SÃO PAULO – La efervescencia que vive hoy el tenis brasileño es superior a lo que hace un cuarto de siglo generó Gustavo “Guga” Kuerten. No hubo un momento mejor, dice Fernando Meligeni, protagonista en los años ’90 con su tenis de pasión y entrega sin límites y protagonista hoy también como el agudo comentarista de la actualidad del deporte que es.
“Es un momento muy importante del tenis brasileño que no lo vivimos ni en la época de ‘Guga'”, dijo Meligeni, de 54 años, durante una entrevista con CLAY en Sao Paulo. “Todas las empresas se están matando por entrar al tenis”, añadió.
En aquellos años en los que Kuerten cambiaba la historia del tenis brasileño con sus tres títulos de Roland Garros y la conquista del número uno del mundo, Meligeni también estaba ahí.
Semifinalista de Roland Garros en 1999, año en el que llegó a ser número 25 del ranking mundial, el brasileño nacido en Argentina es una voz poderosa en el tenis de su país como líder de un podcast de creciente audiencia, New Balls please, que comparte con el periodista Fernando Nardini.
La entrevista con Meligeni en Sao Paulo, la mayor ciudad de Occidente, transcurrió días después del gran éxito del WTA 250 celebrado allí, que se suma al ATP 500 de Río de Janeiro.
Brasil es sede de los torneos de tenis más grandes de Sudamérica, algo acorde con su status de novena economía mundial, aunque Meligeni -y no sólo él- rescata una y otra vez, con admiración, la potencia del tenis de un país vecino que no cesa de producir jugadores: Argentina.
Esta es la primera parte de la entrevista a Meligeni, la segunda será publicada en los próximos días.
– ¿Cómo describiría este momento del tenis brasileño?
– La fuerza del tenis argentino es todavía incomparable, incomparable. Pero el tenis brasileño viene con mucha fuerza. Tenemos a Joao (Fonseca) y a Bia (Beatriz Haddad Maia) como las dos grandes cabezas. Con sus momentos buenos y sus momentos malos, pero tienes dos jugadores dentro de los 50 mejores del ranking mundial y con mucha presencia dentro de Brasil. Y hay otros jugadores jóvenes que vienen detrás. Así, la gente empieza a descubrir el tenis y despeja el gran problema de Brasil de siempre, la idea de que el tenis es un deporte elitista. La idea de que es lindo, sí, pero muy caro.
– ¿Lo es?
– Es la gran pelea mía siempre con la gente. Yo les digo, ¿te gusta el tenis o no?. No importa si es elitista o no, si es popular o no lo es.
– Esa es la gran diferencia con Argentina, ¿no? A partir de Guillermo Vilas en los ’70, el tenis fue adoptado por las clases medias.
– Claro, por eso yo digo, ¿te gusta o no? ¿Cuál es el problema si te gusta, cuál es el problema? Nadie te puede decir que no te puede gustar el tenis.
– Entiendo que el “hype” que genera Fonseca, que llega a todos los públicos, contribuye a cambiar esa percepción.
– Mi hijo de 15 años, que siendo hijo de tenista nunca vio tenis en la vida porque no le gusta sentarse ante el televisor, me dice, papi, ¿juega Joao? ¡Pero si a vos no te gustaba verme a mí! ¿Te gusta ver a Joao? Y sí, le gusta. Pero al mismo tiempo tenés otra cosa, que son los sponsors. Todos los bancos están hoy en el tenis. Todas las aseguradoras están hoy en el tenis. Muchos se están matando por entrar al tenis, y esa pelea es buenísima para el deporte.
– Un momento superior al generado durante el boom de Kuerten, entiendo.
– Sí, es un momento muy importante del tenis brasileño que no lo tuvimos ni en la época de “Guga”. En esa época, “Guga” tenía 25 patrocinadores y yo tenía uno, pero eran patrocinadores del jugador, no tanto del tenis.
– Y Brasil no era tan potente económicamente aún…
– Claro. Hoy hay siete patrocinadores y 20 esperando.
– Otro cambio en el tenis brasileño es lo bien hechos que están los dos principales torneos, el ATP 500 de Río de Janeiro y el WTA 250 de Sao Paulo.
– Muy lindos torneos, están siempre llenos. El público en dos minutos compra todas las entradas, que es un poco lo que pasa con Argentina. No importa cómo está el país, no importa si hay dinero o no hay dinero, la gente quiere ir al tenis. ¿Por qué? Porque el tenis hoy está creciendo.
– ¿Está viendo niños o adolescentes que en vez de elegir el fútbol, el básquet o el golf ahora eligen el tenis? ¿Está sucediendo eso?
– Sí. Hoy entramos en la pelea de a qué vas a jugar, aunque todavía estamos lejos de ser un deporte como nos gustaría que sea.

– Seguramente Djokovic fue amable en su respuesta al periodista, pero que haya observado a Joao Fonseca durante la Copa Davis en Atenas y haya dicho que no descarta entrenarlo un día contribuye al ambiente de efervescencia, ¿no?
– Claro, la gente se entusiasma, dice “¿y si esto puede ser?”. Cada uno tiene su locura, hay gente que deja de jugar y no quiere ni mirar tenis, hay gente que para y quiere seguir viajando. Yo paré porque no quería viajar. A mí me ponés a Alcaraz diciéndome “te quiero, Fer”, y lo que yo le digo es “dame un beso entonces, porque no voy a viajar con vos”. Y no es nada de arrogancia, es simplemente que yo no me veo viajando 30 semanas por año, 20 semanas por año.
– Pero una vez que usted dejó el tenis como jugador profesional, ¿siguió jugando?
– Sí.
– Porque muchos se retiran y no quieren tocar una raqueta…
– Yo nunca paré. Nunca paré de ver tenis, nunca paré de trabajar en el tenis. Todo lo que yo tengo tiene que ver con el tenis, yo no tengo nada, no tengo restaurantes, no tengo dinero en la Bolsa. Todo lo que yo hago y genero de dinero o en los medios tiene que ver con mis libros, mi podcast, un curso online de tenis, clínicas de tenis o los eventos en los que soy orador. Y soy embajador de marcas de tenis. Todo lo que soy yo es tenis.
– Cuando lo ve a Fonseca, ¿ve algo realmente grande o se le está poniendo demasiada presión?
– Yo creo mucho en lo que vos sos y no lo que vos podés ser. Yo ya vi muchas cosas en la vida del tenis. Qué va a ser el número uno, que va a ser un jugador top, que va a ganar un Grand Slam. Está bien. Yo también voy a comprar un helicóptero y voy a tener 20 hijos. Y no, no es así. Fonseca es un fenómeno como jugador, me parece muy bueno como jugador. Nunca tuvimos un jugador de ese nivel de tenis, ni “Guga”, como juvenil, con 18, 19 años, jugaba el tenis que juega Joao. Eso es innegable. Y eso es increíble. Joao tiene una cabeza muy buena, aguanta mucho la presión, tiene una familia muy buena y está haciendo todo muy correctamente. Hasta la velocidad que le están imponiendo, es, en mi visión, la correcta, porque físicamente todavía no está al nivel de Alcaraz y Sinner. Ponerlo todas las semanas a jugar es un error, pero hay una presión muy grande para que lo pongan todas las semanas. Yo lo veo con el podcast. Cuando Joao juega y juega bien, tengo en la semana 30, 40, 50.000 oyentes. Cuando él no juega, son 20, 18, 15, 17.000.
– Recomienda entonces calma con Fonseca.
– Hay tanta gente que jugaba un huevo [jugaba muy bien] y no llegó… Mira el caso de Bia Haddad, todo lo que le está pasando. ¡Imagínate si no hubiese llegado ya a ser top ten! Está en un momento muy difícil de su carrera, está dudando. Está todo el mundo tratando de ayudarla, todo el mundo habla. La ves que saca 4-0 en el tercero y pierde. ¿Por qué? No lo sé. Entonces, proyectar hasta dónde va a llegar Joao me parece injusto con las dificultades del circuito. Él no es hoy top ten, es top 40. Fíjate, es muy interesante la diferencia entre Argentina y Brasil. El argentino canta en la tribuna, parece que no piensa, pero respeta el tipo que juega. El argentino sabe que Messi es Messi, De Paul es De Paul y Juancito es Juancito. Pero alienta a Juancito y canta. En Brasil no cantamos tanto, pero creemos que Juancito es Messi, que es Neymar. Nos enloquecemos con las apariciones de deportistas, porque hay mucha carencia de ídolo en Brasil, mucha carencia de ídolo.
– ¿Por fuera del fútbol?
– Por todo, en el fútbol tampoco tenemos. El ídolo máximo no es tratado como Messi, hay mucha gente que lo ama y mucha gente que no lo quiere a Neymar. Entonces, ¿quién es el gran ídolo de Brasil? Senna.
– Sí, pero ya no vive…
– “Guga” lo fue, y ahora está un poco más retirado. En el voleibol tenemos grandes nombres, pero no tenemos un ídolo, en el fútbol tenemos grandes jugadores, pero no tenemos un gran ídolo.
– Gabriel Medina o Ítalo Ferreira en el surf…
– Medina es uno de los grandes. Tenemos a [la gimnasta] Rebeca (Andrade), pero es muy joven. Y el fútbol es otro capítulo, está muy discutido. Joao está camino a ser el ídolo, uno de los grandes ídolos de Brasil, pero es demasiado para un pibe de 19 años que todavía es 40 del mundo y que ganó sólo un torneo. Una expresión muy linda que escuché el otro día fue a una mujer que decía “tengo saudade de Orkut”. Orkut era como una red social, te metías en comunidades. Yo decía no me gusta Meligeni y entraba en una comunidad de gente que no le gustaba Meligeni, o en una en la que se lo quería mucho. Y la vida era así. Hoy, si a vos no te gusta Meligeni, lo querés destruir. Y eso pasa mucho en política, está pasando en religión y mucho en fútbol. Y lo están trayendo para el tenis. Lo hacen con Bia Haddad.
– Los haters…
– Los haters la matan cuando pierde, le dicen que jugó mal.
– ¿Tiene haters Fonseca?
– ¡Claro! Los que dicen que no es tan bueno como se afirma.
– Tener la piel gruesa es esencial entonces en la vida de hoy.
– Sí, por eso hay que cuidar a nuestros deportistas.
– Vuelvo sobre el tema: ¿por qué, si en un puñado de meses de 1999 y 2000, Kuerten ganaba Roland Garros, llegaba al número uno del mundo y usted a las semifinales de Roland Garros, es este el mejor momento del tenis brasileño?
– Nosotros hicimos la ruta para que ellos estén aprovechando lo que principalmente Guga hizo. No había redes sociales, no había tanto alcance para el tenis. Nosotros éramos de la época en la que si perdías con [el tenista checo Ctislav] Slava Dosedel, que era 40 o 30 del mundo, te decían que cómo era posible que perdieras con él. La gente no sabía quién era el número 30 del mundo, hoy se sabe todo, la información llega muy fácilmente. Claro, Guga y yo también aprovechamos lo que hizo Thomaz Koch, pero la gente seguía viendo al tenis como un deporte de élite. Y en parte lo entiendo, una raqueta paga 70 por ciento de impuestos, he pedido que quiten ese impuesto.
– ¿Y lo hicieron?
– No. El tenis es caro en Brasil, sigue siendo caro en Brasil.