LONDRES – Cuando Giovanni Mpetshi Perricard suelta un latigazo paralelo con su mano derecha en el lado del revés, se siente como si estuviera en la piel de uno de los tenistas íconos de la era: «Siento que soy Wawrinka».
No hay dentro de los 650 mejores jugadores del mundo un tenista más joven que él con el revés a una mano en el repertorio. El francés de 20 años es la nueva esperanza de los nostálgicos que lamentan que el golpe esté en peligro de extinción.
«Yo jugaba con las dos manos, pero a los nueve cambié la técnica», dijo a CLAY durante las clasificaciones de Wimbledon. En Roehampton perdió en la última ronda, pero la baja a última hora de Alejandro Davidovich y su buen ranking le abrieron las puertas del All England Club.
«El revés a una mano será extrañado en el tenis si algún día llega a morir, aunque yo creo que eso no pasará porque el recuerdo del revés de Roger Federer seguirá inspirando. Igual que Wawrinka o Richard Gasquet. Yo quisiera ver a más tenistas con el golpe porque es muy hermoso. Es tenis vintage».
El campeón del ATP 250 de Lyon conoce las ventajas y las desventajas de ser ese bicho raro del tenis moderno. «Es bueno que me permita hacer algunos tiros que no necesitan a la mano izquierda, aunque también es cierto que la velocidad con que se juega en el circuito hace que sea muy difícil manejarlo. Cuando no me funciona prefiero usar el slice y desearía pegar a dos manos. ¡Ahí si que no pienso que soy Stan!», comentó a CLAY el 58° del ranking ATP.
De Lucky Loser a gran sorpresa, con sus 203 centímetros de altura, Mpetshi Perricard sacó a Sebastián Korda en la primera ronda con 51 aces, y sumó otros 27 al bajar a Yoshiito Nishioka al siguiente partido. Se enfrentará al finlandés Emil Ruusuvuori en la tercera vuelta de este sábado en Wimbledon.
Un estilo diferente en un deporte que se homogeniza.