MELBOURNE – Si el tenis premiara con puntos las sonrisas, además de los tiros ganadores y los errores, Jannik Sinner, Carlos Alcaraz y Novak Djokovic estarían en serios problemas. El gran candidato al número uno sería argentino y se llamaría Mariano Navone. En franca disputa con Alcaraz, claro.
«El tenis me saca sonrisas», dijo Navone durante una entrevista con CLAY en Melbourne, donde disputó el Abierto de Australia.
En un deporte muy afecto a la tensión y las caras largas, la alegría con que Navone encara su trabajo es refrescante.
De 23 años y número 47 del ranking, el argentino saltó al primer plano del tenis en los meses iniciales de 2024 con un «rush» impresionante de éxitos en torneos challenger que lo llevaron a un pequeño récord: fue, en Roland Garros 2024, el primer tenista en la historia en debutar en torneos de Grand Slam ingresando directamente como uno de los preclasificados, como uno de los 32 favoritos.
Hoy, ya establecido en el circuito mayor de la ATP, Navone no deja de disfrutar con cada detalle, con cada novedad. Y le da su respaldo al italiano Jannik Sinner, aunque advierte que el sistema antidoping funciona de modo «raro».
– Hay muchas caras largas en el tenis. ¿Usted por qué se ríe, cómo lo logra?
– Es como todo, hay momentos para sufrir, hay momentos donde es un poco más difícil y hay momentos donde es más fácil. Pero esto, al fin y al cabo, es un juego. Nosotros le dedicamos muchísimas horas profesionalmente, le dedicamos muchas horas por día. Y es cierto que en su momento yo no estaba del todo preparado para cosas que me pasaron, como levantar a la gente en un estadio con un punto ganado. Cada vez que entro a una cancha me agarra piel de gallina, porque la gente te está recibiendo, porque la gente te está aplaudiendo, está coreando tu nombre. Es muy especial, sobre todo en los torneos de Sudamérica. Yo me encariño mucho con la gente y me saca una sonrisa ese aspecto del juego.
– O sea que no se ha acostumbrado, no da las cosas por hechas, tiene todavía la capacidad de disfrutar, de ver, de notar lo que sucede a su alrededor.
– Creo que el tenis es una burbuja, en este nivel creo que es una burbuja de élite. Para la gente que consume tenis desde su casa y no puede venir a estos torneos, nosotros estamos viviendo el sueño de muchos. Somos los privilegiados que tenemos la posibilidad de estar acá y que también nos esforzamos para llegar acá. Pero obviamente somos muy, muy privilegiados de tener lo que tenemos. Y yo aprovecho para disfrutarlo, no me lo guardo. Por disfrutarlo no es que respeto más o menos a alguien. Y hay que disfrutarlo por algunas cosas que a veces el tenis tiene que son un poco más jodidas.
– ¿Qué cosas?
– En la primera ronda de Australia perdí un partidazo ante Jack Draper. Jugué cuatro horas, tuve mil break points para ganarlo. Terminé acalambrado, pasando un mal momento de tensión, muy frustrado. Y un par de días después me pude dar el lujo de divertirme y de haber disfrutado un doble. El tenis es reinventarse todo el tiempo. Yo busco que sea así, por eso divertirme no implica que deje de respetar a nadie.
– ¿Alguna vez vivió una situación en la que le hicieron notar que disfrutaba demasiado?
– Es que al principio yo miraba, absorbía y disfrutaba todo. Y al final me tuve que acostumbrar, pero hay un montón de gente que paga tickets por venir a vernos, y eso yo creo que es una locura, que haya gente que tiene tiempo para irte a ver solo como le pegas a una pelota. Nada, me parece algo increíble…
– Mencionó la burbuja del tenis, ¿qué es esa burbuja, en qué se advierte?
– Es que, ¿sabés lo que pasa? La burbuja tiene algo bueno, que somos todos iguales. Eso está buenísimo, en el locker, en el vestuario somos todos iguales. Hablamos con los que cuidan el vestuario, los que cambian las toallas, los que hacen los masajes… Estás con personas de la élite del tenis mundial, élite a nivel económico y a nivel fama, pero después ahí somos todos normales, todos nos saludamos. La burbuja es eso, porque después salen afuera y tienen 400 personas siguiéndolo para pedirles una foto. Por ejemplo, Alcaraz. Adentro del vestuario es súper normal, pero cuando sale afuera la gente se lo quiere comer vivo. La burbuja es eso: adentro son normales, afuera son estrellas.
– Va a debutar en la Copa Davis ante Noruega, en Noruega. ¿Qué espera de eso?
– Estoy muy contento, es otra posibilidad para disfrutar e ir con el equipo. Me lo gané en la cancha,creo que hice grandes méritos también para estar ahí. Y en cancha dura cada vez estoy jugando mejor. Voy para lo que tenga que hacer: si tengo que ir para aplaudir a mis compañeros para que ganen y ayudarlos a entrenar para que estén perfectos para jugar, perfecto. Y si voy a jugar intentaré ganar todo lo que más pueda. Quiero disfrutar de esa experiencia y ojalá pueda debutar, porque uno quiere jugar. Pero también voy a romperme las palmas si tengo que aplaudir, porque no creo que seamos muy locales en Noruega, así que…
– ¿Qué le parece la innovación de ubicar al equipo de entrenadores casi adentro de la cancha?
– Está bueno, yo creo que el tenis se tiene que adaptar. El tenis tiene que crecer en un punto en ese sentido. Creo que el coach tiene que estar cada vez más cerca, cada vez más pegado, cada vez más en el jugador, creo que está bueno que no vean desde la silla, porque desde la silla no se ve bien. Hay determinadas cosas que te tapan y no se ve bien. Creo que esto de que se pueda hablar un montón es bueno, es cómodo. Era algo que el tenis necesitaba. Tus entrenadores te dan indicaciones, podés resolver cosas que por ahí antes no. Y antes te ponían ‘warning’ por coaching.
– ¿Qué siente ante la irrupción de Joao Fonseca? ¿Estamos ante una gran estrella?
– Yo creo que Joao ya hace bastante venía asomando. Es un chico al que obviamente en algún momento lo vamos a ver peleando en las grandes ligas, peleando con los mejores del ranking. Es un chico muy centrado, muy maduro, con un entorno que lo cuida bastante. Y eso es muy importante, sobre todo porque es muy chico. Pero es sobre todo un grandísimo jugador con unos tiros. Para el tenis sudamericano está buenísimo, porque lo alimenta por años.
– En 2024 se auto definió como «un Fórmula 1», una especie de piloto con un gran equipo alrededor que se ocupa de usted. Lo dijo meses antes de que su compatriota Franco Colapinto desembarcara en la Fórmula 1. ¿Sigue siendo usted un Fórmula 1?
– Si, mi equipo está en todos los detalles. Mi entrenador, Andy, mis preparadores físicos, kinesiólogos, mi psicólogo… Hay muchos que aportan al Fórmula 1, y yo lo que tengo que hacer es estar al volante, pero ellos me dan un montón de cosas para que yo pueda competir de la mejor manera.
– El chileno Nicoáls Jarry dijo recientemente que en su caso de doping no se sintió tratado de la misma manera que el italiano Jannik Sinner. ¿Qué opina?
– Conozco un poco más el caso de Jarry, y lo raro es cómo se movió el sistema. Es raro porque creo que a ellos les pasaron cosas parecidas y la ITIA (Unidad de Integridad del Tenis) funcionó de dos maneras diferentes. No creo que Jannik, teniendo en cuenta la cantidad que se le detectó, haya querido tomar ningún suplemento para sacar ventaja. La verdad que lo dudo. Siendo el número uno del mundo, todo el mundo te va a estar buscando que tengas algo. Pero sí es cierto que, por mucho menos, a muchos jugadores americanos les pusieron sanciones mucho más graves. Creo que eso es lo que tiene que cambiar. Por eso es que yo no critico a Jannik, porque no creo que Jannik haya hecho nada, porque es un jugador súper limpio. Creo que lo que no funciona bien es cómo se está haciendo justicia y que no miden a todos con la misma vara. Hay chicos que están sancionados por la carne contaminada de Colombia y no pueden volver a jugar. Entonces, las medidas, a veces, como mínimo raras. Entonces ese es el problema, el proceso, y no Jannik en sí.
