañana.

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Reporteando el tenis alrededor del mundo desde hace 10 años. Ha colaborado con medios como La Tercera, Cooperativa, Infobae, y Racquet. Fundador del ex programa de radio Tercer Saque. Pluma & Lente es su espacio personal donde cuenta sus viajes y aventuras.